OJOS ABIERTOS, OÍDOS ATENTOS: EL CUIDADO DEL DIOS JUSTO

"Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal." — 1 Pedro 3:12 (RVR60)

El apóstol Pedro, escribiendo a una iglesia perseguida y dispersa, encuentra en el Salmo 34 una verdad eterna para sostener a los creyentes en medio del sufrimiento. Este versículo no es una promesa aislada, sino una doble revelación del carácter de Dios y de la realidad de su gobierno moral en el mundo. Nos muestra a un Dios profundamente personal y activamente involucrado en la vida de sus hijos.

1. La Mirada de la Presencia Consoladora: "Porque los ojos del Señor están sobre los justos..."
La imagen de los "ojos del Señor" no es la de un vigilante distante, sino la de un Padre atento. En la cultura bíblica, la mirada denota favor, cuidado e interés personal. En medio del aislamiento y la injusticia, los creyentes a los que Pedro escribe podían sentirse invisibles, abandonados por el mundo. Pero Dios declara: "Yo te veo". Él ve la fidelidad en lo secreto, la integridad en el negocio, la paciencia en la prueba, el amor en la adversidad. Su mirada es de aprobación y protección. No somos un proyecto olvidado; somos el objeto constante de su atención amorosa. Cada lágrima, cada acto de obediencia silenciosa, cada lucha interna está dentro del campo visual de la gracia.

2. La Audición de la Comunión Activa: "...Y sus oídos atentos a sus oraciones..."
No solo sus ojos ven; sus oídos están "atentos". La palabra sugiere inclinarse para escuchar un susurro. Nuestras oraciones, por débiles, desordenadas o repetitivas que sean, no chocan contra el techo. Penetran los cielos y encuentran a un Dios que se inclina, como un padre hacia su niño pequeño, para captar cada tono, cada necesidad no verbal. En un mundo donde nuestras voces a menudo son ignoradas o silenciadas, tenemos el asombroso privilegio de la audiencia divina. El Rey del universo detiene su oído hacia nosotros. Esto transforma la oración de un ritual en una verdadera conversación, en una respiración del alma que siempre es recibida.

3. La Realidad del Juicio Divino: "...Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal."
La segunda parte del versículo es solemne y necesaria. El "rostro" de Dios contra el mal habla de oposición activa, desaprobación y juicio. Dios no es neutral. Su amor por la justicia implica una necesaria oposición a la injusticia. Para los creyentes oprimidos, esto es un consuelo profundo: los sistemas, personas o fuerzas que practican el mal no operan en un vacío moral. Están, aunque no lo perciban, bajo la mirada antagonista de un Dios santo. Su prosperidad es temporal; su fundamento, frágil. Esta verdad nos libera de la venganza y nos asegura que la justicia final está en manos de Aquel cuyo juicio es perfecto.

La Conexión con el Contexto: Pedro coloca este salmo inmediatamente después de exhortar a los creyentes a amar la vida, a buscar la paz, a apartarse del mal y a hacer el bien (1 Pedro 3:10-11). La promesa de la atención divina no es un amuleto mágico para todos, sino una seguridad específica para "los justos"—no aquellos que son perfectos, sino aquellos que, justificados por la fe en Cristo, buscan vivir en una obediencia práctica, aun en medio de un mundo hostil. Es en el camino de la integridad y la paz donde experimentamos de manera más palpable su mirada protectora y su oído respondedor.

Aplicación para Hoy: Quizás hoy te sientes invisible en tu sufrimiento, tu trabajo no reconocido o tu fidelidad no valorada. O tal vez tus oraciones parecen caer en el vacío, y el mal parece prosperar sin control. Este versículo te invita a un cambio de perspectiva. Vive hoy con la consciente seguridad de que estás siendo visto con amor. Ora con la confianza de que eres escuchado con atención. Y descansa en la certeza de que el universo moral no está roto; Dios es juez, y su rostro está contra el mal. Nuestra tarea es perseverar en la justicia, confiando en que el Dios que nos ve y nos oye, también actúa.

Oración

Padre Celestial, fuente de toda justicia y consuelo,
Te damos gracias porque tus ojos están sobre nosotros.
En los momentos en que nos sentimos solos, abandonados o ignorados,
recuérdanos tu mirada llena de amor y favor.

Gracias porque inclinas tu oído hacia nosotros.
Perdónanos cuando dudamos de tu atención.
Enséñanos a acudir a ti con la confianza de un hijo,
sabiendo que cada suspiro de nuestro corazón es precioso para ti.

Fortalece nuestra fe para perseverar en hacer el bien,
aun cuando el mal parezca prevalecer.
Sostenidos por la verdad de que tu rostro está contra la injusticia,
podemos renunciar a la amargura y confiar en tu juicio perfecto.

Haznos agentes de tu paz y reflejos de tu justicia en este mundo,
y ayúdanos a vivir cada día bajo la dulce seguridad
de que somos vistos, escuchados y cuidados por Ti.
En el nombre de Jesús, el Justo, amén.

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Aclaración

Este Blog no tiene fines de lucro, ni propósitos comerciales, el único interés es compartir los gustos y las preferencias de su autor, con personas afines. Julio Carreto. Predicador