"A los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, la vida eterna." (Romanos 2:7, RVR60)
Introducción
El apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, nos presenta una verdad profunda sobre la naturaleza de la vida cristiana. Romanos 2:7 no solo describe el carácter de aquellos que serán recompensados con la vida eterna, sino que también establece un principio divino: Dios honra a quienes buscan Su gloria con un corazón perseverante. En un mundo donde lo instantáneo y lo temporal dominan, este versículo nos llama a vivir con una perspectiva eterna, cultivando una fe que no se rinde ante las dificultades.
1. La Perseverancia como Evidencia de Fe Verdadera
La palabra "perseverando" (en griego, hypomonē) implica resistencia paciente, constancia y firmeza ante las pruebas. No se trata de una fe ocasional o emocional, sino de una entrega diaria y decidida a hacer el bien, incluso cuando no hay recompensa inmediata. Santiago 1:12 refuerza esto: "Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida."
Reflexión:
¿Estás perseverando en hacer el bien, incluso cuando nadie lo ve o cuando enfrentas injusticias? La verdadera fe se demuestra en la constancia, no en los momentos de comodidad.
2. Buscar la Gloria y Honra Correctas
Pablo menciona que los creyentes deben "buscar gloria y honra e inmortalidad". Esto contrasta con la búsqueda humana de reconocimiento terrenal. La gloria aquí no es para nosotros, sino para Dios (1 Corintios 10:31). La honra refleja un carácter moldeado por Cristo, y la inmortalidad apunta a nuestra esperanza futura.
Ejemplo Bíblico:
Daniel perseveró en oración a pesar del decreto real que prohibía adorar a Dios (Daniel 6). Su prioridad no fue salvar su vida, sino honrar al Señor. Al final, Dios lo exaltó.
Aplicación:
Examina tus motivos: ¿Buscas aplausos humanos o la aprobación de Dios?
3. La Vida Eterna como Meta Suprema
La promesa final es "la vida eterna". No es un salario por obras, sino el regalo de Dios para quienes viven en fe obediente (Romanos 6:23). Jesucristo es el camino a esa vida (Juan 14:6), y nuestra perseverancia es la evidencia de que hemos sido transformados por Él.
Ilustración:
Un atleta no gana la medalla por un solo día de entrenamiento, sino por años de disciplina. Así también, la vida cristiana es una carrera de resistencia (Hebreos 12:1).
Conclusión
Romanos 2:7 nos desafía a evaluar nuestra caminata con Dios. No es suficiente empezar bien; debemos terminar bien. La recompensa eterna no es para los que hacen el bien ocasionalmente, sino para los que, arraigados en Cristo, perseveran hasta el fin (Mateo 24:13).
Oración
Padre celestial, gracias por recordarme que mi vida debe estar cimentada en Tu verdad. Ayúdame a perseverar en hacer el bien, incluso cuando sea difícil. Que mi corazón no anhele la gloria mundana, sino Tu aprobación. Refresca mi esperanza en la vida eterna y dame fuerzas para correr esta carrera con fidelidad. En el nombre de Jesús, amén.
Palabra de Aliento:
"No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos." (Gálatas 6:9, RVR60).
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