IMITEMOS EL EJEMPLO DE CRISTO

Filipenses 2:5-8 dice: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz".

El pasaje de Filipenses 2:5-8 nos invita a contemplar la actitud de humildad y servicio de Jesucristo. Nos muestra un modelo de vida que va en contra de los valores del mundo, pero que es fundamental para el cristiano. En este devocional, exploraremos el significado de este pasaje y cómo podemos aplicarlo en nuestras vidas diarias.

El versículo 5 comienza con una exhortación: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús". Esta no es simplemente una sugerencia, sino una llamada a adoptar la misma actitud mental que tenía Jesucristo. El "sentir" aquí no se refiere a emociones pasajeras, sino a una disposición interna, una manera de ver el mundo y relacionarse con los demás.

El versículo 6 continúa describiendo la naturaleza misma de Cristo: "El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse". Aquí vemos la humildad suprema de Cristo. Aunque tenía todo el derecho de afirmar su igualdad con Dios, decidió no aferrarse a eso. En lugar de ello, se despojó a sí mismo.

El versículo 7 continúa describiendo cómo Cristo se despojó a sí mismo: "Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres". Cristo no solo renunció a su posición divina, sino que también asumió la forma de un siervo. Esta es la más pura expresión de amor y servicio. Jesús tomó la forma de un ser humano para poder relacionarse con nosotros de manera íntima.

El versículo 8 nos lleva al clímax de la obra redentora de Cristo: "Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". Aquí vemos la humillación suprema de Cristo al someterse a la voluntad del Padre hasta la muerte en la cruz. Su obediencia fue total, incluso en las circunstancias más difíciles.

Este pasaje nos desafía a adoptar una actitud de humildad, servicio y obediencia. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a imitar su ejemplo en nuestras vidas diarias. Esto puede significar renunciar a nuestros derechos por el bien de los demás, estar dispuestos a servir sin buscar reconocimiento, y obedecer a Dios incluso cuando las circunstancias son difíciles.

Oración

"Por lo tanto, Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre".

El pasaje de Filipenses 2:5-8 nos desafía a adoptar la mentalidad de Cristo en nuestras vidas diarias. Nos llama a vivir con humildad, a servir a los demás con amor y a obedecer a Dios en todo momento. Que este pasaje sea un recordatorio constante de la actitud que debemos cultivar como seguidores de Cristo, y que podamos encontrar fortaleza en su ejemplo. Amén.

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