EL PRINCIPIO DE LA SABIDURÍA

Proverbios 9:10 (RVR60):
"El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia."

Introducción
El libro de Proverbios es un tesoro de sabiduría práctica y espiritual, guiándonos hacia una vida que honra a Dios. En medio de sus enseñanzas, Proverbios 9:10 destaca como un faro que ilumina el camino hacia el verdadero entendimiento. Este versículo no solo define la esencia de la sabiduría, sino que también revela su fuente divina.

1. El Temor de Jehová: Más que Miedo, una Reverencia Amorosa
La frase "temor de Jehová" puede malinterpretarse si la reducimos a un simple miedo al castigo. Sin embargo, el temor bíblico es una actitud de profundo respeto, admiración y sumisión ante la santidad y majestad de Dios. Es reconocer quién es Él: nuestro Creador, Juez y Redentor.

Salmo 111:10 confirma: "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová."

Job 28:28 declara: "He aquí, el temor del Señor es la sabiduría."

Este temor nos aleja del pecado (Proverbios 16:6) y nos acerca a una dependencia humilde de Dios. No es un sentimiento paralizante, sino una devoción que transforma nuestro corazón.

2. El Principio de la Sabiduría: Un Fundamento Indispensable
La palabra "principio" (hebreo "reshit") implica el fundamento, el punto de partida. No hay verdadera sabiduría fuera de una relación reverente con Dios. El mundo ofrece conocimiento, pero la sabiduría divina trasciende la acumulación de datos; es discernimiento para vivir conforme a la voluntad de Dios.

Santiago 3:17 describe la sabiduría celestial como "pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos."

1 Corintios 1:30 nos recuerda que Cristo "nos ha sido hecho por Dios sabiduría."

Sin este fundamento, nuestra vida carece de dirección eterna.

3. Conocimiento del Santísimo: La Inteligencia Verdadera
La segunda parte del versículo eleva nuestra comprensión: "el conocimiento del Santísimo es la inteligencia." No se trata de saber sobre Dios, sino de conocerlo íntimamente.

Jeremías 9:24 dice: "Alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme."

Oseas 6:6 enfatiza: "Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos."

Conocer a Dios es amar Sus caminos, confiar en Sus promesas y buscar Su rostro diariamente.

Aplicación Práctica
Cultiva el temor de Dios mediante la oración, la Palabra y la obediencia.

Busca la sabiduría celestial, no la terrenal (Santiago 3:15-17).

Profundiza en el conocimiento de Dios a través de una relación personal con Jesucristo (Juan 17:3).

Conclusión
Proverbios 9:10 nos recuerda que toda sabiduría verdadera comienza y termina en Dios. En un mundo lleno de voces contradictorias, Él es nuestra brújula. Al honrarlo, encontramos claridad, propósito y paz.

Oración
APadre celestial, gracias porque en Ti está la fuente de toda sabiduría. Ayúdame a vivir en santo temor hacia Ti, reconociendo Tu grandeza y amor. Guíame a conocer más de Tu carácter y a aplicar Tu verdad en cada decisión. Que mi vida refleje la sabiduría que solo viene de Ti. En el nombre de Jesús, amén.

LA PACIENCIA DE DIOS Y EL LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO

"Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan." (Hechos 17:30, RVR60).

1. El Contexto: El Discurso de Pablo en Atenas
Pablo se encuentra en el Areópago de Atenas, una ciudad sumergida en la idolatría y la filosofía humana. Al observar los altares dedicados a "dioses desconocidos", el apóstol aprovecha para declarar la verdad del único Dios verdadero, Creador y Señor de todo. En este versículo, Pablo revela dos verdades profundas:

La paciencia de Dios en el pasado: "Habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia".

El llamado urgente para el presente: "Ahora manda a todos... que se arrepientan".

Dios, en su misericordia, no castigó de inmediato la idolatría de la humanidad, pero ahora, con la revelación de Cristo, exige una respuesta.

2. La Paciencia de Dios: Tiempos de Ignorancia Pasados por Alto
La frase "tiempos de esta ignorancia" no significa que Dios aprobara el pecado, sino que, en su longanimidad, esperó el momento perfecto para traer redención (Romanos 3:25). Antes de Cristo, las naciones caminaban en oscuridad (Hechos 14:16), pero la cruz marcó un giro radical: la luz venció las tinieblas (Juan 1:5).

Reflexión: ¿Hay áreas en tu vida donde has actuado en "ignorancia" espiritual, pero Dios, en su paciencia, te ha dado oportunidad de cambiar?

3. El Mandato Universal: Arrepentimiento para Todos
Dios no hace distinciones: su llamado es para "todos los hombres en todo lugar". El arrepentimiento (griego metanoia) implica un cambio de mentalidad y dirección: dejar el pecado y volverse a Cristo. No es una sugerencia, sino un mandato del Rey del universo.

Implicaciones:

Universal: Nadie está excluido.

Urgente: "Ahora" es el tiempo aceptable (2 Corintios 6:2).

Necesario: Sin arrepentimiento, no hay perdón (Lucas 13:3).

4. La Respuesta Requerida
El arrepentimiento genuino conlleva:

Reconocimiento del pecado (Salmo 51:3).

Dolor piadoso (2 Corintios 7:10).

Frutos de cambio (Mateo 3:8).

Pregunta: ¿Estás postergando tu respuesta a Dios? Este versículo recuerda que su paciencia tiene un propósito: llevarte a la salvación (2 Pedro 3:9), pero también tiene un límite (Proverbios 29:1).

Conclusión: Un Llamado a la Acción
Hechos 17:30 es un eco del amor divino que nos busca, pero también de su justicia que demanda una decisión. Hoy, Dios te habla a través de su Palabra: abandona toda idolatría (sea de orgullo, placeres o falsas seguridades) y clama a Cristo, el único Salvador.

Oración
Padre misericordioso, gracias por tu paciencia que me ha dado tiempo para reconocer mi necesidad de Ti. Confieso que he pecado en pensamiento, palabra y obra. Perdóname por los tiempos de ignorancia en que me alejé de tu voluntad. Hoy, con corazón humilde, me arrepiento y me vuelo a Ti. Ayúdame a vivir en obediencia, guiado por tu Espíritu. Que mi vida sea un fruto de tu gracia, para gloria de Cristo. Amén.

TODO ME ES LÍCITO, PERO NO TODO CONVIENE

"Todo me es lícito, pero no todo conviene" (1 Corintios 10:23 RVR60)

El apóstol Pablo, al escribir a los corintios, abordó un tema fundamental para la vida cristiana: la libertad y la responsabilidad. En una cultura donde muchos defendían sus derechos personales sin considerar el impacto espiritual o comunitario, Pablo presenta un principio eterno: "Todo me es lícito, pero no todo conviene".

1. La Libertad en Cristo
Como creyentes, hemos sido liberados del peso de la ley ceremonial y de la condenación del pecado (Gálatas 5:1). Cristo nos ha dado libertad para vivir en gracia, no bajo esclavitud. Sin embargo, esta libertad no es un permiso para hacer lo que queramos sin consecuencias. Pablo recalca que, aunque ciertas acciones no sean pecado en sí mismas, no todas edifican (1 Corintios 10:23b).

Piensa en algo que consideres "inofensivo": tal vez ciertas formas de entretenimiento, hábitos o decisiones financieras. La pregunta clave no es: "¿Está mal?", sino: "¿Me acerca a Dios? ¿Fortalece mi fe o la de otros?".

2. El Peligro del Individualismo
El mundo nos dice: "Es tu vida, haz lo que quieras". Pero el evangelio nos llama a vivir en amor y sabiduría, considerando a los demás (Filipenses 2:4). Pablo advierte que incluso acciones permitidas pueden convertirse en tropiezo para otros (1 Corintios 8:9). Por ejemplo, si un creyente lucha con la adicción al alcohol, tomar una copa frente a él—aunque no sea pecado—podría dañar su fe.

¿Estás dispuesto a renunciar a tus "derechos" por amor?

3. El Criterio de la Conveniencia
La palabra "conviene" (del griego sympherō) significa "lo que une, beneficia o lleva a un buen fin". Jesús no vivió para sí mismo, sino para la voluntad del Padre (Juan 6:38). De igual modo, nuestra libertad debe usarse para glorificar a Dios (1 Corintios 10:31).

Reflexiona:

¿Esta decisión me acerca a Cristo o me distrae?

¿Podría herir a alguien espiritual o emocionalmente?

¿Refleja el carácter de Jesús?

Conclusión: Libertad con Propósito
Dios no nos llama a una vida de restricciones arbitrarias, sino a una libertad guiada por el Espíritu Santo (Gálatas 5:16). Cuando elegimos lo que conviene, vivimos como hijos de luz (Efesios 5:8), transformando cada área de nuestra vida en un acto de adoración.

Oración
Padre celestial, gracias por la libertad que tenemos en Cristo. Ayúdanos a discernir, no solo lo que es lícito, sino lo que es mejor para nuestra comunión contigo y para el bien de los demás. Que nuestro vivir glorifique tu nombre y sirva de testimonio a quienes nos rodean. Guíanos por tu Espíritu en cada decisión, y danos la humildad para renunciar a todo lo que no edifique. En el nombre de Jesús, amén.

PORQUE TÚ ERES MI ROCA Y MI CASTILLO

"Porque tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me conducirás" (Salmo 31:3, RVR60)

En medio de un mundo inestable, donde las circunstancias cambian y las seguridades humanas fallan, el salmista David clama a Dios con una confianza inquebrantable. En el Salmo 31:3, encontramos tres poderosas declaraciones que revelan la esencia de la relación del creyente con el Señor: Dios como roca, Dios como castillo, y Dios como guía.

1. Dios es nuestra Roca
David describe al Señor como su roca, un símbolo de solidez, permanencia y refugio. En la antigüedad, las rocas eran lugares de protección, donde los perseguidos podían esconderse de sus enemigos (ver 1 Samuel 23:25-28). Así también, Dios es nuestro fundamento inquebrantable. Cuando todo a nuestro alrededor parece desmoronarse, Él permanece firme. Su Palabra es verdad, Su amor es constante, y Su poder no tiene límites.

Reflexión: ¿Estás pasando por una situación que te hace sentir inseguro o vulnerable? Recuerda que Dios es tu roca. Él no se mueve, no cambia, y en Él puedes apoyarte completamente.

2. Dios es nuestro Castillo
Un castillo representa fortaleza, seguridad y protección. En los tiempos bíblicos, los castillos eran estructuras elevadas, diseñadas para resistir ataques y brindar resguardo a sus habitantes. David, quien enfrentó persecución, traición y peligro, sabía que su verdadera seguridad no estaba en murallas humanas, sino en el Dios Todopoderoso.

Hoy, el enemigo puede lanzar dardos de duda, temor o angustia, pero cuando habitamos en la presencia de Dios, estamos bajo Su sombra (Salmo 91:1). Él es nuestro escudo y nuestra fortaleza.

Reflexión: ¿Te sientes acosado por el miedo o la ansiedad? Declara como David: "Tú eres mi castillo". Nada puede derribarte cuando estás bajo la protección divina.

3. Dios es nuestro Guía
La última parte del versículo dice: "Por tu nombre me guiarás y me conducirás". David reconoce que no solo necesita protección, sino también dirección. El nombre de Dios representa Su carácter, Su autoridad y Su fidelidad. Cuando nos movemos bajo Su nombre, Él nos lleva por caminos de justicia, aún cuando no entendemos el proceso.

En la vida, a menudo enfrentamos encrucijadas donde no sabemos qué decisión tomar. Pero si confiamos en el Señor y le buscamos, Él nos guiará con Su ojo (Salmo 32:8).

Reflexión: ¿Estás en un momento de indecisión o incertidumbre? Entrega tu camino al Señor y Él te dirigirá.

Conclusión: Descansando en Su cuidado
Este versículo nos invita a confiar plenamente en Dios, no solo como nuestro protector, sino también como nuestro guía. Él no solo nos da refugio en la tormenta, sino que también nos lleva de la mano hacia Su perfecta voluntad.

Oración
Señor, hoy reconozco que Tú eres mi roca inquebrantable, mi castillo de protección y mi guía fiel. En medio de las incertidumbres, me aferro a Tu nombre, sabiendo que me sostienes con Tu mano poderosa. Perdóname cuando he confiado en mis propias fuerzas y no en Ti. Guíame por Tus caminos, y que mi vida refleje Tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.

NACER DEL AGUA Y DEL ESPÍRITU

Juan 3:5 (RVR60):
"Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios."

Introducción: Un Encuentro Nocturno con la Verdad
El capítulo 3 del Evangelio de Juan nos presenta a Nicodemo, un fariseo y líder religioso que, movido por la curiosidad y el anhelo espiritual, se acerca a Jesús de noche. Su pregunta tácita refleja el deseo humano de entender el reino de Dios. Sin embargo, Jesús no ofrece una explicación teórica, sino una verdad transformadora: "Es necesario nacer de nuevo" (Juan 3:3). Ante la confusión de Nicodemo, el Señor profundiza: "El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" (v. 5).

1. El Significado de "Nacer de Agua y del Espíritu"
Este versículo ha sido objeto de diversas interpretaciones, pero en su contexto bíblico, apunta a dos realidades espirituales inseparables:

"Nacer de agua": Muchos ven aquí una referencia al bautismo, no como mero ritual, sino como símbolo de purificación y arrepentimiento (cf. Ezequiel 36:25-27; Hechos 2:38). El agua representa la limpieza del pecado y la muerte al viejo hombre (Romanos 6:4).

"Nacer del Espíritu": Es la obra sobrenatural del Espíritu Santo en el corazón del creyente (Tito 3:5). Sin Su acción regeneradora, nadie puede ver el reino de Dios (Juan 1:12-13).

Jesús enfatiza que no se trata de un renacimiento físico, sino espiritual (v. 6). Es un milagro divino que cambia nuestra naturaleza y nos hace nuevas criaturas (2 Corintios 5:17).

2. La Necesidad del Nuevo Nacimiento
La declaración de Jesús es radical: "No puede entrar en el reino de Dios". No hay excepciones. Ni la moralidad, ni la religión, ni los esfuerzos humanos son suficientes. El pecado nos separa de Dios (Romanos 3:23), y solo mediante el nuevo nacimiento somos adoptados en Su familia (Gálatas 4:4-7).

Es un acto de gracia: No lo merecemos, pero Dios, en Su amor, nos ofrece vida (Efesios 2:8-9).

Es una experiencia personal: Nicodemo conocía la ley, pero no conocía a Dios. Jesús le invita a una relación viva con Él.

3. El Resultado: Una Vida Transformada
Nacer del Espíritu no es solo un evento, sino el inicio de un caminar en obediencia y comunión con Dios. Implica:

Santificación progresiva (1 Pedro 1:15-16).

Frutio del Espíritu (Gálatas 5:22-23).

Seguridad eterna (Juan 10:28-29).

Aplicación Práctica
¿Has experimentado este nuevo nacimiento? No se trata de religión, sino de rendirte a Cristo, arrepentirte de tus pecados y recibir Su vida en ti. Si ya lo has hecho, recuerda:

Vive en gratitud, recordando lo que Dios ha hecho en ti.

Busca la llenura del Espíritu cada día (Efesios 5:18).

Oración
Padre celestial, gracias por revelarnos la verdad de Tu Palabra. Reconozco que, sin el nuevo nacimiento, estoy perdido. Hoy clamo a Ti: Lávame con el agua de Tu Palabra y lléname de Tu Espíritu. Transforma mi corazón, renueva mi mente y guíame en Tus caminos. Que mi vida sea un testimonio de Tu gracia y poder. En el nombre de Jesús, amén.

LA JUSTA RETRIBUCIÓN DE CRISTO

"Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras." — Mateo 16:27 (RVR60)

Introducción
El versículo de Mateo 16:27 nos presenta una verdad solemne y esperanzadora a la vez: la segunda venida de Cristo no será en humildad, como en su primera aparición, sino en gloria y majestad, acompañado de sus ángeles. Además, este pasaje enfatiza un principio divino inquebrantable: la retribución justa según nuestras obras.

1. La Venida Gloriosa del Hijo del Hombre
Jesús se refiere a sí mismo como "el Hijo del Hombre", un título que conecta con su humanidad, pero también con su autoridad mesiánica (cf. Daniel 7:13-14). Su venida será en "la gloria de su Padre", lo que significa que vendrá como Juez y Rey, no como siervo sufriente. Esto nos recuerda que, aunque ahora vivamos en un mundo donde el mal parece prevalecer, llegará el día en que Cristo establecerá su justicia plenamente.

2. La Retribución Divina
La frase "pagará a cada uno conforme a sus obras" puede generar temor o consuelo, dependiendo de nuestra relación con Dios. La Biblia enseña que:

Para los creyentes, nuestras obras son evidencia de nuestra fe (Santiago 2:26). Dios recompensará la fidelidad (1 Corintios 3:12-15).

Para los incrédulos, las obras revelan el rechazo a Cristo (Apocalipsis 20:12-13).

Esto no contradice la salvación por gracia (Efesios 2:8-9), pero sí muestra que la fe genuina produce frutos (Mateo 7:16-20).

3. Vivir a la Luz de su Venida
Este versículo es un llamado a:

Examinar nuestro corazón (2 Corintios 13:5). ¿Estamos sirviendo a Cristo o a nosotros mismos?

Perseverar en buenas obras (Gálatas 6:9), sabiendo que nada en el Señor es en vano.

Anhelar su presencia, pues su venida será el cumplimiento de nuestra esperanza (Tito 2:13).

Conclusión
La promesa de Cristo nos anima a vivir con responsabilidad y esperanza. Él no solo vendrá a juzgar, sino a recompensar a los suyos y a establecer su reino eterno. ¿Estamos listos para ese encuentro?

Oración
Padre celestial, gracias porque tu Hijo Jesucristo vendrá otra vez en gloria para hacer justicia y cumplir tus propósitos. Ayúdanos a vivir cada día en santidad, sirviéndote con fidelidad y amor, sabiendo que nuestras obras son un reflejo de nuestra fe en Ti. Prepáranos para ese día glorioso, y que nuestra vida honre tu nombre hasta que Él regrese. En el nombre de Jesús, amén.

Aclaración

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