CÓMO ABORDAR LAS OFENSAS

En el libro de Mateo, Jesús nos enseña la importancia de confrontar el pecado y restaurar las relaciones. En Mateo 18:15, nos da un paso a paso sobre cómo abordar las ofensas:

"Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y repréndelo. Si te escucha, has ganado a tu hermano".

1. Ve a solas con la persona

El primer paso es acercarse a la persona en privado. Esto crea un ambiente seguro y confidencial para abordar el problema. Evita confrontar a alguien en público o a través de las redes sociales, ya que esto podría avergonzarlo y dificultar la resolución.



Reprender significa hablar con alguien sobre su pecado de una manera amable pero directa. No se trata de atacar o juzgar, sino de ayudarlo a reconocer su error y arrepentirse. Explica cómo sus acciones te han afectado y por qué crees que son pecaminosas.

3. Si te escucha, has ganado a tu hermano

Si la persona reconoce su pecado y está dispuesta a cambiar, has logrado el objetivo de la confrontación. Has restaurado la relación y has ayudado a tu hermano a crecer en santidad.



Si la persona no escucha, Jesús nos da instrucciones adicionales en los versículos siguientes:

Lleva a uno o dos testigos para que escuchen (v. 16).
Si aún no escucha, informa a la iglesia (v. 17).
Si la iglesia tampoco lo escucha, trátalo como a un gentil o recaudador de impuestos (v. 17).

Estos pasos adicionales están diseñados para ayudar a la persona a darse cuenta de la gravedad de su pecado y a buscar la reconciliación.

Aplicación

Confrontar el pecado es difícil, pero es esencial para mantener relaciones saludables y vivir en armonía con Dios. Cuando alguien te ofende, sigue estos pasos de Mateo 18:15:

Ve a solas con la persona.
Repréndela amable pero directamente.
Escucha su respuesta.
Si se arrepiente, has ganado a tu hermano.
Si no se arrepiente, sigue los pasos adicionales que Jesús nos da.

Recuerda, el objetivo de la confrontación no es castigar, sino restaurar. Al abordar el pecado con amor y humildad, podemos ayudar a otros a crecer y fortalecer nuestras relaciones.

Oración

Padre celestial,

Gracias por enseñarnos la importancia de confrontar el pecado y restaurar las relaciones. Ayúdanos a tener el valor de acercarnos a otros en privado y hablarles de sus errores con amor y respeto. Danos sabiduría para saber cuándo llevar testigos o informar a la iglesia.

Que podamos ser instrumentos de reconciliación, ayudando a otros a darse cuenta de sus pecados y a buscar tu perdón. Que podamos vivir en armonía unos con otros y contigo, nuestro Padre celestial.

En el nombre de Jesús, amén.

LA NUEVA VIDA EN EL ESPÍRITU

Romanos 8:1-2 dice: "Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, porque por medio de Cristo Jesús la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte".

La promesa de la vida en Cristo es una de las verdades más liberadoras que encontramos en las Escrituras. En estos versículos de Romanos, Pablo nos habla de una transformación radical: pasar de la condenación a la libertad. Esta libertad no es una licencia para vivir de cualquier manera, sino una invitación a caminar bajo la guía del Espíritu Santo.

1. La Condenación Quedó Atrás

La condenación es una palabra que pesa como una losa sobre el alma. Es el veredicto de culpabilidad y la sentencia que pesaba sobre nosotros antes de conocer a Cristo. Pero ahora, unidos a Él, esa condenación ha sido removida. ¿Qué significa esto para nosotros? Significa que nuestro pasado, con todos sus errores y fracasos, ya no define nuestro futuro.

2. Unidos a Cristo

Estar unidos a Cristo es estar en una relación íntima y personal con Él. Es más que una mera creencia; es una vida compartida. Cristo vive en nosotros y nosotros en Él. Esta unión es la fuente de nuestra nueva identidad y la base de nuestra libertad.

3. La Ley del Espíritu de Vida

La ley del Espíritu de vida es el principio activo que opera en aquellos que pertenecen a Jesús. Es una ley superior que supera la ley del pecado y de la muerte. El Espíritu nos da vida, nos renueva día a día y nos capacita para vivir de una manera que agrada a Dios.

4. Liberados de la Ley del Pecado y de la Muerte

La ley del pecado y de la muerte es el principio que rige la existencia humana apartada de Dios. Es una ley que inevitablemente conduce a la muerte espiritual. Pero en Cristo, somos liberados de esta ley. Ya no estamos atados a la inevitabilidad del pecado y sus consecuencias.

Conclusión

Vivir según el Espíritu es vivir una vida caracterizada por la paz, la esperanza y el amor. Es una vida que refleja el carácter de Jesús y se manifiesta en buenas obras. Es una vida que, aunque enfrenta desafíos, está segura en la promesa de la vida eterna.

Oración

Señor Dios, gracias por la libertad que has derramado sobre nosotros a través de tu Hijo Jesucristo. Gracias porque en Él, la condenación ya no tiene la última palabra sobre nuestras vidas. Te pido que nos ayudes a vivir cada día en la realidad de esta libertad, guiados por tu Espíritu, para que nuestras vidas sean un reflejo de tu amor y tu gracia. En el nombre de Jesús, Amén.

VIVIR CON SABIDURÍA Y GRACIA

Colosenses 4:5-6 dice: "Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepan cómo deben responder a cada persona".

Este versículo nos llama a vivir con sabiduría y gracia en nuestro trato con los demás, especialmente con aquellos que no comparten nuestra fe. Nos insta a aprovechar cada oportunidad para demostrar el amor de Cristo a través de nuestras palabras y acciones.

La sabiduría aquí se refiere a la habilidad de navegar por las situaciones de la vida de una manera que honre a Dios y muestre su amor a los demás. Esto puede implicar escuchar con empatía, hablar con amabilidad, o actuar con generosidad.

La gracia, por otro lado, es un regalo inmerecido que recibimos de Dios a través de Jesucristo. Cuando nuestras palabras están "sazonadas con sal", significa que llevan el sabor de la gracia de Dios. Nuestras palabras pueden ser un medio para transmitir la gracia de Dios a los demás, ofreciendo aliento, esperanza y amor.

Oración

Señor Dios, te agradecemos por tu sabiduría y gracia. Te pedimos que nos ayudes a vivir de acuerdo con tu palabra, aprovechando cada oportunidad para mostrar tu amor a los demás. Que nuestras palabras estén llenas de tu gracia, ofreciendo aliento y esperanza a aquellos que lo necesitan. Ayúdanos a responder a cada persona de una manera que te honre. En el nombre de Jesús, amén. 

ALEGRÍA, ORACIÓN Y GRATITUD

El versículo de 1 Tesalonicenses 5:16-18 dice: "Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en todas las circunstancias, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús".

Este versículo nos llama a tres acciones: estar siempre alegres, orar sin cesar y dar gracias en todas las circunstancias. Estas acciones no son sugerencias, sino mandatos directos de Dios para nosotros como creyentes.

Alegría Perpetua

La alegría es un regalo de Dios, no depende de nuestras circunstancias, sino de nuestra relación con Dios. A pesar de los desafíos y las dificultades, podemos encontrar alegría en la presencia de Dios y en su amor incondicional por nosotros.

Oración Constante

Orar sin cesar no significa que debamos pasar cada momento en oración formal, sino que debemos mantener una actitud de dependencia y comunicación constante con Dios. La oración es nuestra línea directa con Dios, y a través de ella, podemos presentarle nuestras necesidades, buscar su guía y expresar nuestro amor y adoración.

Gratitud en Todas las Circunstancias

Dar gracias en todas las circunstancias puede ser difícil, especialmente cuando enfrentamos pruebas y tribulaciones. Sin embargo, la gratitud cambia nuestra perspectiva y nos ayuda a ver las bendiciones y la bondad de Dios, incluso en medio de las dificultades.

Oración

Señor, gracias por tu amor y tu presencia constante en nuestras vidas. Ayúdanos a estar siempre alegres, a orar sin cesar y a dar gracias en todas las circunstancias. Que nuestras vidas reflejen tu amor y tu gracia a los demás. En el nombre de Jesús, amén.

LA ORACIÓN DEL JUSTO

En el libro de Santiago, encontramos una poderosa exhortación sobre la oración y la confesión de pecados. El versículo 16 dice: "Por eso, confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz". Santiago 5:16.

Confesión y Oración:

La primera parte del versículo nos insta a confesarnos mutuamente nuestros pecados. La confesión no solo es un acto de humildad, sino también un medio para la sanidad. Al compartir nuestras luchas y debilidades con otros creyentes, encontramos consuelo y apoyo. No estamos solos en nuestras batallas espirituales; otros también han enfrentado desafíos similares. Al confesarnos, liberamos el peso de la culpa y abrimos la puerta para recibir la gracia y el perdón de Dios.

La oración es el segundo componente vital. No solo debemos confesarnos, sino también orar unos por otros. La oración intercesora es un acto de amor y compasión. Cuando oramos por alguien más, estamos invocando la intervención divina en su vida. La oración no solo es un medio para obtener respuestas, sino también una forma de expresar nuestra dependencia de Dios y nuestra fe en Su poder.

El Poder de la Oración

La segunda parte del versículo nos dice que "la oración del justo es poderosa y eficaz". Aquí, "el justo" se refiere a aquellos que han sido declarados justos por la fe en Jesucristo. No somos justos por nuestras propias obras, sino por la obra redentora de Cristo en la cruz. Cuando oramos desde una posición de justicia en Cristo, nuestras oraciones tienen un impacto significativo.

La oración no es solo una lista de deseos dirigida al cielo. Es una comunicación con el Dios vivo y amoroso. Cuando oramos, estamos en comunión con el Creador del universo. Nuestras palabras no caen en oídos sordos; Dios escucha y responde. La oración puede mover montañas, sanar enfermedades, restaurar relaciones y transformar vidas.

Que este versículo nos inspire a confiar en el poder de la oración y a vivir en comunión con nuestro Dios amoroso. 

Oración

Querido Padre celestial, te agradecemos por el regalo de la oración. Hoy, nos acercamos a Ti con humildad y gratitud. Confesamos nuestros pecados y debilidades, sabiendo que en Cristo somos perdonados y justificados. Te pedimos que sanes nuestras heridas físicas, emocionales y espirituales. Que tu Espíritu Santo nos guíe en la oración intercesora por nuestros hermanos y hermanas en la fe. Que nuestras palabras sean poderosas y eficaces, según tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.

LA PAZ DE DIOS QUE SOBREPASA TODO ENTENDIMIENTO

“No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús". Filipenses 4:6-7.

Permíteme compartir contigo algunas reflexiones sobre este versículo y cómo podemos aplicarlo a nuestras vidas.

1. No se preocupen por nada: A menudo, enfrentamos situaciones que nos causan ansiedad y preocupación. Sin embargo, Dios nos insta a confiar en Él y a no preocuparnos. En lugar de afanarnos, debemos llevar nuestras preocupaciones a Dios en oración.

2. Con oración y ruego: La oración es nuestra conexión directa con Dios. En momentos de angustia, podemos presentar nuestras peticiones a Él. No importa cuán pequeñas o grandes sean nuestras preocupaciones, Dios está interesado en cada detalle de nuestras vidas.

3. Denle gracias: La gratitud es una actitud poderosa. Aunque enfrentemos dificultades, podemos agradecer a Dios por Su amor, cuidado y fidelidad. La gratitud nos ayuda a mantener nuestros corazones centrados en Él.

4. La paz de Dios: Cuando confiamos en Dios y entregamos nuestras preocupaciones a Él, experimentamos una paz sobrenatural. Esta paz va más allá de nuestra comprensión humana. Es una paz que calma nuestros corazones y mentes, incluso en medio de las tormentas.

5. Cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús: Dios no solo nos da paz, sino que también protege nuestros corazones y pensamientos. Cuando confiamos en Él, Él nos guarda de la ansiedad y nos ayuda a mantener nuestra mente en Cristo.

Oración

Querido Padre celestial, te agradecemos por tu amor y cuidado constante. Hoy, presentamos nuestras preocupaciones y cargas ante ti. Danos tu paz que sobrepasa todo entendimiento. Guarda nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús. En el nombre de Jesús, amén.

Que esta promesa de Filipenses 4:6-7 sea un recordatorio constante de que podemos confiar en Dios en todo momento. Que Su paz nos rodee y nos sostenga mientras caminamos en fe. Amén.

Aclaración

Este Blog no tiene fines de lucro, ni propósitos comerciales, el único interés es compartir los gustos y las preferencias de su autor, con personas afines. Julio Carreto. Predicador