LA ORACIÓN DEL JUSTO

En el libro de Santiago, encontramos una poderosa exhortación sobre la oración y la confesión de pecados. El versículo 16 dice: "Por eso, confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz". Santiago 5:16.

Confesión y Oración:

La primera parte del versículo nos insta a confesarnos mutuamente nuestros pecados. La confesión no solo es un acto de humildad, sino también un medio para la sanidad. Al compartir nuestras luchas y debilidades con otros creyentes, encontramos consuelo y apoyo. No estamos solos en nuestras batallas espirituales; otros también han enfrentado desafíos similares. Al confesarnos, liberamos el peso de la culpa y abrimos la puerta para recibir la gracia y el perdón de Dios.

La oración es el segundo componente vital. No solo debemos confesarnos, sino también orar unos por otros. La oración intercesora es un acto de amor y compasión. Cuando oramos por alguien más, estamos invocando la intervención divina en su vida. La oración no solo es un medio para obtener respuestas, sino también una forma de expresar nuestra dependencia de Dios y nuestra fe en Su poder.

El Poder de la Oración

La segunda parte del versículo nos dice que "la oración del justo es poderosa y eficaz". Aquí, "el justo" se refiere a aquellos que han sido declarados justos por la fe en Jesucristo. No somos justos por nuestras propias obras, sino por la obra redentora de Cristo en la cruz. Cuando oramos desde una posición de justicia en Cristo, nuestras oraciones tienen un impacto significativo.

La oración no es solo una lista de deseos dirigida al cielo. Es una comunicación con el Dios vivo y amoroso. Cuando oramos, estamos en comunión con el Creador del universo. Nuestras palabras no caen en oídos sordos; Dios escucha y responde. La oración puede mover montañas, sanar enfermedades, restaurar relaciones y transformar vidas.

Que este versículo nos inspire a confiar en el poder de la oración y a vivir en comunión con nuestro Dios amoroso. 

Oración

Querido Padre celestial, te agradecemos por el regalo de la oración. Hoy, nos acercamos a Ti con humildad y gratitud. Confesamos nuestros pecados y debilidades, sabiendo que en Cristo somos perdonados y justificados. Te pedimos que sanes nuestras heridas físicas, emocionales y espirituales. Que tu Espíritu Santo nos guíe en la oración intercesora por nuestros hermanos y hermanas en la fe. Que nuestras palabras sean poderosas y eficaces, según tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.

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