VENCIENDO EL MAL CON EL BIEN

Romanos 12:21 (RVR60):
"No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal."

Introducción
En un mundo donde la injusticia, la ofensa y el egoísmo parecen prevalecer, el apóstol Pablo nos entrega una verdad transformadora en Romanos 12:21. Este versículo no solo es un consejo, sino un mandato radical que refleja el corazón del evangelio: la victoria del amor sobre el odio, de la gracia sobre la venganza.

1. La Lucha contra el Mal
El mal se manifiesta de muchas formas: en la mentira, la traición, la indiferencia o incluso en la violencia. Nuestra tentación natural es responder con la misma moneda, justificando nuestra actitud bajo el argumento de "defendernos" o "hacer justicia". Sin embargo, Pablo advierte: "No seas vencido de lo malo".

Cuando permitimos que el resentimiento, el rencor o la agresión gobiernen nuestras acciones, el mal ya nos ha derrotado. Caemos en su juego, perdiendo nuestra identidad como hijos de Dios, llamados a reflejar a Cristo (Mateo 5:44).

2. La Victoria del Bien
La segunda parte del versículo es revolucionaria: "Vence con el bien el mal". Esto no es pasividad; es acción deliberada y poderosa. Jesús lo demostró en la cruz, donde respondió al odio con perdón (Lucas 23:34) y a la violencia con amor redentor.

Vencer el mal con el bien implica:

Perdonar cuando nos hieren (Colosenses 3:13).

Bendecir a quienes nos persiguen (Romanos 12:14).

Servir incluso a los ingratos (Lucas 6:35).

Amar sin esperar nada a cambio (1 Juan 4:19).

Cada acto de bondad en respuesta al mal es un triunfo del Reino de Dios.

3. El Poder Transformador
Esta enseñanza no se basa en nuestra fuerza, sino en el Espíritu Santo que mora en nosotros (Gálatas 5:22-23). Cuando elegimos responder con bien, quebrantamos ciclos de amargura y damos testimonio de Cristo. Nuestras acciones pueden ser la semilla que Dios use para convertir un corazón endurecido (Proverbios 25:21-22).

Conclusión
Romanos 12:21 es un llamado a vivir como verdaderos discípulos, imitando a Jesús en un mundo caído. Cada día tenemos la oportunidad de decidir: ¿Dejaremos que el mal nos defina, o permitiremos que el amor de Cristo nos guíe a la victoria?

Oración
Padre celestial, reconozco que muchas veces mi corazón desea responder al mal con mal. Perdóname y lléname de tu Espíritu para que, en lugar de ser vencido por la oscuridad, yo pueda vencer con tu luz. Ayúdame a amar como Tú amas, a perdonar como Tú perdonas y a confiar en que tu justicia prevalecerá. Que cada paso que dé glorifique tu nombre y muestre al mundo el poder transformador de tu gracia. En el nombre de Jesús, amén.

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