CLAMOR DE UN CORAZÓN FIEL

"Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu fidelidad, por tu justicia." — Salmo 143:1 (RVR60)

Introducción: Un Grito en la Noche del Alma
El Salmo 143 es una oración intensa y emotiva de David, escrita en medio de la angustia. Desde el primer versículo, el salmista no disfraza su dolor ni su urgencia; clama a Dios con honestidad, apelando no a sus méritos, sino al carácter del Señor: Su fidelidad y Su justicia. Este versículo nos enseña que, incluso cuando nuestras fuerzas flaquean, podemos acudir al trono de la gracia confiando en quien nunca falla.

1. La Oración como Primer Refugio
David comienza con dos verbos clave: "oye" y "escucha". No da por sentado que Dios está atento; suplica Su atención. En nuestra vida, a veces caemos en la tentación de orar por rutina o de buscar soluciones humanas antes de inclinarnos en oración. Pero David modela una dependencia radical: su primer recurso es Dios, no el último.

Reflexión: ¿Llevamos nuestras cargas a Dios con la misma urgencia y fe, o tratamos de resolverlo todo antes de clamar a Él?

2. La Base de Nuestra Petición: Su Fidelidad, No la Nuestra
David no dice: "Respóndeme porque soy bueno", sino "por tu fidelidad". Reconoce que, incluso en su fragilidad (v. 2), puede confiar en que Dios cumple Sus promesas (Lamentaciones 3:22-23). La fidelidad de Dios es nuestro ancla cuando las emociones son tempestad.

Ilustración: Como un hijo que pide ayuda a su padre no por sus propios méritos, sino por el amor inquebrantable del padre, así nosotros podemos acercarnos a Dios.

3. La Justicia de Dios: Nuestra Esperanza
David también apela a la justicia de Dios. En un mundo donde a menudo prevalece la injusticia, el salmista sabe que Dios juzgará con rectitud (Salmo 37:28). Esta verdad nos consuela cuando somos maltratados, calumniados o cuando el mal parece triunfar.

Aplicación: ¿Estamos dispuestos a esperar en la justicia de Dios, incluso cuando no vemos respuestas inmediatas?

Conclusión: Un Corazón que Confía
Este versículo nos invita a orar con:

Sinceridad (sin máscaras),

Humildad (reconociendo que dependemos de Él),

Fe (creyendo en Su carácter).

La próxima vez que la aflicción toque a tu puerta, recuerda: Tu clamor no cae en oídos sordos. El Dios fiel y justo actúa a Su tiempo perfecto.

Oración
Padre misericordioso, hoy me acerco a Ti como David: con un corazón necesitado. Oye mi oración, escucha mi clamor. No confío en mis fuerzas, sino en Tu fidelidad que nunca se agota y en Tu justicia que endereza todo camino torcido. Ayúdame a esperar en Ti, aun cuando la noche parezca interminable. Que mi vida declare que Tú eres bueno, aun en el valle de sombra. En el nombre de Jesús, amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aclaración

Este Blog no tiene fines de lucro, ni propósitos comerciales, el único interés es compartir los gustos y las preferencias de su autor, con personas afines. Julio Carreto. Predicador