EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN

(Salmo 27:1 RVR60):
"Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?"

Introducción: La luz en medio de las tinieblas
En un mundo lleno de incertidumbre, dolor y adversidad, el salmista David proclama una verdad eterna: Dios es nuestra luz y salvación. Estas palabras no son solo una declaración poética, sino un grito de confianza en medio de las batallas. David, quien enfrentó persecución, traición y peligro, sabía que su seguridad no dependía de las circunstancias, sino de la presencia del Señor.

1. Jehová es mi luz
La luz en la Biblia simboliza dirección, revelación y esperanza. Sin luz, caminamos en tinieblas, tropezando sin rumbo. Pero cuando Dios es nuestra luz, Él:

Ilumina nuestro camino (Salmo 119:105).

Disipa el miedo y la confusión (Juan 8:12).

Revela su verdad en medio de la mentira.

En los momentos más oscuros, cuando no entendemos lo que sucede, podemos clamar: "Señor, ¡brilla en esta situación!" Su luz nos guía hacia su propósito.

2. Jehová es mi salvación
No solo somos guiados, ¡somos rescatados! La palabra salvación (en hebreo yeshuah) implica liberación, victoria y redención. David recordaba cómo Dios lo había librado de leones, gigantes y enemigos. Pero más allá de lo físico, esta verdad apunta a Jesús, nuestra salvación eterna (Hechos 4:12).

¿Hay algo de lo que necesites ser salvo hoy? De pecado, angustia, enfermedad o desesperanza, Dios es tu rescate.

3. ¿De quién temeré?
La pregunta retórica del salmista revela una fe audaz. Si Dios está con nosotros:

El miedo pierde su poder (2 Timoteo 1:7).

Las amenazas se desvanecen (Romanos 8:31).

Ningún enemigo prevalece (Isaías 54:17).

David no negaba la existencia del peligro, pero su enfoque estaba en la grandeza de Dios, no en la magnitud del problema.

4. Jehová es la fortaleza de mi vida
No solo recibimos ayuda externa; ¡Dios es nuestra fuerza interior! (Filipenses 4:13). La palabra fortaleza (hebreo maoz) implica un refugio inexpugnable. Cuando nos sentimos débiles, Él nos sostiene (Isaías 40:29-31).

Aplicación práctica
Declara su luz: En lugar de enfocarte en la oscuridad, proclama que Dios alumbra tu camino.

Confía en su salvación: Entrega tus luchas a Él; nada es imposible para quien lo creó todo.

Vence el miedo: Recuerda que el que está en ti es mayor que el que está en el mundo (1 Juan 4:4).

Oración
Padre celestial, gracias porque eres mi luz en medio de la oscuridad. Hoy declaro que no hay tiniebla tan densa que pueda apagar tu gloria. Eres mi salvación, mi refugio y mi fortaleza. Renuncio al miedo y me aferro a tu promesa de que nada me apartará de tu amor. Ayúdame a confiar en ti cada día, recordando que contigo, ¡soy más que vencedor! En el nombre de Jesús, amén.

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