GUIADOS POR DIOS: APRENDIENDO A HACER SU VOLUNTAD

"Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud". Salmo 143:10 (RVR60)

Este versículo, escrito por el salmista David, es una hermosa oración de dependencia y entrega a Dios. Es una súplica humilde que refleja el deseo de un corazón sometido al Señor y sediento de Su guía. A través de estas palabras, encontramos una clave fundamental para nuestra vida cristiana: buscar conocer la voluntad de Dios, confiar en Su carácter y dejarnos guiar por Su Espíritu Santo hacia caminos de justicia.

"Enséñame a hacer tu voluntad"

El salmista comienza con una petición sincera: ser enseñado a hacer la voluntad de Dios. Esto refleja que conocer la voluntad divina no es algo automático; requiere una disposición activa para aprender de Dios y ser transformado por Él. A menudo, nuestra naturaleza humana nos lleva a buscar nuestra propia voluntad, confiando en nuestra limitada sabiduría o deseos egoístas. Sin embargo, David reconoce que hacer la voluntad de Dios es lo mejor para su vida y para cualquiera que quiera agradar al Señor.

Buscar hacer la voluntad de Dios implica un corazón humilde que está dispuesto a someterse, incluso cuando esa voluntad no coincide con nuestras preferencias. Es un llamado a confiar en que los planes de Dios son más altos que los nuestros (Isaías 55:8-9) y que Su propósito es siempre bueno, agradable y perfecto (Romanos 12:2). Este anhelo por aprender Su voluntad debe ser parte de nuestras oraciones diarias, pidiéndole a Dios que nos revele Sus caminos y nos ayude a obedecerlos con fe.

"Porque tú eres mi Dios"

Esta frase revela la razón por la cual el salmista puede confiar en que Dios le enseñará Su voluntad. No está pidiendo a un dios distante o impersonal; está pidiendo a Jehová, su Dios, con quien tiene una relación cercana y personal. Este reconocimiento es clave en nuestra vida espiritual. Cuando entendemos que Dios no es solo el creador del universo, sino también nuestro Padre amoroso, podemos acercarnos a Él con confianza y seguridad.

Decir "tú eres mi Dios" es también una declaración de fe y lealtad. Es reconocer que no dependemos de otros dioses o ídolos, sino únicamente de Jehová. Es un acto de entrega, en el que reconocemos Su soberanía sobre nuestra vida y le permitimos guiar cada uno de nuestros pasos. Este reconocimiento nos motiva a vivir para Su gloria, no para nuestros propios intereses.

"Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud"

El salmista pide la guía del Espíritu de Dios para caminar en caminos rectos. En este contexto, la "tierra de rectitud" simboliza un lugar de justicia, seguridad y plenitud espiritual. David reconoce que no puede alcanzar este lugar por su cuenta; necesita la dirección del Espíritu Santo. Esta dependencia del Espíritu es algo que también debemos abrazar en nuestra vida diaria.

El Espíritu de Dios es quien nos guía a toda verdad (Juan 16:13), nos convence de pecado y nos capacita para vivir de acuerdo con la voluntad divina. Su guía no es coercitiva ni forzada; es amable y paciente, llevándonos a tomar decisiones que honran a Dios y nos conducen hacia la rectitud. Permitir que el Espíritu Santo nos guíe implica rendir nuestra voluntad, escuchar Su voz y seguir Su dirección, incluso cuando no entendemos completamente el camino.

Además, la frase "tu buen espíritu" enfatiza la bondad de Dios. Su Espíritu no nos lleva a caminos destructivos ni nos aparta de Su propósito. En lugar de eso, nos dirige hacia aquello que nos edifica, nos santifica y nos permite reflejar Su carácter en el mundo. Podemos confiar plenamente en Su guía porque sabemos que Su intención para nosotros es buena.

Un llamado a la entrega diaria

Este versículo nos recuerda que hacer la voluntad de Dios y caminar en rectitud no es algo que podamos lograr por nuestra cuenta. Requiere una entrega diaria, un corazón dispuesto a aprender y la guía constante del Espíritu Santo. Al igual que David, debemos orar constantemente para que Dios nos enseñe, nos dirija y nos fortalezca en nuestro caminar con Él.

En un mundo lleno de distracciones, decisiones difíciles y caminos equivocados, este versículo nos invita a buscar a Dios como nuestra brújula espiritual. Nos desafía a depender de Su sabiduría en lugar de nuestra propia comprensión, y a confiar en que Su Espíritu nos llevará a la tierra de rectitud donde experimentaremos Su paz y propósito.

Oración

Señor, enséñame a hacer Tu voluntad, porque sé que en Ti encuentro sabiduría, dirección y propósito. Tú eres mi Dios, y confío plenamente en Tu carácter fiel y amoroso. Guía mi vida con Tu buen Espíritu, llevándome siempre por caminos de rectitud y justicia. Ayúdame a depender de Ti en cada decisión y a seguir Tus pasos con fe y obediencia. Que mi vida refleje Tu voluntad en todo lo que hago. En el nombre de Jesús, amén.

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