DIOS, NUESTRO LIBERTADOR Y GUARDIÁN PARA LA ETERNIDAD

"Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén". 2 Timoteo 4:18 (RVR60).

Este versículo se encuentra en la última carta que el apóstol Pablo escribió antes de su muerte. Encarcelado en Roma y consciente de que su vida estaba llegando a su fin, Pablo escribe estas palabras como un testimonio de su confianza en el Señor. A pesar de las circunstancias adversas, Pablo demuestra una fe inquebrantable y una perspectiva eterna, reconociendo el poder y la fidelidad de Dios para librarlo y preservarlo.

La primera parte del versículo, "Y el Señor me librará de toda obra mala", es una declaración de confianza en la protección divina. Pablo no dice que será librado de todas las pruebas o sufrimientos, ya que él mismo había experimentado persecuciones, azotes, naufragios y encarcelamientos por causa del evangelio. Sin embargo, Pablo entiende que, aunque las obras malas puedan venir contra él, no tienen el poder de separarlo del amor y los propósitos de Dios. Esta confianza no es una negación de las dificultades, sino una seguridad de que Dios está en control, incluso en medio de ellas. Para nosotros, esta frase nos recuerda que, aunque enfrentemos oposición, Dios nos protege de manera que Su propósito en nuestra vida prevalecerá.

Cuando Pablo dice "y me preservará para su reino celestial", enfoca su mirada en la eternidad. Pablo sabía que su ciudadanía no estaba en este mundo, sino en el reino de Dios. Aunque estaba físicamente limitado y enfrentando la posibilidad de ejecución, su esperanza estaba firme en la promesa de vida eterna en el cielo. Esta perspectiva eterna le daba fuerza para seguir adelante con valentía y fidelidad, incluso en medio de la adversidad. Para los creyentes, esta promesa es un ancla en tiempos de dificultad. La seguridad de que Dios nos preserva para Su reino celestial nos permite enfrentar cualquier circunstancia con esperanza, sabiendo que nuestra vida aquí es temporal y que nuestro destino final es estar con Él para siempre.

La frase "A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén" es una expresión de alabanza y adoración. A pesar de las pruebas, Pablo eleva su corazón en gratitud, reconociendo que todo lo que Dios hace en su vida es para Su gloria. Este reconocimiento nos enseña que, incluso en medio del sufrimiento, podemos alabar a Dios porque Él es digno y porque todas las cosas, incluso las más difíciles, trabajan para Su propósito glorioso. La alabanza no es solo una respuesta a los tiempos buenos; también es un acto de fe y obediencia en medio de los tiempos oscuros. Cuando glorificamos a Dios en nuestras pruebas, mostramos al mundo que nuestra esperanza y confianza no están en las circunstancias, sino en el carácter inmutable de nuestro Señor.

Este versículo nos desafía a vivir con una fe que no depende de las circunstancias. Como Pablo, podemos enfrentar el futuro con valentía, confiando en que Dios es nuestro libertador y nuestro protector. Nos anima a recordar que nuestro propósito no es simplemente vivir cómodamente en este mundo, sino prepararnos para el reino celestial. La fidelidad de Dios no solo nos sostiene aquí, sino que nos asegura que nuestro destino final está con Él. Esta esperanza transforma nuestra perspectiva y nos da fuerzas para perseverar, sabiendo que nada, ni siquiera la muerte, puede separarnos de Su amor y Sus promesas.

En última instancia, 2 Timoteo 4:18 nos invita a una confianza radical en Dios. Nos recuerda que Él es más grande que cualquier adversidad, que Su reino es eterno, y que Su gloria es el propósito último de nuestra vida. A través de este versículo, somos llamados a vivir con gratitud, fe y alabanza, no importa lo que enfrentemos, sabiendo que nuestro Dios es fiel para librarnos, preservarnos y glorificarse en nosotros.

Oración

Señor, gracias porque eres mi libertador y mi protector. Ayúdame a confiar en Tu poder para librarme de toda obra mala y a mantener mi mirada puesta en Tu reino eterno. Enséñame a vivir cada día con esperanza y gratitud, glorificándote en todo lo que hago, incluso en medio de las pruebas. Gracias porque sé que, en Ti, mi destino está seguro y que nada podrá separarme de Tu amor. A Ti sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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Aclaración

Este Blog no tiene fines de lucro, ni propósitos comerciales, el único interés es compartir los gustos y las preferencias de su autor, con personas afines. Julio Carreto. Predicador