¿Que tan bueno tengo que ser para ir al cielo?

La mayoría de las personas entienden que cometer un pecado nos puede mantener fuera del cielo. Pero muy pocos saben que la Biblia enseña que las obras, el hacer cosas buenas tampoco nos ayuda a entrar en el cielo. Ninguno de nosotros podemos tener ningún merito para merecer el cielo. Somos pecaminosos y el estándar de Dios es la perfección. Jesús dijo, “Si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20). Agrego, “Sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.”

¿Entonces, quien puede ser salvo?

Los discípulos le hicieron la misma pregunta a Jesús (Mateo 19:25). ¿Y su respuesta fue? “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible” (v.26). En otras palabras, nuestra salvación no es algo que nosotros podemos lograr. Es algo que Dios tiene que hacer por nosotros.

¿Qué tal si dejo de pecar ahora, y nunca vuelvo a pecar otra vez?

Estamos desesperados y en esclavitud al pecado y no podremos dejar de pecar, no importa lo que intentemos. La Escritura dice que nuestros corazones son engañosos y sin remedio (Jeremías 17:9). En otras palabras, somos pecaminosos hasta el fondo de nuestro ser. Además, un solo pecado sería suficiente para destruirnos para siempre. “Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos” (Santiago 2:10). Pero aunque dejáramos de pecar de hoy en adelante, aún cargamos la culpabilidad de nuestros pecados pasados. Y “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).

¿Hay manera en que yo puedo ser libre de la culpabilidad del pecado?

La Escritura dice, “La sangre de Jesús…nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).

¿Cómo puede la sangre de Jesús limpiar nuestros pecados?

Cuando Dios perdona, no simplemente lo pasa por alto. Tiene que haber expiación. La muerte de Cristo fue la expiación completa para los que confían en El. Su muerte tomó nuestro lugar, si creemos. No obstante, eso solamente borra la culpabilidad de nuestro pecado. Recuerde, aún necesitamos ser perfectamente justos para entrar al reino del cielo. (Mateo 5:20).

¿Dónde obtenemos esa perfecta justicia?

La perfecta justicia de Cristo es imputada o atribuida a nosotros, a los que confían en El para salvación. La Escritura enseña que Dios “justifica al impío” por atribuir la justicia de Cristo a ellos (Romanos 4:5). Estamos vestidos con Su justicia, y es la única manera que Dios acepta a creyentes. Pero Pablo estaba dispuesto a descargarse de sus propios esfuerzos para ganarse el favor de Dios, prefiriendo estar ante Dios vestido con una perfecta justicia no propia (Filipenses 3:8-9). Si usted no es cristiano, usted debe tomar esta verdad por fe: el pecado que lo mantendrá alejado, tiene cura solo a través la sangre de Cristo. Si usted está fatigado con su pecado y agotado con el peso de su culpa, El tiernamente le habla de la oferta de vida, el perdón, y descanso eterno para usted” “Venid a Mí, todos los que estáis cansados y cargados, y Yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

¿Cómo puedo estar seguro que Cristo me salvará?

El no le negará la entrada a nadie: “Y al que viene a Mí de ningún modo le echaré fuera” (Juan 6:37). Todos son invitados: “Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida” (Apocalipsis 22:17).

© 2000 Grace to You

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