«La Base de la Ley: Una Defensa de la Etica Cristiana»


Por Phillip Gray, La Verdad Para el Mundo

En la conclusión del libro de Jueces en el Antiguo Testamento, capítulo 21, versículo 25, el texto dice: «En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.» Esta circunstancia histórica ilustra el principio que sin algún patrón o autoridad más alta y objectiva, la sociedad cae en el relativismo moral y por fín el caos. Sin un modelo para la moralidad, sin una norma de la ley y del derecho, la alternativa sería la confusión y el conflicto. En la presente lección, pienso explicar un argumento para la existencia de Dios muy antiguo y venerable, el argumento moral. Es cierto que los ateos bien instruídos y los materialistas de distintas índoles han oído este argumento muchas veces en varias formas. Pero, la verdad es que nunca lo han refutado. Después del himno, volveremos al argumento moral para la existencia de Dios:

Es cierto que existe un órden moral y objectivo, una realidad ética transcendental. Cuando le digo que ese órden es objectivo, quiero decir que no es relativo. Lo bueno y lo malo no son relativos al individuo tampoco a la sociedad. Existen de por sí mismos, si lo reconocen los hombres o no. Pero, la verdad es que sí reconocemos todos los hombres la existencia de una ley moral. Claro que a veces, ciertos eruditos tratan de decir que la ley moral es invento humano, o que depende de nada más de la clase económica de la persona que la sigue, o que refleja las ideas culturales y relativas de determinadas gentes. Pero, sabemos que eso no puede ser correcto. La ley moral que se reconoce hasta cierto punto en todo país y en toda edad. No depende de la ley civil tampoco los los convenios internacionales, sino es más alta de todos. Si la ley moral fuera relativa al individuo o la cultura, entonces cuandoquiera que esos hombres que legislan las leyes civiles decidan cambiar la moral, bien podrían. Y si la ley moral fuera relativa, no podríamos criticar ese cambio. Pero, francamente hablando, muchas veces los hombres criticamos las leyes aún de otros países. Pero, si el relativismo cultural es verídico, ¿por qué criticamos las acciones de otras culturas? Por ejemplo, cuando llegaron los conquistadores españoles, ¿tuvieron razón los aztecas de México que pensaron que fue malo robar su isla preciosa en medo del lago y todo su tesoro de oro? Si la ley moral es relativa, como alegan algunos, entonces esa crítica fue nada más de los sentimientos personales de los aztecas. Los españoles no tenían que compartir esos sentimientos, si la ley moral es solamente relativa. Pudieron decir los españoles, «bueno, pues, para Uds. es pecado conquistar su tierra, pero para nosotros no es malo, sino bueno.» Si la ley moral es culturalmente relativa nada más, ¿cómo pudieron los Estados Unidos Mexicanos decir muchos años más tarde que fue malo para los Norteamericanos robar su territorio de Tejas? ¿Fue es robo relativamente bueno para los norteamericanos y relativamente malo para los mexicanos? ¿No fue el robo malo para ambos? O, ¿qué en cuanto a los derechos humanos por los cuales abogaron y lucharon los cubanos en la guerra de independencia contra España la cual culminaba alrededor del fín del siglo diecinueve? Si la moralidad es individual o culturalmente relativa, los españoles pudieron alegar que los cubanos no merecían la libertad y que no poseían los derechos humanos, mientras los cubanos argumentaban que sí los merecemos.

¿Es esa filosofía pesimista antigua correcta que dice «el poder concede el derecho»? Si lo fuera así, entonces los nazis de alemania pudieran decir que, para nosotros, no es malo asesinar a los judíos inocentes en el holocausto, porque es nuestra ley. Y de acuerdo con esta idea los malhechores a quienes les gusta abusar a las chiquillas podrían alegar que, para nosotros, no es malo puesto que la ley moral es relativa y es nada más de un invento de los hombres. Pero, estimado radioescucha, sabemos que eso no es correcto. Existe una ley moral objectiva que es más alta que la ley civil de cualquier país o de cualquier convenio internacional. Esa ley solamente puede radicar en la mente de una persona. (Para más información, o para inscribirse en nuestro curso bíblico por correspondencia, escriba a: La Verdad Para el Mundo, Apartado 515, Villa Rica, Georgia, 30180 EE.UU.; Apartado 515, Villa Rica, Georgia, 30180.)

A continuación, la única explicación para la existencia de la ley moral entre los hombres es un Ser Personal. El pluralismo no puede explicar la existencia de la ley moral. El pluralismo es otro nombre para el relativismo. Otras ideas parecidas son el utilitarismo y el pragmatismo. Pero todos tienen el mismo punto en común—piensan que la ley moral existe solamente en la mente humana. Pero hemos visto que eso no puede ser, porque en efecto esa idea niega la existencia de la ley moral.

Tampoco existe la ley moral en la naturaleza o en la evolución. Es absurdo hablar de lo bueno y lo malo para las piedras, o para el polvo, o el agua, o las reacciones químicas.

Tampoco existe la ley moral en alguna supuesta realidad monística como la de los hindúes, porque en tal caso todo lo que existe sería bueno puesto que sería divino.

No, estimado radio escucha, la única explicación de la ley moral es un Ser Personal, es un Dios como el Dios supremo descrito en las sagradas páginas de la bíblia.

La idea de una ley moral y universal como reconocida hasta cierto punto en el corazón de toda la humanidad es concepto bíblico. No importa si hay diferencias en las costumbres entre los pueblos. Claro que hay diferencias en los pormenores, pero no son diferencias totales. Por ejemplo, en todo país se reconoce que es malo el abusar sexualmente a las chiquillas, o que es malo traisionar a un amigo, o es malo ser cobarde y huir en plena batalla—y que ¡ni el mismo dictador no puede cambiar esos principios! Todos reconocemos que hay ciertas cosas malas siempre y para todos. Pero ¿cómo? ¿Cómo es eso si somos productos nada más del evolucionismo? Las teorías materialísticas son ridículas porque en ninguna forma puedan explicar este fenómeno de la moralidad. Seguro que los sociólogos secularísticos lo han intentado, pero siempre fracasan en el intento contra la realidad dura de la ley objectiva. Cualquier sociólogo puede decir que la ética, la moralidad, es relativa. Pero si tú violas a la niña de ese sociólogo—¡ni pensarlo!—ese va a decir que la acción fue reprensible y mala, no solamente para él, sino para tí, ¡y para todos! Yo sé que los marxistas dicen que la ética es relativa a los intereses de las clases económicas, y dicen que lo que es bueno es solamente lo que avanza la revolución, y lo que es malo es solamente lo que impide la revolución. Lo dicen. Pero, si un coronel en la fuerza armada de un país comunista se da cuenta que él está seleccionado de estar acusado falsamente por el comité central por un delito, porque, como dicen, «es un sacrificio individual que ayuda a la revolución» ese coronel va a decir que esa acusación no sólo es falsa sino que es mala. Si a pesar de su lealtad a la revolución por tantos años ese coronel tiene que ser hecho un ejemplo falsamente, ese hombre va a mostrar que cree en la realidad de una ley más alta que la ley del gobierno civil.

El apóstol Pablo escribió en Romanos 2:14-16: «Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.» Este texto muestra la realidad de la ley moral escrita en nuestras conciencias. Puede ser así por la memoria histórica de la raza entera, o puede ser por nuestra composición como hechas a la imagen de Dios (Génesis 1:27)—o pueden ser verídicas estas dos explicaciones. Pero, la verdad es inegable. Existe una ley más alta que la ley civil, o que las costumbres, o que mis propios sentimientos. Esa ley es objectiva. Tal ley moral objectiva solo puede provenir de un Ser Personal, solo puede radicar en la voluntad de Dios. Esa ley moral es la base de toda ley civil y religiosa, aún para los gobiernos que se han olvidado del origen verdadero de la ley. Si negamos la existencia de Dios negamos nuestra misma humanidad, porque el hombre sin Dios se convierte en una bestia, en un animal. Esto es la consecuencia lógica del materialismo. Gracias por su sintonía, y hasta la próxima.

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