CIMIENTOS DIVINOS: LOS PASOS DEL JUSTO

Salmo 37:23 (RVR60)

"Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino."

Introducción: La Belleza del Orden Divino

En un mundo que a menudo parece sumido en el caos, donde nuestras vidas pueden sentirse como un barco a la deriva en un océano de incertidumbre, el Salmo 37 nos ofrece un faro de esperanza y certeza. Este salmo, escrito por David en su vejez, es un compendio de sabiduría que contrasta la aparente prosperidad de los malvados con la seguridad perdurable de los que confían en Dios. En medio de estas reflexiones, el versículo 23 se erige como una verdad fundamental que puede transformar nuestra perspectiva diaria: nuestros pasos, aquellos movimientos aparentemente pequeños e insignificantes de nuestra vida, están bajo la supervisión soberana y amorosa de nuestro Creador.

1. La Fuente de Nuestro Camino: "Por Jehová son ordenados..."

La palabra clave aquí es "ordenados". En el hebreo original, kun (כּוּן) implica algo que es establecido, fijado, preparado o hecho seguro. No se refiere a una observación pasiva por parte de Dios, sino a una intervención activa y deliberada. Imagina a un arquitecto que no solo dibuja los planos, sino que también coloca cada cimiento, cada viga, cada ladrillo en su lugar exacto. Así es como Dios obra en la vida del creyente.

Dios no es un espectador distante que mira cómo nos desenvolvemos en la vida. Él está activamente involucrado en establecer, dirigir y solidificar cada uno de nuestros pasos. Esto no significa que nunca tropezaremos o que tomaremos siempre la decisión perfecta, sino que incluso nuestros errores y desvíos pueden ser reordenados por Su mano misericordiosa para cumplir Sus propósitos (Romanos 8:28). Cuando pasamos por un valle de sombras o cuando la encrucijada parece desconcertante, podemos descansar en que Aquel que conoce el fin desde el principio ya ha preparado el terreno que pisamos.

2. La Naturaleza de Nuestra Marcha: "...los pasos del hombre..."

Dios no solo ordena el destino final, sino cada paso individual. Un viaje se compone de una sucesión de pasos, algunos firmes, otros vacilantes, algunos en terreno llano y otros en ascensos escabrosos. Es en la minuciosidad de esta promesa donde encontramos un consuelo profundo.

Piensa en Abraham, llamado a salir sin saber a dónde iba (Hebreos 11:8). Cada paso que daba en fe, aunque a ciegas para él, estaba siendo ordenado por Dios hacia una tierra prometida. Considera a José, cuyos pasos lo llevaron de una cisterna a la esclavitud, de la prisión al palacio. Desde una perspectiva humana, cada movimiento parecía un desastre, pero desde la perspectiva divina, cada paso era una pieza esencial en un plan maestro para salvar a una nación (Génesis 50:20). Dios está tan interesado en el proceso como en el resultado. Tu paso de hoy, por pequeño que parezca, es parte de la coreografía divina de tu vida.

3. La Aprobación y el Deleite Divino: "...y él aprueba su camino."

La segunda parte del versículo nos revela el corazón de Dios hacia nosotros. La palabra "aprueba" (jafets - חָפֵץ) transmite la idea de deleitarse, tener placer, desear con afecto. Esto va más allá de una mera aceptación resignada. Es una expresión del gozo y la satisfacción que Dios experimenta cuando caminamos en los pasos que Él ha preparado para nosotros.

Imagina a un padre enseñando a su hijo a caminar. El padre coloca sus manos para guiar los pasos vacilantes del pequeño. Cuando el niño da un paso en la dirección correcta, el rostro del padre se ilumina con una sonrisa de puro deleite. Así es nuestro Padre Celestial. Su aprobación no se basa en una perfección impecable por nuestra parte, sino en una fe obediente que confía en que Sus caminos son mejores que los nuestros. Cuando buscamos Su voluntad, cuando caminamos en integridad y dependencia, Él se deleita en nuestro camino. Nuestra vida se convierte en un espectáculo que le causa gozo.

Conclusión: Caminando con Confianza Segura

La seguridad de que "Jehová ordena los pasos del hombre" debe infundir en nosotros una paz profunda y una audacia santa. Ya no necesitamos vivir ansiosos por el futuro o atormentados por las decisiones del pasado. Nuestra responsabilidad no es trazar el mapa completo de nuestra vida, sino dar el siguiente paso en obediencia y fe, confiando en que el Gran Navegante ya ha cartografiado el territorio y nos guía con Su infalible sabiduría.

Que esta verdad eche raíces profundas en tu corazón hoy. Ya sea que estés en un momento de claridad o de confusión, de gozo o de dolor, da ese paso con la certeza de que el Dios que ordenó las estrellas en el firmamento también ha ordenado tus pasos. Y al caminar en Sus sendas, no solo llegarás a tu destino designado, sino que traerás deleite al corazón de Aquel que te llamó a Su luz admirable.

Oración

Señor Jehová, Dios y Padre nuestro,

Te damos gracias porque tu Palabra es una lámpara a nuestros pies y una luz en nuestro camino. Gracias por la verdad poderosa y consoladora de que tú ordenas nuestros pasos. Reconozco que, a menudo, mi visión es limitada y mis pies son propensos a desviarse. Perdóname por las veces que he intentado trazar mi propio camino en mi propia fuerza, confiando en mi entendimiento en lugar de inclinar mi corazón a tu sabiduría infinita.

Hoy, te entrego mi camino. Ordena mis pasos, Señor. Guíame por las sendas de justicia, por amor de tu nombre. Cuando el camino sea oscuro, que tu Espíritu Santo me ilumine. Cuando el terreno sea inestable, que tu mano firme me sostenga. Cuando mi corazón tema, que tu paz que sobrepasa todo entendimiento guarde mi mente y mi corazón en Cristo Jesús.

Haz que mi andar te agrade. Que cada paso que dé, cada decisión que tome, cada palabra que hable, sea un reflejo de mi confianza en ti. Que mi vida sea un deleite para tu corazón, no por mi propia justicia, sino porque camino en los pasos que tú, en tu gracia, ya has preparado para mí.

En el nombre poderoso de Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, Amén.