EL GOZO DE SER IDENTIFICADOS CON CRISTO

"Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre." - Lucas 6:22 (RVR60)

Introducción: Una Bienaventuranza Inesperada
Las palabras de Jesús en el Sermón del Monte (y en el llano, como registra Lucas) a menudo voltean nuestra comprensión del mundo de cabeza. Esperamos bienaventuranzas para los felices, los exitosos, los que son bien recibidos. Pero Jesús pronuncia una bendición sobre aquellos que son perseguidos, aborrecidos y rechazados. Esta declaración no es solo para los mártires de antaño; es una promesa y un principio para todo aquel que decida seguir a Cristo genuinamente en un mundo que a menudo marcha en la dirección opuesta.

1. El Escenario del Rechazo: Cuatro Dimensiones del Dolor
Jesús no minimiza la realidad del sufrimiento. Lo describe con cuatro verbos crudos y progresivos que pintan un cuadro de rechazo total:

"Os aborrezcan" (Odio): Esto comienza en lo interno. Es la aversión, el desprecio en el corazón de los demás hacia ti. Es esa frialdad que sientes de alguien que antes era cercano, simplemente porque tus valores cambiaron.

"Os aparten de sí" (Exclusión): El odio interno se manifiesta en acción. Te excluyen de conversaciones, de grupos sociales, de oportunidades laborales. Es el silencio incómodo cuando expresas tu fe, el no ser invitado porque "arruinarías el ambiente".

"Os vituperen" (Difamación): No solo te apartan, sino que hablan mal de ti. Atacan tu reputación, distorsionan tus motivos, te ridiculizan. Tu nombre es arrastrado por el lodo en conversaciones a tus espaldas.

"Desechnen vuestro nombre como malo" (Condenación Pública): Esto es la culminación. Tu identidad misma—"tu nombre"—es catalogada como mala, indeseable, peligrosa o tonta. Es ser etiquetado por la sociedad o por tu círculo cercano como un fanático, un intolerante o un anticuado.

Jesús no dice "si" esto pasa, sino "cuando" pasa. Es una realidad esperada para el discípulo.

2. La Causa Radical: "Por causa del Hijo del Hombre"
Aquí reside el núcleo de toda la bienaventuranza. El rechazo no es una bendición en sí mismo. Ser aborrecido por ser irritable, orgulloso, o por tener mal carácter no tiene mérito alguno. La clave está en la frase final: "por causa del Hijo del Hombre".

El sufrimiento es bendecido solo cuando proviene de nuestra identificación con Jesucristo. Es cuando nuestro amor por la verdad choca con la mentira reinante; cuando nuestra defensa de la santidad se enfrenta a la complacencia moral; cuando nuestra proclamación de Jesús como el único Camino es tachada de exclusivista; cuando nuestra simple negativa a participar en ciertas prácticas nos marca como extraños.

Es por Él. Por reflejar su carácter, por proclamar su Evangelio, por defender sus standards en un mundo que los pisotea. Cuando el mundo ve a Jesús en ti y reacciona con odio hacia Él, que se manifiesta en rechazo hacia ti.

3. La Promesa Paradoxal: "Bienaventurados seréis"
La palabra "Bienaventurados" (o "Felices" en otras traducciones) parece una cruel contradicción. ¿Cómo puede uno ser feliz y bendecido en medio del dolor, la soledad y el insulto?

Bendición de Identidad: Este rechazo es la prueba más clara de que ya no pertenecemos a este mundo. Confirma que hemos sido trasladados al reino de Dios y que, efectivamente, la oscuridad reconoce la luz en nosotros (Juan 15:19).

Bendición de Comunión: El rechazo humano often nos lleva a una dependencia más profunda de Dios. Cuando todos te fallan, encuentras que Cristo es más que suficiente. Hay una intimidad con Jesús que solo se forja en el fuego del rechazo. Compartimos sus sufrimientos para poder compartir también su gloria (Romanos 8:17).

Bendición de Recompensa: Jesús deja claro en Mateo 5:12 que la recompensa en los cielos es grande. El dolor temporal es incomparable con la gloria eterna que nos aguarda (2 Corintios 4:17). Cada insulto recibido por Su causa es una joya más en nuestra corona.

El gozo no está en el insulto, sino a pesar de él, porque sabemos que detrás de ese sufrimiento hay un propósito divino y una recompensa eterna. Es el gozo de saber que somos contados dignos de padecer por el Nombre (Hechos 5:41).

Conclusión y Aplicación: ¿Reflejo o Camuflaje?
Este versículo nos confronta con una pregunta incómoda: ¿Nuestra vida es lo suficientemente parecida a la de Cristo como para provocar alguna reacción? Si nuestro cristianismo es tan cómodo, tan diluido y tan culturalmente aceptable que nunca nos cuesta nada, quizás debemos examinar si realmente estamos viviendo "por causa del Hijo del Hombre".

No debemos buscar activamente el conflicto ni ser beligerantes, pero tampoco debemos camuflarnos para evitarlo. Nuestro llamado es a ser fiel, a amar como Cristo amó, a hablar la verdad con gracia, y a confiar en que cualquier rechazo que venga por ello está bajo el soberano control de Dios y es, sorprendentemente, una señal de Su bendición.

Oración
Señor Jesús, tu Palabra hoy me confronta y me desafía. Confieso que muchas veces he buscado la aprobación del mundo más que la tuya, he temido más el rechazo de los hombres que el gozo de agradarte.

Fortalece mi corazón para los momentos en que, por ser tu hijo, enfrente incomprensión, exclusión o difamación. Ayúdame a recordar que no es a mí a quien rechazan, sino a ti en mí. Que ese pensamiento me llene de humildad y valor, no de amargura o orgullo.

Grant me la gracia de vivir de tal manera que mi vida refleje tu amor y tu verdad, aunque eso me traiga dificultades. Y en esos momentos de dolor, lléname de tu gozo sobrenatural, de la seguridad de tu presencia y de la esperanza de la gran recompensa que tienes guardada para aquellos que son fieles hasta el fin.

Que mi mayor anhelo no sea ser amado por el mundo, sino ser hallado fiel por ti. En tu nombre poderoso, Amén.

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