"La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella."
— Juan 1:5 (RVR60)
Introducción
En un mundo lleno de oscuridad espiritual, moral y emocional, el versículo de Juan 1:5 brilla como un faro de esperanza. Este pasaje no solo describe la naturaleza de Cristo como la Luz verdadera (Juan 1:9), sino que también revela una poderosa verdad: las tinieblas no pueden extinguir Su luz.
1. La Luz que Resplandece en la Oscuridad
Juan inicia su evangelio presentando a Jesús como el Verbo (Logos), la Palabra creadora y eterna de Dios. En el versículo 5, destaca un contraste dramático: la Luz (Cristo) irrumpe en un mundo dominado por las tinieblas (el pecado, la maldad y la ignorancia espiritual).
La palabra "resplandece" (en griego φαίνει - phainei) indica una acción continua: la Luz de Cristo no es momentánea, sino permanente. Aun en nuestros momentos más oscuros, Él sigue brillando con poder transformador.
2. Las Tinieblas No Prevalecieron
La frase "no prevalecieron" (en griego οὐ κατέλαβεν - ou katelaben) puede traducirse también como "no la comprendieron" o "no la vencieron". Esto tiene un doble significado:
Las tinieblas no entendieron a Jesús (1 Corintios 2:8). El mundo, en su ceguera espiritual, rechazó al Salvador.
Las tinieblas no pudieron extinguir Su luz. Aunque Satanás y el pecado intentaron acallar el mensaje de Cristo (en la cruz, la persecución, etc.), la resurrección demostró que la Luz es indestructible.
3. Aplicación para Nuestras Vidas
Hoy, este versículo nos recuerda que:
Cristo sigue brillando en medio de nuestras luchas. No importa cuán densas sean las tinieblas de la enfermedad, el dolor o la incertidumbre, Su luz guía y da esperanza (Salmo 119:105).
Nosotros somos portadores de esa Luz. Jesús dijo: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mateo 5:14). Al vivir en santidad, amor y verdad, reflejamos Su gloria en un mundo necesitado.
El mal no tendrá la última palabra. Aunque a veces parezca que la oscuridad gana, la victoria final es de Cristo (Apocalipsis 22:5).
Conclusión
Juan 1:5 es un recordatorio poderoso de que, en Cristo, tenemos una luz invencible. No importa lo que enfrentemos, Él ya ha vencido al mundo (Juan 16:33).
Oración
Padre celestial, gracias porque en Jesús nos has dado la Luz que disipa toda oscuridad. Ayúdanos a confiar en que, aunque pasemos por momentos difíciles, Tu luz siempre prevalecerá. Guíanos para ser reflejo de Tu amor y verdad en este mundo. Que nunca olvidemos que en Ti, las tinieblas no tienen poder. En el nombre de Jesús, amén.
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