AMANDO A DIOS EN VERDAD Y OBEDIENCIA

"En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis."

Deuteronomio 13:4 (RVR60)

Introducción: Un Llamado en Medio de la Confusión
El libro de Deuteronomio es, en esencia, un discurso de despedida. Moisés, sabiendo que su partida está cerca, se dirige a una nueva generación de israelitas que está a punto de entrar en la Tierra Prometida. Esta generación no experimentó personalmente el cruce del Mar Rojo, pero ha sido testigo de la fidelidad de Dios en el desierto. Ahora, se enfrentan a un nuevo desafío: vivir en una tierra llena de dioses falsos, filosofías seductoras y culturas que desviarían su corazón del único Dios verdadero.

Es en este contexto donde el versículo de Deuteronomio 13:4 resuena no como una sugerencia, sino como un mandamiento vital, una brújula para no perderse. Hoy, nosotros no estamos muy lejos de esa realidad. Nuestra "tierra prometida" moderna está saturada de voces que compiten por nuestra lealtad: ideologías, materialismos, espiritualidades superficiales y la constante tentación de conformarnos al mundo. Este versículo es un faro de claridad en nuestra propia niebla de opciones.

Análisis del Versículo: Un Proceso de Devoción
Moisés no da un mandato simple, sino que describe un proceso completo y progresivo de lo que significa ser un seguidor fiel de Dios. Cada verbo es deliberado y construye sobre el anterior.

"En pos de Jehová vuestro Dios andaréis": Todo comienza con un movimiento, una decisión de ponerse en camino. Seguir a Dios es un verbo de acción. No es una postura estática o un sentimiento pasajero. Implica dirección, propósito y movimiento. Él va delante, nosotros vamos en pos de Él. Él marca el ritmo y la ruta. Nuestra vida cristiana debe caracterizarse por este avance constante, este peregrinaje detrás de nuestro Señor, confiando en que el camino que Él elige es el mejor.

"A él temeréis": El "temor" aquí no es miedo paralizante, sino una reverencia profunda, un asombro ante Su santidad, poder y majestad. Es reconocer quién es Él en contraste con quiénes somos nosotros. Este temor reverencial es el fundamento de la sabiduría (Proverbios 9:10) y el antídoto contra la familiaridad casual que a veces tenemos con lo divino. Es recordar que estamos siguiendo al Creador del universo, y eso merece toda nuestra admiración y respeto.

"Guardaréis sus mandamientos": La reverencia interna debe traducirse en obediencia externa. No podemos decir que amamos a Dios si deliberadamente ignoramos lo que Él dice (Juan 14:15). Guardar sus mandamientos es la evidencia tangible de nuestro amor y temor. Es la practicalidad de la fe. Sus mandamientos no son una carga opresiva, sino las instrucciones de un Padre amoroso para vivir una vida plena, segura y que le honre.

"Y escucharéis su voz": Esto va más allá de la obediencia a un texto escrito (aunque lo incluye). Implica una relación personal, un oído atento para discernir Su guía específica para nuestras vidas. Es la diferencia entre seguir un manual y seguir a una persona. Requiere quietud, intimidad y un corazón dispuesto a decir "habla, Señor, que tu siervo escucha" (1 Samuel 3:9). En un mundo de ruido, escuchar la voz apacible y delicada de Dios (1 Reyes 19:12) se convierte en un acto de disciplina espiritual crucial.

"A él serviréis": El seguimiento, la reverencia, la obediencia y la escucha culminan naturalmente en el servicio. Nuestra fe no es egocéntrica; está diseñada para fluir hacia los demás. Servir a Dios es servir a Su pueblo y a Su creación. Es usar nuestros dones, tiempo y recursos para los propósitos de Su reino. Es imitar a Jesús, quien "no vino para ser servido, sino para servir" (Marcos 10:45).

"Y a él seguiréis": El versículo comienza y termina con la misma idea: seguir. Es una inclusión que enfatiza el punto central. La vida cristiana es, desde el principio hasta el final, un acto de seguir a Cristo. Es una reaffirmación final, un recordatorio de que, sin importar las distracciones, las pruebas o las seducciones, nuestra mirada debe permanecer fija en Jesús, el autor y consumador de la fe (Hebreos 12:2).

Aplicación Práctica: ¿A Quién Estás Siguiendo Hoy?
El contexto inmediato de Deuteronomio 13 habla de no seguir a profetas o soñadores que aunque hagan señales milagrosas, te inciten a seguir a otros dioses. El principio es eterno: cualquier cosa o persona que nos aleje de la obediencia total a Cristo se convierte en un ídolo moderno.

¿Estás siguiendo la voz de la cultura popular más que la voz de Dios?

¿Estás siguiendo tus propios deseos y planes sin consultarle primero?

¿Estás siguiendo a un líder espiritual ciegamente, sin contrastar sus palabras con la Palabra de Dios?

¿Estás siguiendo la comodidad y el éxito, haciendo compromisos que diluyen tu fe?

Este versículo nos llama a un examen de conciencia. Nos desafía a recentrarnos, a reafirmar nuestra lealtad exclusiva a Cristo. Es un camino que requiere decisión (andar), actitud (temor), acción (guardar), relación (escuchar), entrega (servir) y perseverancia (seguir).

Conclusión: La Recompensa de la Fidelidad
Seguir a Dios de esta manera integral no es restrictivo; es liberador. Nos libera de la tiranía de seguir las opiniones volubles de los hombres, de la esclavitud de nuestros propios caprichos y de la emptinessad de seguir ídolos que no pueden salvar. Es el único camino hacia la vida verdadera y abundante que Jesús prometió (Juan 10:10).

Oración
Señor Dios y Padre nuestro,

Te damos gracias por tu Palabra, que es lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino. Gracias por dejarnos instrucciones claras en medio de un mundo lleno de confusión y voces contradictorias.

Hoy, reconocemos que a menudo hemos desviado nuestros pasos, siguiendo otras cosas antes que a Ti. Perdónanos por los momentos en que nuestro temor reverente se ha desvanecido, por las veces que hemos desobedecido tus mandatos por conveniencia, por no tomar el tiempo para escuchar tu voz y por servir a nuestros propios intereses en lugar de los tuyos.

Te pedimos, oh Dios, que por tu Espíritu Santo, nos impulses a seguirte con integridad y devoción. Ayúdanos a caminar en pos de Ti cada día, confiando en tu guía. Aviva en nuestros corazones un temor santo y reverente hacia tu nombre. Danos la fortaleza y el amor para guardar tus mandamientos con gozo. Agudiza nuestros oídos espirituales para discernir tu voz por encima de todo otro ruido. Y llénanos de un espíritu de servicio, para amar a los demás como Tú nos has amado.

Sobre todo, Padre, aférranos a Ti. Que nuestra vida esté marcada por una perseverancia inquebrantable en el seguimiento de nuestro Señor Jesucristo. Que Él sea nuestro único modelo, nuestro único Salvador, nuestro único Rey.

En el nombre poderoso de Jesús, Amén.

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