ANDANDO EN LUZ

"Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado."
1 Juan 1:7 (RVR60)

Introducción: La Luz que Transforma
El apóstol Juan, testigo ocular de la vida de Jesús (1 Juan 1:1), nos invita a reflexionar sobre una verdad espiritual profunda: la vida en Cristo no es estática, sino un andar. Este "andar en luz" implica movimiento, dirección y propósito. No se trata de una mera declaración de fe, sino de una realidad práctica que afecta nuestra relación con Dios y con los demás.

La luz, en la Biblia, simboliza la santidad, la verdad y la presencia de Dios (Salmo 27:1; Juan 8:12). Andar en ella significa vivir en obediencia, transparencia y dependencia de Cristo. Pero este versículo añade dos bendiciones inseparables de ese caminar: comunión genuina y purificación continua.

1. La Condición: "Si Andamos en Luz"
Juan establece una condición: "si andamos en luz". Esto implica:

Voluntad y Elección: No es automático; requiere decisión diaria (Romanos 13:12).

Coherencia: No hay dualismo; nuestras acciones reflejan nuestra fe (Mateo 5:14-16).

Dependencia: La luz no es nuestra, sino de Cristo (Juan 1:9).

La luz expone lo que está oculto (Efesios 5:13), pero también guía y protege. Andar en ella es rechazar las obras de las tinieblas (pecado, mentira, egoísmo) y abrazar la verdad de Dios.

2. La Primera Bendición: "Tenemos Comunión Unos con Otros"
La luz no es solitaria. Juan destaca que la comunión es fruto de andar en Cristo. Esto implica:

Unidad con los Hermanos: La luz elimina barreras de hipocresía y promueve el amor (1 Juan 2:10-11).

Relación con la Trinidad: Andar en luz nos acerca al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo (1 Juan 1:3).

La oscuridad aísla; la luz une. La iglesia es llamada a ser una comunidad donde la transparencia y el perdón florecen (Hebreos 10:24-25).

3. La Segunda Bendición: "La Sangre de Jesucristo nos Limpia"
Aquí está el corazón del evangelio: la sangre de Cristo. Aun cuando fallamos, su sacrificio es eficaz para:

Purificación Continua: No solo un perdón pasado, sino presente (1 Juan 2:1).

Libertad del Pecado: La culpa no tiene la última palabra (Romanos 8:1).

Acceso a Dios: Su sangre nos acerca al trono de la gracia (Hebreos 10:19-22).

La limpieza no es por nuestros méritos, sino por su gracia. ¡Qué consuelo saber que, mientras andamos en luz, su sangre cubre nuestras caídas!

Conclusión: Un Llamado a Vivir en Su Luz
Este versículo es una invitación a examinar nuestra vida:

¿Estoy andando activamente en la luz de Cristo?

¿Mi comunión con otros refleja su amor?

¿Confío en el poder purificador de su sangre?

No hay mayor gozo que vivir en su presencia, rodeados de su familia, y experimentando su perdón.

Oración
Padre celestial, gracias porque en tu luz vemos la luz. Perdóname por las veces que he caminado en oscuridad, confiando en mis propias fuerzas. Ayúdame a andar cada día en tu verdad, buscando comunión contigo y con mis hermanos. Recuérdame que la sangre de Jesús es mi esperanza y mi limpieza. Que mi vida brille para tu gloria, y que en todo te honre. En el nombre de Jesús, amén.

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