RENOVADOS EN CRISTO: DESPOJÁNDONOS DEL VIEJO HOMBRE Y VIVIENDO EN LA VERDAD

"No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno". Colosenses 3:9-10 (RVR60) 

Este pasaje de la carta a los Colosenses nos invita a reflexionar sobre la transformación espiritual que ocurre en la vida de quienes han recibido a Cristo como Señor y Salvador. Aquí, Pablo contrasta el "viejo hombre" con el "nuevo hombre", utilizando imágenes de despojarse y revestirse, como si se tratara de un cambio de vestimenta espiritual. Este llamado a la transformación no es superficial, sino profundo, afectando nuestra conducta, carácter y relación con Dios y con los demás.  

El llamado a abandonar el "viejo hombre"

La instrucción "No mintáis los unos a los otros" es un recordatorio claro de que el engaño no tiene lugar en la vida de un creyente. La mentira no solo daña las relaciones humanas, sino que también contradice la naturaleza de Dios, quien es la verdad. El "viejo hombre" representa nuestra naturaleza pecaminosa, aquella inclinación hacia el pecado que dominaba nuestra vida antes de conocer a Cristo. Este "viejo hombre" se caracteriza por prácticas egoístas, deshonestas y alejadas de los valores del Reino de Dios.  

Despojarnos del viejo hombre significa tomar una decisión consciente de rechazar esas actitudes y comportamientos que nos separan de Dios y dañan nuestras relaciones. Esta no es una tarea fácil, pues implica una batalla contra nuestra propia naturaleza. Sin embargo, Pablo nos recuerda que, al aceptar a Cristo, ya hemos sido liberados del dominio del pecado. Ahora tenemos la capacidad, por el poder del Espíritu Santo, de vivir de acuerdo con nuestra nueva identidad en Cristo.  

Revestirse del "nuevo hombre"

El "nuevo hombre" es nuestra nueva identidad en Cristo, creada conforme a la imagen de Dios. Esto significa que, al nacer de nuevo, somos restaurados para reflejar el carácter de Dios en nuestra vida diaria. Revestirse del nuevo hombre implica adoptar una nueva manera de pensar, hablar y actuar. Es un proceso continuo de transformación que abarca todas las áreas de nuestra vida.  

El verbo "revestido" sugiere acción intencional. Al igual que nos vestimos físicamente cada día, debemos vestirnos espiritualmente con la verdad, la justicia, la bondad y el amor. Esta nueva vestidura no es algo que podemos fabricar por nuestra cuenta, sino que es un regalo de Dios, resultado de nuestra unión con Cristo. A través de Su obra en nosotros, somos capacitados para vivir de manera que glorifique a Dios y edifique a quienes nos rodean.  

Renovados conforme a la imagen de Dios

Pablo dice que este "nuevo hombre" se va renovando "hasta el conocimiento pleno". Esto nos muestra que la vida cristiana es un proceso de crecimiento continuo. Aunque hemos sido hechos nuevos en Cristo, seguimos siendo transformados a medida que conocemos más a Dios y nos rendimos a Su voluntad. Este conocimiento pleno no es solo intelectual, sino también relacional. Cuanto más conocemos a Dios, más somos moldeados para reflejar Su carácter.  

La frase "conforme a la imagen del que lo creó" nos recuerda el propósito original de Dios para la humanidad: ser portadores de Su imagen. El pecado distorsionó esa imagen, pero en Cristo somos restaurados y transformados para reflejar Su gloria. Este proceso de renovación implica un cambio profundo en nuestra mente y corazón, donde las prioridades y valores del Reino de Dios reemplazan los deseos egoístas y terrenales.  

La práctica de la verdad en comunidad

El llamado a no mentirnos unos a otros tiene un impacto significativo en nuestras relaciones. Como miembros del cuerpo de Cristo, estamos llamados a construir una comunidad basada en la verdad, la honestidad y la transparencia. Mentir no solo es un pecado personal, sino que también erosiona la confianza y la unidad dentro del cuerpo de Cristo. Al despojarnos del viejo hombre y revestirnos del nuevo, contribuimos a una comunidad que refleja el amor y la verdad de Dios.  

Aplicación práctica

Este pasaje nos desafía a examinar nuestra vida y preguntarnos:  
- ¿Hay actitudes o comportamientos del "viejo hombre" que aún necesito dejar atrás?  
- ¿Estoy permitiendo que el Espíritu Santo me renueve día a día, conformándome a la imagen de Cristo?  
- ¿Estoy comprometido a vivir en verdad y honestidad con los demás, reflejando el carácter de Dios?  

La buena noticia es que no estamos solos en este proceso. Dios, quien comenzó la buena obra en nosotros, es fiel para completarla (Filipenses 1:6). A medida que nos rendimos a Su obra transformadora, Él nos capacita para vivir de acuerdo con nuestra nueva identidad en Cristo.  

Oración

Señor, gracias por la obra que has hecho en mi vida al darme una nueva identidad en Cristo. Ayúdame a despojarme del viejo hombre con sus actitudes y a revestirme del nuevo, que refleja Tu carácter y Tu amor. Renueva mi mente y mi corazón cada día, para que pueda conocerte más y vivir conforme a Tu voluntad. Que mi vida sea un testimonio de Tu verdad, y que mis palabras y acciones edifiquen a quienes me rodean. En el nombre de Jesús, amén.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aclaración

Este Blog no tiene fines de lucro, ni propósitos comerciales, el único interés es compartir los gustos y las preferencias de su autor, con personas afines. Julio Carreto. Predicador