NUNCA SOLOS: LA PROMESA DE LA PRESENCIA DE JESÚS

"No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros". Juan 14:18 (RVR60).

Este versículo es parte del conmovedor discurso de Jesús en el aposento alto, momentos antes de Su arresto y crucifixión. Jesús, sabiendo que Sus discípulos pronto enfrentarían confusión, dolor y soledad ante Su partida, les promete que no los abandonará. Estas palabras, aunque dirigidas a los discípulos, tienen un significado profundo y eterno para todos los que creemos en Él. En este breve pero poderoso versículo, Jesús asegura Su amor, cuidado y presencia continua en nuestras vidas, especialmente en los momentos de mayor necesidad.

La frase "No os dejaré huérfanos" tiene una profundidad emocional enorme. Ser huérfano implica sentirse abandonado, desamparado y sin protección. Jesús sabía que Su partida física podría hacer que los discípulos se sintieran así. Pero en esta promesa, les asegura que Su ausencia no sería definitiva ni total. A través del Espíritu Santo, Jesús estaría presente con ellos de una manera aún más cercana y personal. Hoy, esta misma promesa nos recuerda que no importa cuán solos nos sintamos, nunca estamos realmente desamparados. Dios está con nosotros y ha enviado a Su Espíritu para morar en nuestro interior, guiarnos, fortalecernos y consolarnos.

La segunda parte del versículo, "vendré a vosotros", se refiere tanto a Su resurrección como a la llegada del Espíritu Santo y Su segunda venida futura. Jesús cumplió esta promesa cuando, después de Su muerte, se apareció a los discípulos, demostrando que ni siquiera la muerte podía separarlos de Su amor. Luego, en Pentecostés, envió al Espíritu Santo como el Consolador prometido, asegurando Su presencia continua. Esta promesa también nos señala hacia el futuro glorioso, cuando Jesús regresará para reunirnos con Él y restaurar todas las cosas. Mientras tanto, Su presencia espiritual a través del Espíritu Santo nos llena de esperanza, consuelo y propósito.

Este versículo también nos invita a reflexionar sobre el carácter de Jesús. Él es un Salvador compasivo, que entiende nuestras luchas y emociones humanas. Sabía que Sus discípulos se sentirían vulnerables y ansiosos ante los desafíos que vendrían, pero les dio esta promesa para fortalecerlos. Nosotros también enfrentamos momentos de incertidumbre, dolor y soledad, pero podemos aferrarnos a esta misma promesa. Jesús no solo es consciente de nuestras necesidades, sino que también ha provisto una solución: Su presencia constante y Su amor inquebrantable.

La promesa de no dejarnos huérfanos también nos desafía a vivir en comunión con el Espíritu Santo. No estamos solos ni desprovistos de ayuda; Dios mismo habita en nosotros a través de Su Espíritu. Esto significa que, incluso en nuestras debilidades, tenemos acceso al poder, la sabiduría y el consuelo divinos. Podemos enfrentar las pruebas de la vida con confianza, sabiendo que el mismo Dios que prometió estar con los discípulos está también con nosotros, guiándonos y sosteniéndonos cada día.

Además, este versículo nos llama a ser reflejo de esta promesa para los demás. Así como Jesús nos asegura que no estamos solos, nosotros podemos ser instrumentos de Su amor y consuelo para aquellos que se sienten abandonados o desamparados. Cuando servimos a los demás, recordamos y encarnamos la fidelidad y el amor de Cristo, mostrando que Su promesa sigue siendo viva y real en nuestro tiempo.

En última instancia, Juan 14:18 es un recordatorio de que el amor de Dios es constante, Su presencia es inquebrantable, y Su fidelidad es eterna. No importa cuán oscura sea la situación, podemos vivir con la certeza de que no estamos solos. Jesús ha venido a nosotros, habita con nosotros y promete estar con nosotros hasta el fin.

Oración

Señor Jesús, gracias por Tu promesa de nunca dejarme solo. Aunque enfrente desafíos, puedo descansar en la certeza de que estás conmigo a través de Tu Espíritu Santo. Ayúdame a recordar que nunca estoy desamparado y a vivir con confianza en Tu amor y fidelidad. Llena mi corazón con Tu presencia y dame la capacidad de compartir este consuelo con los que me rodean. Gracias porque cumples Tus promesas y porque siempre vienes a mí cuando más te necesito. En Tu nombre, amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aclaración

Este Blog no tiene fines de lucro, ni propósitos comerciales, el único interés es compartir los gustos y las preferencias de su autor, con personas afines. Julio Carreto. Predicador