En Romanos 1:16, "No me avergüenzo de predicar el evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego".
Este versículo nos recuerda la importancia del evangelio y su poder para transformar la vida de los creyentes. Estas palabras fueron escritas por el apóstol Pablo mientras estaba preso en Roma, pero su fe y creencia en el evangelio no disminuyó.
El evangelio es la buena noticia de que Jesucristo nació para salvarnos del pecado y de la muerte. A través de Su muerte y resurrección, tenemos la oportunidad de reconciliarnos con Dios y obtener la vida eterna.
El poder del evangelio no se limita a una raza, cultura o grupo. Pablo dice que es para todas las personas, tanto judíos como gentiles. El evangelio es la respuesta a las necesidades espirituales de la humanidad y tiene el poder de transformar vidas, comunidades y naciones enteras. Como cristianos, no debemos avergonzarnos del evangelio. Debemos compartir audaz y amorosamente con quienes nos rodean y creer en el poder del cambio. Debemos vivir los principios del evangelio para que nuestros testimonios reflejen el amor y la verdad de Jesús.
Romanos 1:16 es una declaración poderosa sobre la importancia y el poder del evangelio en nuestras vidas y en el mundo. Debemos ver esto como un llamado a vivir y compartir el Evangelio con audacia y confianza.
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