El perdón

Esta semana una muy querida amiga mía estaba muy triste porque había sido víctima de ataques infundados, me decía que le costaba mucho trabajo perdonar, después de hablar con ella entendió la importancia del perdón y me sentí con la necesidad de compartir este hecho con ustedes. Todos hemos sido víctimas de calumnias, de mentiras y traiciones, pues desgraciadamente es parte de la naturaleza humana y nadie está libre de embustes. De este modo debemos aprender a perdonar a quienes nos envuelven en sus propios enredos o nos hacen daño de alguna manera.

¿Qué es el perdón?

El perdón viene de la palabra aphiemi que significa "enviar lejos," y "para la remisión o perdonar" deudas (Mateo 6:12; 18:27, 32)

Mateo 6:12. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 

Mateo 18:27. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.

Mateo 18:32. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 

Mateo 9:2.  Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.

Mateo 9:5. Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?

Mateo 9:6. Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.

Efesios 1:7-8. en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,

1 Juan 1:9. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad

1 Juan 2:12.  Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.

El perdón significa despedir o apartar. Este es el significado fundamental del perdón a través de las escrituras; es decir, separar el pecado del pecador.

Mateo 18:21-35. Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

¿Por qué es necesario perdonar?

Es necesario perdonar porque toda falta de perdón produce siempre un alejamiento. 

Lo que dicen las escrituras sobre el perdón.

Proverbios 15:1 “La blanda respuesta quita la ira”

Y porque al quedar una ofensa o pecado pendiente siempre produce amargura de quien la sufre. El que guarda una raíz de amargura en su corazón está pecando directamente contra Dios y no puede tener una vida de éxito y provecho en el Señor.

La oración que nos enseñó Jesús dice textualmente:

Mateo 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Lucas 11: 4 Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.

¡Dios nos perdona, solo si nosotros perdonamos! ¿Cuántas veces no hemos dicho esta oración sin poner atención en el compromiso que contraemos con el Señor? ¡Leemos y repetimos las escrituras sin entender el contexto!

Cuantas veces no hemos escuchado la sentencia definitiva. “Perdono pero no olvido” El Señor nos perdona exactamente en la misma medida que nosotros lo hacemos.

Es por este motivo que debemos aprender a perdonar no hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete, que en el contexto significa ¡infinitamente! Perdonar siempre que se nos solicite.

¿Qué pasa cuando no se perdona?

Veamos algunos textos antes de contestar esta pregunta.

Mateo 6:12-15. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amen. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

Marcos 11:25-26. Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.

Lucas 6:37-38. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Efesios 4:31-32. Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

¿Por qué no perdonamos?

Por causa directa de pecado. Veremos algunas razones a continuación:

1. Por orgullo. ¿Por qué me he de humillar perdonándolo?
2. Para castigar al ofensor.
3. Porque esperamos un mal en el ofensor para restituir la ofensa.
4. Porque queremos un castigo de acuerdo a nuestra justicia.
5. Es su problema, no el mío.

En todas las razones anteriores hay un pecado personal de por medio. Debemos preguntar a Dios: ¿Que pecado mío me impide perdonar a esta persona?

Hechos 3:19. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Bendiciones de perdonar

1. Cuando perdonamos tenemos paz, gozo, libertad y amor.
2. Cuando perdonas creces espiritualmente y aprendes de todo lo que pasaste.
3. Cuando perdonas puedes desarmar al ofensor y es posible que se arrepienta de sus ofensas y se reconcilie contigo.

Los pasos para perdonar

1. Acepta lo que sucedió. Lo que paso no se puede cambiar, es tu presente lo que puedes cambiar.

2. Cuéntale a Dios lo que te hicieron. Él te oirá, no te calles Él quiere sanar tu corazón. También puedes pedir ayuda a un hermano en la fe que sea maduro y te pueda aconsejar y orar contigo.

3. Cuéntale a Dios cómo te sientes. Dile que estas triste, que te duele mucho, dile que tu corazón está sangrando. Dile que te trataron mal como si fueses cualquier cosa, cuando en realidad vales la sangre de Cristo. No digas que las ofensas a ti nunca te hieren, reconoce que eres humano y que sientes rabia, vergüenza y no sabes cómo perdonar.

No ocultes tus sentimientos poniéndote mascaras de tranquilidad cuando por dentro estas hirviendo.

4. Cuéntale a Dios que deseas el castigo al que te maltrato. El daño que te hicieron es demasiado y perdonar no es algo que te nace.

5. Debes perdonarte a ti mismo.

Debes de sentirte airado contigo mismo por todo lo malo que permitiste que te hicieran. Por ello debes perdonarte antes a ti que al ofensor.

6. Perdona al que te ofendió. Muchas veces la gente nos calumnia y maltrata pero algunas veces dicen la verdad, sin embargo nos dicen la verdad no con el deseo de ayudarnos sino de destruirnos. A esas personas hay que perdonarlas.

Dios nos ofrece su ayuda para perdonar las ofensas. Es difícil renunciar al deseo de venganza pero tienes que hacerlo. El Señor dice: Mía es la venganza, yo pagaré. (Hebreos 10:30)

7. Bendice, haz el bien y ora por los que te hacen mal. (Mateo 5:44-45; Romanos 12:20; Proverbios 25:21-22)

Si te acuerdas de lo malo que te hicieron y sientes dolor ora al Señor y dile que volviste a recordar con dolor lo que te hicieron y perdónalo y bendícelo en el nombre de Jesús.

¿Cómo debemos perdonar?

Debemos perdonar como se nos ha enseñado en las Escrituras.

Efesios 4:31-32. Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Al tener la convicción de que perdonar es separar el pecado del pecador nos lleva a perdonar como Cristo nos perdonó. No viendo la ofensa cometida a nuestra persona, sino el problema del pecador con Dios, porque a eso se reduce el pecado, a un problema con Dios.

Cuando esto ocurre en mi corazón, mi interés no está centrado en mí, en lo que me ofendieron, sino en el otro.

Sin embargo se presentan ciertas preguntas acerca de la práctica del perdón, veámoslas: ¿Quién da el primer paso? ¿Debo a esperar al arrepentimiento del otro?

En las Escrituras se dice: 

Lucas 23:34. Y Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. 

Hechos 7:60. Y puesto de rodillas clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. 

2 Timoteo 4:16. En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.

Hechos 3:19. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Aquel que no perdona de acuerdo al carácter de Dios y no se compromete con la vida del ofensor, no está siguiendo el ejemplo de Cristo y no está teniendo el sentir que tuvo Cristo Jesús.

Filipenses 2:4-7. No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de otros. Haya pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres.

Meditemos y practiquemos el siguiente texto de la palabra de Dios:

Colosenses 3:12-13. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.


En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amén. 

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