LA ORACION EN LA AFLICCION


La oración en la aflicción es la oración más difícil para un cristiano. Puedes orar mientras todo va bien, puedes guerrear, puedes interceder, pero en aflicción es difícil. Sin embargo, la Biblia nos enseña que es un deber orar.

Cuando se cierran las puertas sobre nuestra vida, cuando las necesidades y conflictos llegan, es cuando Dios te prueba y te dice: “Estás en el desierto y yo soy un oasis; ven y yo te daré descanso”.  Pero el sufrimiento no nos deja ver la luz y raramente encontramos el oasis.

Estando sano, de un día para otro te enfermas; la familia, de un día para otro sufre pruebas en los hijos, en los nietos. ¿Cómo puedes entrar al oasis? La oración es esa puerta de conforte, un lugar donde te sientes bien.

La oración es un manantial de abrigo. A veces intercediendo por otro, tú puedes ser sano. Así podemos decir: Fui liberado porque intercedí por un hermano.

I. ES UN DEBER ORAR

II Samuel 22:7 “En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios; él oyó mi voz desde templo, y mi clamor llegó a sus oídos.”  Es por esto que es tan importante cubrir nuestros oídos con la sangre de Cristo para tener oídos sobrenaturales. Para oír a Dios hay que tener oídos sobrenaturales, oídos divinos. Al ser liberados nuestros oídos, nos libramos de toda cosa pagana que entra, pero nosotros sabemos discernir entre el bien y el mal.

II Crónicas 20:9 “Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás.”

Tenemos aflicciones fuertes. ¿Cuántos padres e hijos no se entienden? ¿Cuántos problemas hay en un hogar?

Tenemos cargas.  En los hogares, sobre todo en donde hay células, hay que orar para que este sea un hogar una fortaleza, ya que los miembros que vienen traen cargas a las células, pero si tú estás ya fortalecido por el contacto divino de la oración, en el camino, estos van siendo liberados por sus cargas. Tú eres un rayo de luz para que esto suceda.

Salmo 50:15 “...e invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.”

Este salmo es la respuesta a esta liberación. Cuando se ha hecho un trabajo demoníaco sobre un cristiano, todo lo inmundo se levanta por la Palabra.

II. TENEMOS QUE ORAR POR AQUELLAS AREAS QUE TIENEN QUE LIBERARSE EN NOSOTROS

Para que la sanidad llegue a una persona, hay necesidad de liberar áreas que se vienen arrastrando desde los antepasados. Tú honras al Padre testificando lo que El ha hecho en tu vida; no avergonzándote de la grandeza de Su nombre. Si no das testimonio, el Espíritu se contrista. Salmo 86:7 “En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes.”   El mundo tiene que saber que tú no eres cola, sino cabeza, y nos apoyamos en la Palabra. Si estás en aflicción y llamas al Señor sabiendo que te va a responder, está hecho todo.

A veces tenemos espíritu de contienda y hasta que eso no muera, Dios no te llama a Su Reino. Para ser liberado de este espíritu, tenemos que ayunar y orar; esto solo sale con ayuno y oración. Es así que atamos todo espíritu de angustia, de miseria, de idolatría, y estas luchas diabólicas de nuestros antepasados se acaban.

III. TENEMOS QUE ORAR AUN CUANDO LAS AFLICCIONES CONTINUEN

Isaías 26:8-9 “También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.”

Cuando viene un terremoto, cuando vemos una ciudad embellecida y vemos la destrucción de la naturaleza, tenemos que pararnos y decir: ¿Qué es el hombre? NADA; sin Dios el hombre es nada; con Dios estamos llenos de la eternidad divina y en medio de los escombros; los que mueren en El entran en esa eternidad.

El hombre de Dios nunca dejará de tener aflicción, pero vive en la confianza de que siempre tendrá un protector divino. Una cosa es tener las armas espirituales y otra es vivir sin ellas. Las armas espirituales las encontramos en la Palabra.

Nehemías 9:32 “Ahora, pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.”

Job 10:15 “Si fuere malo, ¡Ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, estando hastiado de deshonra, y de verme afligido.”  Cuando hay lamentos, ayes, aflicciones, es porque el pecado es inminente. Tenemos palabra de Dios para vencer todo pecado. Cuando nosotros, por el pecado, nos vemos en deshonra, tenemos que humillarnos. El pecador que en medio de la aflicción se yergue, no tiene recompensa, pero el pecador que se humilla, Dios le oye. El que no tiene el amor de Cristo en su corazón, no te socorre.

Salmo 13:3 “Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte.”  El sueño del cristiano vago que no ora, que no ayuna, ni vigila, es un sueño de muerte. La iglesia mundialmente tiene sueño de muerte cuando combate a los que ayunan, oran y vigilan.

Cristo, cuando la hora le llegaba, veló y ayunó por cuarenta días y sus noches, y obtuvo una gloria no para sí, sino para el pueblo de Dios.

El reloj de Dios no es el nuestro. El no ha venido porque los frutos aún no están maduros. Dios quiere que cuando su Hijo recoja la iglesia, sea una obra con frutos. Para que la obra sea madura, tiene que venir la aflicción, porque si no hay aflicción no hay crecimiento.

IV. AL ORAR TENEMOS AYUDA EN LA PRESENCIA DE DIOS

Al estar cómodo y tenerlo todo, el cristiano a veces piensa que no necesita la presencia de Dios. Sin embargo, llega el momento de la aflicción y es entonces que necesitamos de Su presencia. En la carne no se llega a la presencia de Dios, es en el espíritu que esto se logra. Tenemos que entender que para Dios nosotros somos seres de valor. Nosotros somos muy importantes para Dios, es por eso que El nos ayuda.

Salmo 30:10 “Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí; Jehová, sé tú mi ayudador.”

¿Sabes que hay algunos que se alegran de ver tu aflicción? Pero Dios nunca te dejará.

V. MEDIANTE LA ORACION, EN MEDIO DE LA AFLICCION, HAY CONSOLACION DIVINA

Salmo 51:8 “Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido.”

Esta es una consolación divina. Cuando alguien viene a buscar ayuda de Dios, la encuentra. El te abraza y nunca más te suelta. Hay un Consolador que te da gozo y paz divina.

Salmo 86:17 “Haz conmigo señal para bien, y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados; porque tú, Jehová, me ayudaste y me consolaste.”

No sabemos qué es más fuerte si los dolores de un cáncer o los dolores del alma. Los dolores del alma penetran y nos hacen inservibles, pero Dios que es sobre todo consolación, extiende su mano de misericordia para todo el afligido y adolorido. El siempre nos da una palabra que mitiga.

Cuando estamos en verdadera aflicción tenemos que acudir a la misericordia de Dios. Si Dios tiene ira, también tiene misericordia.

Tenemos que reconocer que muchos de nuestros problemas son por nuestros propios pecados, y tenemos que clamar por misericordia.

Salmo 40:11 “Jehová, no retengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.” Dios quiere que por ti mismo, junto a la misericordia de Dios, liberes tu era, tu iglesia y tu nación. Si hay pecado en el pueblo de Dios, ¿Quién te puede guiar? Solo la Palabra de Dios.

Salmo 79:8 “No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; vengan pronto tus misericordias a encontrarnos, porque estamos muy abatidos.”

Salmo 19:12 “¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.”  Hay palabra fuerte y eficaz que nos libera aún cuando no sabemos.

Salmo 25:7 “De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová.”

Por lo que no atendimos, por lo que no dimos, o por lo que fallamos, debemos de pedir a Dios que tenga misericordia de nosotros y El quitará esos pecados de nuestras vidas.

Isaías 64:9 “No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.”   Éramos pecadores, pero ahora somos pueblo de Dios. ¡Alabado sea siempre el Señor!

Amén.

Fuente: http://mebpi.org/avantgo-print-481.html

5 comentarios:

  1. Palabras de Dios que me dan aliento y mas en este momento que estoy pasando por un problema un poco fuerte... pero Dios de esta manera me llama nuevamente... y agradezco por este llamamiento porque quiere decir que aun tiene planes para mi y me quiere dentro de su rebaño... saludos

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  2. Dios es todo amor y comprension, pidele con humildad reconociendo tus pecados y siempre gozaras de su consuelo y bondad y eso te hara fuerte y feliz en la vida.

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  3. Dios es todo amor y comprension, pidele con humildad reconociendo tus pecados y siempre gozaras de su consuelo y bondad y eso te hara fuerte y feliz en la vida.

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  4. Alabado sea Jesucristo,un Dios que nos consuela y que nos ama,seguir en su camino y servirle verdaderamente.

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Aclaración

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