LA LENGUA DEL JUSTO: PLATA ESCOGIDA

Proverbios 10:20 (RVR60)
"La lengua del justo es plata escogida; mas el corazón de los impíos es como nada."

En el ajetreo de nuestra vida diaria, donde las palabras a menudo se gastan con ligereza y se lanzan sin reflexión, el libro de Proverbios se erige como un faro de sabiduría eterna. El versículo que hoy meditamos presenta un contraste profundo y revelador, no solo entre la lengua del justo y la del impío, sino entre la raíz de donde brotan sus palabras.

La Fuente de Nuestras Palabras

El proverbio comienza con "La lengua del justo", pero para entender la lengua, debemos recordar lo que dijo Jesús: "de la abundancia del corazón habla la boca" (Lucas 6:45). La lengua es simplemente el instrumento; el corazón es el músico. La calidad de nuestras palabras—su tono, su contenido, su intención—es un diagnóstico directo de la condición de nuestro corazón. Un corazón transformado por la gracia de Dios, un corazón que busca la justicia que Él provee, inevitablemente producirá un fruto verbal distinto.

Plata Escogida: El Valor y la Pureza de la Palabra Justa

La metáfora que Salomón utiliza es poderosa: "plata escogida". La plata, en el mundo antiguo, representaba valor, pureza y utilidad. No era el metal más precioso (ese sería el oro), pero era esencial para las transacciones diarias y para la creación de objetos bellos y funcionales.

Valor Intrínseco: La plata tiene un valor inherente. De la misma manera, las palabras de una persona justa tienen peso, sustancia y valor. No son palabras huecas o vanas. Son palabras que edifican, animan, corrigen con amor y declaran la verdad. Cada palabra es como una moneda valiosa que enriquece al que la recibe. Piensa en una palabra de aliento en un momento de desaliento, un consejo sabio en una encrucijada, una verdad bíblica en medio de la confusión. Esas palabras son valiosas.

Pureza Refinada: La "plata escogida" es plata refinada, purificada en el crisol para eliminar toda impureza. Así es la lengua del justo. No está libre de error, pero ha sido sometida al proceso de santificación. Es una lengua que evita la mentira, el chisme, la calumnia, la queja amarga y la palabrería corrupta. Es una lengua que busca ser pura, reflejando el carácter de un Dios santo. Este refinamiento es un proceso continuo, a menudo doloroso, donde el Espíritu Santo nos convence y nos ayuda a domar nuestra lengua (Santiago 3:8-10).

Utilidad y Belleza: La plata se utilizaba para crear objetos de utilidad y belleza, como joyas o vasijas. La lengua del justo es igualmente útil. Su propósito no es la autopromoción, sino la edificación de los demás. "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (Efesios 4:29). Una palabra oportuna, dicha con amor, puede sanar un corazón roto, restaurar una relación o guiar a un alma hacia Cristo. Es funcional y hermosa a la vez.

El Corazón del Impío: Como Nada

En un contraste devastador, el proverbio declara: "mas el corazón de los impíos es como nada". Esta es una afirmación fuerte. No significa que el impío no exista, sino que su fundamento, su centro, su fuente de vida—su corazón—carece de valor real, sustancia eterna y solidez. Es "vanidad" o "vacío". Un corazón que no está arraigado en Dios está construido sobre la arena. De este corazón vacío proceden palabras que, aunque puedan sonar elocuentes o persuasivas, en última instancia carecen del valor duradero de la plata escogida. Son palabras que pueden derribar, engañar y destruir, pero que al final se las llevará el viento porque no tienen la esencia de la eternidad.

Aplicación para Nuestra Vida

Hoy, estamos invitados a un examen de conciencia:

¿Qué sale del manantial de nuestro corazón? ¿Son nuestras palabras mayormente quejas, críticas, murmuraciones y vanidades? ¿O son palabras de gratitud, fe, verdad y amor?

¿Estamos permitiendo que Dios refine nuestra lengua? Cuando fallamos con nuestras palabras, ¿acudimos rápidamente a la cruz para recibir perdón y gracia para cambiar? ¿O justificamos nuestro lenguaje?

¿Vemos nuestras palabras como un instrumento de bendición? Cada conversación, cada mensaje de texto, cada interacción en redes sociales es una oportunidad para distribuir "plata escogida". ¿La estamos desperdiciando o invirtiéndola para el reino de Dios?

Que aspiremos a ser hombres y mujeres cuya lengua—gobernada por un corazón transformado por Cristo—sea un tesoro de valor, pureza y utilidad para todos los que nos rodean. Que el mundo, al escucharnos, no oiga el eco vacío de un corazón sin Dios, sino el sonido valioso y perdurable de la plata escogida.

Oración

Padre celestial, tu Palabra es viva y eficaz, y hoy nos confronta con la verdad sobre el poder de nuestra lengua. Reconocemos delante de ti que muchas veces hemos fallado; hemos hablado con ligereza, con ira, con impureza. Perdónanos, Señor.

Te rogamos que transformes nuestro corazón, la fuente de todo lo que decimos. Límpianos de toda impureza y llénanos de tu Espíritu Santo. Que de la abundancia de un corazón que te ama y te busca, broten palabras que sean como plata escogida: valiosas para edificar, puras para honrarte y útiles para bendecir a quienes nos rodean.

Refrena nuestra lengua del mal y guía nuestras palabras para que cada una de ellas te glorifique a Ti, el Verbo hecho carne. En el nombre precioso de Jesús, el único cuya lengua fue perfecta plata escogida en todo momento, Amén.

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