Juan 4:13 (RVR60)
"Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed."
Este versículo se encuentra en medio de una de las conversaciones más profundas y transformadoras registradas en las Escrituras: el encuentro de Jesús con la mujer samaritana junto al pozo de Jacob. Ella había ido a buscar agua, una necesidad física cotidiana, pero se encontró con la fuente de agua viva misma. La declaración de Jesús es una verdad universal y atemporal: las soluciones terrenales son temporales. El agua del pozo, por más profundo que sea, solo puede aliviar la sed por un tiempo. Volveremos al pozo. Volveremos a tener sed.
En nuestro mundo moderno, tenemos muchos "pozos" a los que acudimos buscando saciar nuestra sed interior. Buscamos satisfacción en el éxito profesional, en las relaciones, en las posesiones, en el reconocimiento, en el placer o en el entretenimiento. Y, efectivamente, estas cosas pueden darnos un momento de alegría, un respiro de felicidad. Funcionan… por un tiempo. Pero luego, la sed regresa. La promoción laboral pierde su brillo, el nuevo auto se desactualiza, la emoción de una compra se desvanece y nos encontramos vacíos otra vez, buscando el próximo pozo del cual beber. Es un ciclo agotador que el mundo nos ofrece: sed, búsqueda, satisfacción temporal y… más sed.
Jesús, en su infinita sabiduría, no solo diagnostica el problema ("volverá a tener sed"), sino que inmediatamente ofrece la solución en el versículo 14: "mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna." Él contrasta lo temporal con lo eterno, lo finito con lo infinito. El agua del mundo satisface desde afuera hacia adentro y se agota. El agua que Él ofrece brota desde dentro de nosotros, es una fuente perpetua de vida, propósito y comunión con Dios.
La mujer samaritana representa a cada uno de nosotros. Llegó al pozo con su cántaro, cargando no solo la necesidad de agua física, sino el peso de una vida de búsquedas fallidas y decepciones (sus cinco maridos son un símbolo potente de esto). Jesús le habla directamente a su necesidad más profunda, a la sed del alma que ella misma quizás no podía nombrar. Él hace lo mismo con nosotros hoy. En medio de nuestras rutinas agotadoras y nuestras búsquedas interminables, su voz resuena: "Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed".
Este devocional es una invitación a examinar nuestros propios "pozos". ¿A qué acudimos para encontrar consuelo, significado o escape? ¿Dónde hemos estado depositando nuestra esperanza para sentirnos plenos? La Palabra nos recuerda hoy que cualquier cosa que no sea Cristo, eventualmente nos dejará con la boca seca y el corazón vacío.
La invitación de Jesús no es a negar nuestras necesidades, sino a dirigirlas hacia la fuente correcta. Él no desprecia nuestra sed; por el contrario, la reconoce y se ofrece a sí mismo como la única respuesta permanente a ella. Beber de Su agua significa aceptar Su señorío, confiar en Su sacrificio en la cruz y permitir que Su Espíritu Santo more en nosotros, convirtiéndose en esa fuente interna e inagotable que satisface cada anhelo de nuestro ser.
Oración
Señor Jesús, reconozco hoy delante de ti que muchas veces he corrido a pozos rotos que no pueden contener agua. He buscado saciar la sed de mi alma en cosas pasajeras del mundo, y solo he encontrado decepción y vacío. Gracias por tu Palabra que declara con verdad que estas aguas nunca serán suficientes.
Perdóname por haber ignorado tu fuente de agua viva, por haber dependido de mis propios esfuerzos y de las soluciones temporales que el mundo ofrece. Hoy, clamo a ti. Quiero beber, Señor, del agua que solo Tú puedes dar.
Acudo a ti, la fuente de la vida eterna. Sacia la sed más profunda de mi ser. Inunda mi espíritu con tu presencia, llena mi corazón con tu paz y que tu Espíritu Santo se convierta en ese manantial inagotable dentro de mí, que brota para vida eterna. Ayúdame a recordar cada día que solo en Ti encuentra descanso mi alma. En el nombre de Jesús, Amén.
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