"Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor." - Efesios 6:4 (RVR60)
Introducción:
La paternidad es una de las responsabilidades más sagradas y desafiantes que Dios confía a los seres humanos. En el capítulo 6 de Efesios, el apóstol Pablo establece principios para las relaciones fundamentales del hogar. Después de dirigirse a los hijos, dirige su mirada a los padres con una instrucción concisa pero profundamente transformadora. Este versículo, Efesios 6:4, es un faro de sabiduría que ilumina el camino hacia una paternidad que no solo forma carácter, sino que también refleja el corazón de nuestro Padre Celestial. No se trata de un manual de control, sino de una guía para discipular el corazón de nuestros hijos.
1. El Lado Prohibitivo: "No provoquéis a ira a vuestros hijos"
La instrucción comienza con una advertencia: "No provoquéis a ira". Esta frase es crucial. Pablo no está hablando de la corrección necesaria, sino de un patrón de conducta paterna que, de manera injusta y opresiva, exaspera y aplasta el espíritu de un niño.
¿Qué significa "provocar a ira" en la práctica cotidiana? Puede manifestarse de muchas maneras:
Expectativas Irrazonables: Exigir perfección o un rendimiento más allá de sus capacidades según su edad. Cuando un hijo siente que nunca puede alcanzar el estándar, su frustración se convierte en ira o en desánimo.
Inconsistencia y Favoritismo: Aplicar reglas de manera impredecible o tratar a los hijos con parcialidad. Esto genera confusión, injusticia y resentimiento.
Crítica Constante y Falta de Afirmación: Centrarse únicamente en los errores y nunca reconocer los esfuerzos o las cualidades. Un ambiente de crítica constante destruye la autoestima y aleja emocionalmente al hijo.
Autoritarismo sin Amor: Gobernar el hogar con mano de hierro, donde la obediencia se basa en el miedo y no en el respeto. Este método puede producir conformidad externa, pero internamente cultiva un corazón rebelde.
Falta de Tiempo y Atención: Estar físicamente presente pero emocionalmente ausente. La negligencia emocional es una forma poderosa de provocar a un hijo, haciéndole sentir que no es valioso.
El mandato de "no provocar a ira" es un llamado a la autoconciencia paterna. Nos desafía a examinar nuestros motivos, nuestro temperamento y nuestras acciones. Es un recordatorio de que nuestros hijos no son nuestra propiedad, sino una herencia del Señor (Salmo 127:3) que debemos guiar, no tiranizar.
2. El Lado Constructivo: "Sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor"
Después de desmantelar el modelo de paternidad dañina, Pablo construye uno nuevo, centrado en Dios. La paternidad no es solo evitar lo negativo; es perseguir activamente lo positivo. Este mandato tiene dos componentes esenciales e inseparables:
A. "Criadlos en disciplina" (Nutrición y Entrenamiento)
La palabra "disciplina" aquí va mucho más allá del castigo. Proviene del griego paideia, que engloba la idea completa de educación, formación, entrenamiento y corrección. Es el proceso integral de moldear el carácter. Implica:
Límites Claros: Establecer fronteras de amor que brinden seguridad y enseñen responsabilidad.
Consecuencias Consistentes: Permitir que las acciones tengan resultados naturales y lógicos, lo cual es una forma poderosa de aprender. La corrección debe ser siempre proporcional, justa y administrada con autocontrol, nunca con ira.
Entrenamiento para la Vida: Enseñar habilidades, principios y valores a través del ejemplo y la instrucción directa. Es prepararlos para la vida, no solo controlar su comportamiento en el momento.
B. "Y amonestación del Señor" (Instrucción e Instrucción Espiritual)
Este es el elemento distintivamente cristiano. "Amonestación" (nouthesia) significa "poner en la mente", es una instrucción que advierte, aconseja y corrige. Y lo más importante, es "del Señor". Esto significa que el contenido y la base de nuestra instrucción no son nuestras opiniones, la cultura o la psicología popular, sino la Palabra de Dios.
Integrar la Fe en la Vida Diaria: No se trata solo de ir a la iglesia los domingos, sino de hablar de Dios naturalmente en el camino, al acostarse y al levantarse (Deuteronomio 6:7). Es responder a las preguntas de la vida con las verdades de las Escrituras.
Señalar a Cristo: La amonestación del Señor apunta siempre al evangelio. Enseña a nuestros hijos sobre el pecado, pero también sobre la gracia redentora de Jesús. Les muestra que la obediencia nace del amor y la gratitud a Dios, no del miedo al castigo.
Modelar una Fe Auténtica: La "amonestación" más poderosa es una vida vivida en dependencia y amor a Dios. Nuestros hijos deben vernos orar, leer la Biblia, pedir perdón cuando fallamos y confiar en Dios en las dificultades.
Conclusión: El Equilibrio Divino
Efesios 6:4 presenta un equilibrio divino. Por un lado, nos protege del abuso de autoridad ("no provoquéis"); por el otro, nos llama a ejercer una autoridad piadosa y activa ("criadlos"). La meta no es criar hijos que simplemente se comporten bien, sino discípulos de Jesús que conozcan y amen a Dios desde el corazón. Es un viaje que requiere humildad, dependencia constante del Espíritu Santo y mucha gracia. Cada día es una oportunidad para reflejar, aunque sea de manera imperfecta, el carácter de nuestro Padre Celestial, quien nos disciplina por nuestro bien y nos instruye con amor infinito.
Oración
Padre Celestial,
Te damos gracias por el privilegio y la inmensa responsabilidad de ser padres. Reconocemos delante de ti que, sin tu guía y tu gracia, es una tarea que nos supera. Examina nuestro corazón hoy y muéstranos cualquier forma en la que, tal vez sin darnos cuenta, estemos provocando a ira a nuestros hijos. Danos sabiduría para equilibrar la gracia y la verdad.
Ayúdanos a criar a nuestros hijos en tu disciplina, con límites amorosos y una corrección que edifique y no destruya. Pero, sobre todo, llénanos de tu Espíritu para que podamos instruirlos en tu amonestación. Danos creatividad y constancia para hablar de ti en cada momento, modelando una fe vibrante y auténtica.
Guíanos para que, en nuestro rol de padres, reflejemos tu carácter paciente, misericordioso y justo. Suple con tu poder nuestras deficiencias y cubre con tu gracia nuestros errores. Confiamos a nuestros hijos en tus manos, sabiendo que tú los amas más de lo que nosotros podemos imaginar.
Que todo lo que hagamos en nuestro hogar sirva para guiar sus corazones hacia ti. En el nombre de Jesús, el modelo perfecto de Hijo y nuestro Salvador, Amén.
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