ALEGRÍA EN LA ACCIÓN: LA ADORACIÓN COMO UN GOZO ACTIVO

"Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo."
— Salmo 9:2 (RVR60)

Introducción: Una Decisión Deliberada
El Salmo 9 es un canto de victoria y agradecimiento que brota del corazón de David. En medio de circunstancias que incluían luchas contra enemigos (versículo 3), el rey no se enfoca primero en la batalla, sino en la bondad de Dios. El versículo 2 no es una expresión pasiva de felicidad; es una declaración poderosa y deliberada. David está tomando una decisión: elegir la alegría en Dios, independientemente de lo que le rodee. Nos enseña que la adoración verdadera no es un mero sentimiento, sino un acto de la voluntad, una respuesta gozosa a quién es Dios.

1. "Me alegraré": La Elección de un Corazón Agradecido
La frase "Me alegraré" implica una acción voluntaria. La alegría de la que habla David no es la felicidad superficial que depende de las circunstancias favorables. La felicidad fluctúa con los eventos de la vida; la alegría en Dios es un ancla en medio de la tormenta. Es el fruto de recordar quién es Él y lo que ha hecho.

David elige alegrarse. En nuestra vida, enfrentamos desafíos, decepciones y tristezas que pueden nublar nuestra perspectiva. Este versículo nos invita a hacer una pausa y tomar una decisión consciente: elegir alegrarnos en el carácter inmutable de Dios. Es buscar razones para la gratitud incluso cuando el camino es cuesta arriba. Es encontrar gozo no en la resolución inmediata de nuestros problemas, sino en la presencia constante de nuestro Padre.

2. "Y me regocijaré en ti": El Objeto de Nuestra Alegría
Observa el lenguaje preposicional: no dice "me alegraré por mis victorias" o "me regocijaré por mis bendiciones". El enfoque está en la preposición "en ti". Esta es la clave de toda adoración genuina. La fuente de nuestro gozo no son los dones de Dios, sino el Dador mismo.

Muchas veces, nuestra adoración se condiciona a lo que recibimos. Alabamos a Dios por el trabajo, la salud o las relaciones restored. Pero ¿qué sucede cuando esas cosas se desvanecen? La adoración de David es más profunda. Se regocija en Dios: en Su fidelidad, Su justicia, Su amor eterno y Su majestad como el "Altísimo". Cuando nuestro gozo está arraigado en la persona de Cristo, se vuelve inquebrantable, porque Él es inquebrantable. Él es el mismo ayer, hoy y siempre. Regocijarse en Él es encontrar un manantial de gozo que nunca se seca.

3. "Cantaré a tu nombre": La Expresión de un Alma Llena
La alegría interior no puede contenerse; busca expresarse. Para David, la expresión natural de un corazón lleno de gozo en Dios es el canto. "Cantaré a tu nombre" es una declaración de adoración pública y audible. El "nombre" de Dios en la cultura hebrea representa todo Su carácter, Sus atributos y Su reputación. Cantar a Su nombre es proclamar quién es Él: Jehová-Rafá (el Señor que sana), Jehová-Jireh (el Señor proveerá), Jehová-Shalom (el Señor es paz).

Nuestro canto, ya sea en la congregación o en la intimidad de nuestro hogar, es una poderosa herramienta de fe. No solo refleja gozo, sino que también lo genera. Al cantar las verdades sobre Dios, nuestro propio espíritu se fortalece y nuestra mente se renueva. Es un acto de guerra espiritual que declara la grandeza de Dios sobre cualquier murmullo de desesperanza.

4. "Oh, Altísimo": La Perspectiva de la Majestad
David culmina su exclamación con el título "Altísimo" (hebreo: `Elyon). Este nombre enfatiza la soberanía suprema de Dios sobre toda la creación, sobre todas las naciones y sobre cualquier poder, visible o invisible. Al llamar a Dios "Altísimo", David coloca todos sus problemas en la perspectiva correcta. Sus enemigos ya no parecen gigantes, sino seres finitos bajo el dominio del Dios infinito.

Cuando nos regocijamos en el Altísimo, nuestros problemas no necesariamente desaparecen, pero sí se empequeñecen ante Su magnitud. Recordar que Él está por encima de todo nos da una paz profunda. Nos asegura que nada escapa a Su control y que Su plan soberano se cumplirá. Nuestra adoración nos eleva por encima de nuestras circunstancias para vernos desde el lugar celestial donde Cristo está sentado.

Conclusión: Un Ciclo de Gracia
El Salmo 9:2 nos muestra un ciclo hermoso de la vida de fe: La memoria de los actos de Dios (versículo 1) produce alegría en Su persona (versículo 2), lo que lleva a una alabanza espontánea (versículo 2), que a su vez refuerza nuestra fe para la próxima batalla (versículo 3).

Hoy, puedes elegir entrar en este ciclo. Independientemente de lo que estés enfrentando, decide alegrarte en el Dios que es tu fortaleza y refugio. Regocíjate no en lo temporal, sino en Él, que es eterno. Deja que tu corazón cante alabanzas a Su nombre, proclamando que Él es el Altísimo, soberano sobre cada detalle de tu vida. Encuentra tu gozo en el Dador, y descubrirás que la alegría es una fuente inagotable.

Oración
Señor Dios, Altísimo y Padre nuestro,

Te damos gracias por tu Palabra que nos instruye y alienta. Hoy, ante ti, hacemos una decisión deliberada. Elegimos alegrarnos en ti. Reconocemos que nuestra felicidad no debe depender de las circunstancias cambiantes, sino de tu carácter inmutable y fiel.

Llena nuestro corazón con tu gozo, un gozo que sobrepasa todo entendimiento. Ayúdanos a recordar que tú eres el objeto de nuestra adoración, la fuente de nuestra fortaleza y la razón de nuestro canto. Cuando la preocupación o la tristeza quieran robarnos la paz, levanta nuestro eyes hacia ti, el Altísimo, para que recordemos tu soberanía y tu gran poder.

Pon un canto nuevo en nuestra boca, una alabanza a tu nombre. Que nuestra vida sea una melodía constante de gratitud que proclame quién eres: nuestro Dios, nuestro Redentor y nuestra mayor alegría.

Te lo pedimos en el nombre poderoso de Jesús, Amén.

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