PORQUE PARA MÍ EL VIVIR ES CRISTO, Y EL MORIR ES GANANCIA

Filipenses 1:21 RVR60:
El apóstol Pablo, escribiendo desde una prisión romana, declara una de las verdades más profundas y transformadoras de la vida cristiana. En este versículo, condensa la esencia de su existencia: Cristo es su vida, y la muerte, lejos de ser una derrota, es un triunfo. Estas palabras no nacen de la teoría, sino de una fe probada en el crisol del sufrimiento, la persecución y la entrega total al Señor.

1. "Para mí el vivir es Cristo"
Pablo no dice "el vivir es predicar", "el vivir es servir" o "el vivir es cumplir mandamientos". Su enfoque es una Persona: Cristo. Para él, Jesús no era solo un modelo a seguir, sino el aliento de cada día, la razón de su gozo, la fuente de su identidad.

Cristo como Centro: En un mundo que nos urge a vivir para el éxito, el placer o la acumulación, Pablo nos recuerda que todo pierde sentido si no está arraigado en Jesús (Colosenses 3:4).

Cristo como Motivación: Sus trabajos, sus cartas, sus viajes misioneros—todo brotaba de su relación con el Salvador (Gálatas 2:20).

Cristo como Meta: No anhelaba fama ni comodidad, sino conocerle y ser conformado a Él (Filipenses 3:10).

Reflexión: ¿Es Cristo el corazón de tu vida? ¿Ocupa Él el primer lugar en tus decisiones, afectos y prioridades?

2. "Y el morir es ganancia"
Pablo enfrentaba la sombra de la ejecución, pero veía más allá: la muerte no era el fin, sino la puerta a la presencia gloriosa de Dios. Para él, partir significaba:

Liberación del pecado: Ya no más lucha contra la carne (Romanos 7:24-25).

Reunión con Cristo: "Deseo partir y estar con Cristo" (Filipenses 1:23).

Recompensa eterna: La corona de justicia le esperaba (2 Timoteo 4:8).

Mientras muchos temen a la muerte, Pablo la veía como ganancia porque conocía a Quien había vencido la tumba (1 Corintios 15:55).

Reflexión: ¿Vives con la seguridad de que, en Cristo, la muerte es solo un paso hacia la eternidad?

3. El Equilibrio Divino: Vivir con Propósito, Morir con Esperanza
Pablo no despreciaba la vida; de hecho, sabía que su permanencia era necesaria para edificar a otros (Filipenses 1:24). Pero tampoco temía a la muerte, porque su esperanza estaba "guardada en los cielos" (Colosenses 1:5). Este equilibrio nos desafía:

Vivir plenamente para Cristo hoy, sabiendo que cada día es una oportunidad para glorificarle.

Descansar en la esperanza de la eternidad, sin aferrarnos a este mundo pasajero (1 Juan 2:17).

Conclusión
Filipenses 1:21 es un llamado a reevaluar nuestra existencia. Si Cristo no es el centro, la vida pierde sentido y la muerte asusta. Pero si Él es nuestro todo, ambas—vida y muerte—son victorias.

Oración
Señor Jesús, hoy reconozco que sin Ti nada soy. Toma el primer lugar en mi corazón y transforma mi vida para que, como Pablo, yo también pueda decir: 'Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia'. Ayúdame a servirte con pasión cada día, y a descansar en la certeza de que mi futuro está seguro en Tus manos. Que mi vida te glorifique, y mi muerte—cuando llegue—sea un paso a Tu presencia eterna. En Tu nombre, Amén.

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