2 Timoteo 2:11 (RVR60)
"Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él."
Este versículo, aunque breve, contiene una profunda verdad espiritual que resume el corazón del evangelio y la vida del creyente. En medio de su segunda carta a Timoteo, el apóstol Pablo comparte una declaración que probablemente era un himno o confesión de fe de la iglesia primitiva, recordándonos la inseparable unión entre Cristo y su pueblo.
1. La Fidelidad de la Palabra
Pablo comienza diciendo: "Palabra fiel es esta". Esto nos asegura que lo que sigue no es una mera opinión humana, sino una verdad divina digna de confianza. En un mundo lleno de incertidumbre, la Palabra de Dios permanece firme (Isaías 40:8). Podemos descansar en sus promesas, pues Él no miente ni cambia (Números 23:19).
2. Morir con Cristo: La Negación del Yo
"Si somos muertos con él" se refiere a nuestra identificación con la muerte de Jesús. En Romanos 6:8, Pablo explica: "Si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él". Esto implica:
Muerte al pecado: Al ser crucificados con Cristo (Gálatas 2:20), renunciamos a los deseos carnales que nos separan de Dios.
Muerte al mundo: Ya no vivimos para los placeres temporales, sino para los propósitos eternos (Colosenses 3:2-3).
Muerte al ego: Tomamos nuestra cruz cada día (Lucas 9:23), sometiendo nuestra voluntad a la de Dios.
3. Vivir con Cristo: La Promesa de la Resurrección
La segunda parte del versículo es gloriosa: "también viviremos con él". Esta es la esperanza que sostiene al creyente:
Vida nueva en el presente: Cristo vive en nosotros (Gálatas 2:20), transformando nuestro carácter y acciones.
Vida eterna en el futuro: La resurrección de Jesús garantiza la nuestra (1 Corintios 15:20-22). Aunque el cuerpo muera, el alma vive para siempre en su presencia (Juan 11:25-26).
Aplicación Práctica
Examina tu corazón: ¿Estás dispuesto a morir a todo lo que te aleja de Dios?
Aferrate a la promesa: Aun en pruebas, recuerda que la muerte no tiene la última palabra.
Vive para Cristo: Si Él es tu vida, tu existencia debe reflejar su amor y santidad.
Conclusión
2 Timoteo 2:11 es un recordatorio de que el camino del discípulo implica tanto sufrimiento como gloria. Pero la promesa es segura: Si compartimos sus padecimientos, compartiremos su victoria.
Oración
Padre celestial, gracias porque tu Palabra es fiel y verdadera. Ayúdame a morir cada día a mi pecado, a mi orgullo y a las vanidades de este mundo, para que Cristo viva en mí. Fortaléceme en las pruebas y lléname de tu Espíritu, para que mi vida glorifique tu nombre. Gracias por la promesa de que, aunque muera, viviré eternamente contigo. En el nombre de Jesús, amén.
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