Isaías 40:8 RVR60:
"Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre."
En un mundo marcado por el cambio, la incertidumbre y la fragilidad, el profeta Isaías nos dirige a una verdad inquebrantable: la eternidad de la Palabra de Dios. Mientras todo a nuestro alrededor es temporal—las riquezas, las emociones, las fuerzas físicas e incluso las glorias humanas—Dios nos recuerda que Su Palabra es el único fundamento que no se moverá.
1. La Fragilidad de lo Terrenal
El versículo comienza con una imagen vívida: "Sécase la hierba, marchítase la flor". La naturaleza misma testifica de lo pasajero de nuestra existencia. La hierba, que hoy está verde, mañana puede secarse; las flores, aunque hermosas, pronto pierden su esplendor. Así también nuestras vidas, proyectos y esfuerzos están sujetos al tiempo y al deterioro (Salmo 103:15-16). Esta realidad no es pesimista, sino un llamado a poner nuestra confianza en lo que verdaderamente permanece.
2. La Inmutabilidad de la Palabra de Dios
En contraste con lo temporal, la Escritura declara: "Mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre". Jesús mismo afirmó: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mateo 24:35). La Biblia no es un libro más; es la voz viva de Dios, que trasciende culturas, generaciones y circunstancias. Sus promesas son fieles, Sus mandamientos son rectos, y Su evangelio es poder para salvación (Romanos 1:16).
3. Vivir con una Perspectiva Eterna
Si la Palabra de Dios permanece, entonces nuestra vida debe estar arraigada en ella. En momentos de duda, es nuestro sustento (Salmo 119:105). En tiempos de aflicción, es nuestro consuelo (Romanos 15:4). Y frente a las mentiras del mundo, es nuestra verdad (Juan 17:17). Cada día, debemos atesorarla, estudiarla y obedecerla, porque solo lo que se edifica sobre ella tendrá fruto eterno (Mateo 7:24-25).
Conclusión
Mientras miramos a nuestro alrededor, vemos que todo cambia, pero Dios y Su Palabra son el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8). Que esta verdad nos llene de esperanza y nos impulse a vivir con propósito, sabiendo que nuestra fe no está puesta en lo visible, sino en lo eterno (2 Corintios 4:18).
Oración
Padre celestial, gracias porque Tu Palabra es eterna y jamás falla. Ayúdanos a confiar plenamente en ella, incluso cuando todo a nuestro parece inestable. Que nuestras vidas estén cimentadas en Tus promesas, y que encontremos en la Escritura el consuelo, la dirección y la fuerza que necesitamos cada día. Renueva nuestra mente con Tu verdad y guíanos a vivir para lo que permanece: Tu reino y Tu justicia. En el nombre de Jesús, Amén.
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