LA ETERNIDAD EN EL CORAZÓN: EL DISEÑO DIVINO EN EL TIEMPO

"Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin." (Eclesiastés 3:11, RVR60)

Introducción: La Belleza del Tiempo y el Misterio de la Eternidad
El libro de Eclesiastés, escrito por el sabio Salomón, es un profundo reflejo sobre la vida bajo el sol. En medio de su búsqueda de significado, el autor llega a una verdad reveladora: Dios ha establecido un orden y un propósito en cada momento de nuestra existencia. El versículo 11 del capítulo 3 destaca dos verdades fundamentales: la perfección del tiempo de Dios y el anhelo de eternidad que Él ha puesto en nuestro corazón.

1. "Todo lo hizo hermoso en su tiempo"
Dios no solo creó el universo, sino que lo hizo con un diseño perfecto. Cada estación, cada ciclo de vida, cada evento—por doloroso o gozoso que parezca—tiene un propósito dentro de Su plan soberano. La palabra "hermoso" aquí no se refiere únicamente a lo estético, sino a lo apropiado.

El tiempo de Dios es perfecto: Aunque a menudo queremos acelerar procesos o retroceder en el tiempo, Dios obra en un cronograma que trasciende nuestra comprensión (Isaías 55:8-9).

Confianza en Su diseño: José, David y Jesús mismo vivieron momentos de dolor que, con el tiempo, revelaron la gloria de Dios (Génesis 50:20; Salmo 18:30; Juan 12:27-28).

Reflexión: ¿Hay situaciones en tu vida que hoy parecen caóticas, pero que, en el tiempo de Dios, revelarán su belleza?

2. "Ha puesto eternidad en el corazón de ellos"
Dios nos ha creado con un anhelo innato por lo eterno. Ninguna posesión, logro o experiencia terrenal puede satisfacer plenamente este deseo, porque fuimos hechos para algo más grande: la comunión con el Eterno.

El vacío que solo Dios llena: Agustín de Hipona escribió: "Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti."

La promesa de la eternidad: Jesús vino para reconciliarnos con Dios y darnos vida eterna (Juan 3:16). Este anhelo en nuestro corazón es un recordatorio de nuestro destino celestial (2 Corintios 5:1-2).

Reflexión: ¿Buscas llenar tu corazón con cosas pasajeras, o diriges tu mirada hacia la eternidad que Dios te ofrece?

3. "Sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios"
La humildad es esencial en nuestra relación con Dios. Hay aspectos de Su obra que nunca comprenderemos en esta vida, y eso no es un error, sino parte de Su grandeza.

La sabiduría humana es limitada: Proverbios 3:5 nos llama a confiar en Él y no apoyarnos en nuestro propio entendimiento.

El misterio de la fe: Aunque no entendamos el "por qué" de ciertas pruebas, podemos descansar en el "quién": un Dios que nos ama (Romanos 8:28).

Reflexión: ¿Estás dispuesto a confiar en Dios incluso cuando no entiendes Sus caminos?

Conclusión: Vivir con Perspectiva Eterna
Eclesiastés 3:11 nos invita a abrazar el tiempo de Dios, a reconocer nuestro anhelo por Él y a descansar en Su soberanía. Cuando vivimos con esta perspectiva, encontramos paz en medio de lo transitorio y gozo en la esperanza de lo eterno.

Oración
Padre celestial, gracias porque has hecho todas las cosas hermosas en su tiempo. Reconocemos que has puesto eternidad en nuestros corazones, y que nada en este mundo puede satisfacer ese anhelo más que Tú. Perdónanos cuando buscamos respuestas en lugar de buscarte a Ti, cuando queremos controlar lo que solo Tú comprendes. Ayúdanos a confiar en Tu obra perfecta, incluso cuando no la entendemos. Fortalece nuestra fe para vivir cada día con la mirada puesta en la eternidad que nos has prometido. En el nombre de Jesús, amén.

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