MIS TIEMPOS ESTÁN EN TUS MANOS: CONFIANZA EN LA SOBERANÍA DE DIOS

"En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores."
Salmo 31:15 (RVR60)

Introducción: La Vulnerabilidad y la Confianza
El Salmo 31 es un clamor de David en medio de la angustia, donde mezcla lamentos con expresiones de profunda confianza en Dios. En el versículo 15, encontramos una declaración poderosa que resume la esencia de la fe: el reconocimiento de que Dios tiene el control absoluto sobre nuestros tiempos, nuestras circunstancias y nuestro destino.

En un mundo donde el afán, la incertidumbre y las adversidades nos rodean, este versículo nos invita a descansar en la soberanía divina. No somos víctimas del azar; cada momento de nuestra vida está bajo el cuidado amoroso del Padre.

1. La Soberanía de Dios Sobre Nuestros Tiempos
"En tu mano están mis tiempos..."

David no solo habla del tiempo cronológico, sino de los momentos significativos de su vida: tiempos de alegría, de dolor, de espera, de lucha y de victoria. Reconocer que Dios sostiene nuestros tiempos implica:

Dependencia: No estamos a merced de las circunstancias. Aun cuando no entendemos los "por qué" o los "cuándo", Él sabe lo que hace (Isaías 55:8-9).

Propósito: Nada en nuestra vida es accidental. Dios obra en cada etapa para cumplir sus planes (Romanos 8:28).

Paz: Si Él tiene el control, podemos dejar de lado la ansiedad (Filipenses 4:6-7).

Reflexión: ¿Estás luchando con la impaciencia o el miedo al futuro? Recuerda: tus tiempos—tu pasado, presente y futuro—están en las manos del Alfarero que moldea todo con amor.

2. El Clamor por Liberación
"...Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores."

David no ignora sus problemas; los presenta ante Dios con honestidad. Sus "enemigos" podían ser literales (como el rey Saúl) o figurados (el temor, la culpa, la opresión espiritual).

La oración como refugio: En lugar de desesperarse, David clama. La oración es el puente entre nuestra fragilidad y el poder de Dios (Salmo 50:15).

Liberación divina: Dios no siempre nos saca inmediatamente de la prueba, pero promete acompañarnos y darnos fuerza (Isaías 43:2).

Aplicación: Identifica tus "enemigos" actuales (preocupaciones, tentaciones, personas que te hieren) y entrégaselos a Dios. Él es tu defensor.

3. Jesús: El Ejemplo Perfecto de Entrega
Jesús vivió este versículo en plenitud. En la cruz, clamó: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23:46), mostrando que, aun en el dolor, confiaba en el plan del Padre.

Su tiempo estuvo en las manos de Dios: Desde su nacimiento hasta su resurrección, cada paso fue perfectamente coordinado (Gálatas 4:4).

Victoria sobre el enemigo: Su muerte y resurrección nos libraron del mayor perseguidor: el pecado y la muerte (1 Corintios 15:55-57).

Consuelo: Si Jesús confió en el Padre en su hora más oscura, nosotros también podemos hacerlo.

Conclusión: Descansando en Sus Manos
El Salmo 31:15 es un antídoto contra el desánimo. Nos recuerda que:

Dios es soberano,

Escucha nuestro clamor, y

Actúa en el momento perfecto.

Hoy, puedes decir como David: "Mis tiempos están en tus manos", y vivir con la seguridad de que Él no te abandonará.

Oración 
Padre celestial,
Gracias porque tú tienes el control de mi vida. Reconozco que mis tiempos—mis alegrías, mis luchas, mis sueños y mis esperas—están en tus manos. Hoy elijo confiar en tu sabiduría y amor, aunque no entienda todo lo que sucede alrededor.

Líbrame, Señor, de todo enemigo visible e invisible: del temor que me paraliza, de las personas que buscan hacerme daño, de las mentiras del enemigo. Refúgiame bajo tu sombra y guíame con tu mano poderosa.

Que, como Jesús, pueda descansar en tus propósitos, sabiendo que al final, tú traerás victoria y propósito a mi historia. En el nombre de Jesús, amén.

Palabra de Bendición:
"El Señor te guardará; Él está a tu derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. El Señor te protegerá de todo mal; ¡guardará tu vida!" (Salmo 121:5-7).

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