EL BAUTISMO DE ARREPENTIMIENTO Y LA VENIDA DE AQUEL QUE ES MAYOR

"Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo."
Hechos 19:4 (RVR60)

El versículo de Hechos 19:4 nos lleva al corazón del mensaje de Juan el Bautista y su conexión con la obra redentora de Jesucristo. En este pasaje, Pablo explica a un grupo de discípulos en Éfeso la importancia del bautismo de Juan y cómo este apuntaba hacia alguien mayor: Jesús, el Mesías prometido. Este devocional busca profundizar en el significado del arrepentimiento, la preparación del camino para Cristo y la importancia de creer en Aquel que es el cumplimiento de todas las promesas de Dios.

1. El Bautismo de Arrepentimiento:
Juan el Bautista fue un profeta enviado por Dios con una misión clara: preparar el camino para el Señor. Su mensaje era sencillo pero profundo: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 3:2). El bautismo que Juan administraba no era solo un ritual simbólico; era un llamado a un cambio radical de corazón y mente. El arrepentimiento implica reconocer nuestros pecados, sentir un genuino dolor por ellos y decidir apartarnos de todo aquello que nos separa de Dios.

El bautismo de Juan era una señal externa de un compromiso interno. Aquellos que se bautizaban en el Jordán estaban declarando públicamente su deseo de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Este bautismo no tenía poder en sí mismo para salvar, pero era un paso crucial en la preparación del corazón para recibir al Salvador.

2. La Preparación para Aquel que es Mayor:
Juan siempre dejó claro que su papel era secundario. Él no era el Mesías, sino solo un precursor. En Juan 1:27, él mismo dijo: "Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado". Juan entendía que su bautismo era solo el comienzo, una preparación para algo—y alguien—mucho mayor.

Jesús es el cumplimiento de todas las promesas de Dios. Él es el Cordero que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), el Salvador que vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10). El bautismo de Juan apuntaba hacia Jesús, quien no solo nos llama a arrepentirnos, sino que también nos ofrece el perdón y la vida eterna a través de su muerte y resurrección.

3. Creer en Aquel que Vino:
Pablo enfatiza en Hechos 19:4 la importancia de creer en Jesús. El arrepentimiento es esencial, pero sin fe en Cristo, está incompleto. Creer en Jesús significa reconocerlo como el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, y el único camino al Padre (Juan 14:6). Es confiar en que su sacrificio en la cruz es suficiente para pagar por nuestros pecados y que su resurrección nos garantiza vida eterna.

La fe en Jesús transforma nuestras vidas. No solo nos libera de la culpa del pecado, sino que también nos da un nuevo propósito y una nueva identidad en Él. Como dice 2 Corintios 5:17: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas".

4. Aplicación Práctica:
El mensaje de Hechos 19:4 sigue siendo relevante hoy. Al igual que aquellos discípulos en Éfeso, nosotros también necesitamos entender la importancia del arrepentimiento y la fe en Jesús. ¿Has examinado tu corazón recientemente? ¿Hay áreas de tu vida en las que necesitas arrepentirte y volver a Dios?

El arrepentimiento no es un evento único; es una actitud continua de humildad y dependencia de Dios. Y la fe en Jesús no es solo un conocimiento intelectual, sino una relación viva y transformadora con Él.

Conclusión:
Hechos 19:4 nos recuerda que el bautismo de Juan era un llamado al arrepentimiento, pero también una preparación para recibir a Jesús, el Salvador del mundo. Hoy, nosotros somos llamados a vivir en arrepentimiento y a poner nuestra fe en Aquel que es mayor que todos: Jesucristo. Él es el cumplimiento de todas las promesas de Dios y la única esperanza de salvación para la humanidad.

Oración
Padre celestial, te damos gracias por tu Palabra y por el mensaje de arrepentimiento que Juan el Bautista proclamó. Ayúdanos a examinar nuestros corazones y a apartarnos de todo aquello que nos separa de ti. Gracias por enviar a Jesús, el Salvador del mundo, en quien ponemos nuestra fe y nuestra esperanza. Transforma nuestras vidas a través de tu Espíritu Santo y guíanos a vivir en obediencia y amor hacia ti. En el nombre de Jesús, amén.

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