¿A QUIÉN TENGO YO EN LOS CIELOS? LA SUPREMACÍA DE DIOS EN NUESTRO CORAZÓN

"¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra." (Salmo 73:25, RVR60)

El Salmo 73 es un canto de Asaf, un hombre que luchó con una pregunta que muchos de nosotros hemos enfrentado en algún momento: ¿Por qué a veces parece que los malvados prosperan mientras los justos sufren? A lo largo del salmo, Asaf describe su lucha interna, su envidia hacia los arrogantes y su confusión ante la aparente injusticia en el mundo. Sin embargo, al llegar al versículo 25, encontramos un cambio radical en su perspectiva. Asaf llega a una conclusión profunda y transformadora: Dios es suficiente. En este devocional, exploraremos la profundidad de este versículo y cómo puede impactar nuestra vida diaria.

1. La pregunta que revela nuestro corazón: "¿A quién tengo yo en los cielos?"

La primera parte del versículo comienza con una pregunta retórica: "¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?" Esta pregunta no busca una respuesta literal, sino que expresa una verdad profunda sobre la relación de Asaf con Dios. En medio de su confusión y dolor, Asaf reconoce que no hay nadie más en los cielos a quien acudir. No hay otro ser supremo, no hay otro refugio, no hay otra fuente de consuelo o esperanza. Solo Dios.

Esta pregunta nos invita a reflexionar: ¿A quién acudimos en nuestros momentos de necesidad? ¿Buscamos consuelo en las cosas terrenales, en las personas, o en nuestras propias fuerzas? Asaf nos recuerda que, aunque todo a nuestro alrededor parezca incierto, Dios permanece como nuestra roca eterna. Él es el único que puede llenar el vacío en nuestro corazón y darnos la paz que sobrepasa todo entendimiento.

2. La declaración que transforma nuestra perspectiva: "Y fuera de ti nada deseo en la tierra".

La segunda parte del versículo es una declaración audaz y radical: "Y fuera de ti nada deseo en la tierra". Aquí, Asaf no solo reconoce que Dios es suficiente, sino que declara que no hay nada más en la tierra que desee aparte de Él. Esto es un acto de rendición total, un reconocimiento de que todo lo que el mundo ofrece es temporal y vacío en comparación con la plenitud que se encuentra en Dios.

En un mundo lleno de distracciones y tentaciones, esta declaración es un desafío para nosotros. ¿Podemos decir con sinceridad que no deseamos nada más que a Dios? ¿Estamos dispuestos a dejar atrás nuestras ambiciones egoístas, nuestras búsquedas de placeres temporales y nuestras preocupaciones materiales para buscar primero el reino de Dios y su justicia? Asaf nos muestra que, cuando nuestra mirada está fija en Dios, todo lo demás pierde su atractivo.

3. La supremacía de Dios en nuestro corazón

El Salmo 73:25 no es solo una declaración de fe, sino un recordatorio de la supremacía de Dios en nuestras vidas. Cuando reconocemos que Dios es todo lo que necesitamos, nuestra perspectiva cambia. Ya no nos preocupamos por lo que otros tienen o por lo que nos falta. En lugar de eso, encontramos contentamiento en la presencia de Dios y en su amor inagotable.

Este versículo también nos desafía a examinar nuestras prioridades. ¿Está Dios en el centro de nuestra vida, o hemos permitido que otras cosas ocupen su lugar? Cuando ponemos a Dios en primer lugar, todo lo demás encuentra su lugar correcto. Como dijo Jesús: "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33).

4. Aplicación práctica: Vivir con un corazón satisfecho en Dios

Vivir con un corazón satisfecho en Dios no significa que no enfrentaremos dificultades o que no tendremos deseos. Significa que, en medio de las pruebas y los anhelos, encontramos nuestra paz y nuestra alegría en Él. Significa que, aunque no tengamos todo lo que queremos, sabemos que tenemos todo lo que necesitamos en Cristo.

Podemos aplicar este versículo a nuestra vida diaria recordando que Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza. Cuando nos sintamos abrumados por las circunstancias, podemos clamar a Él y confiar en su fidelidad. Cuando nos sintamos tentados a buscar satisfacción en cosas pasajeras, podemos recordar que solo Dios puede llenar nuestro corazón de verdadera paz y gozo.

Conclusión:

El Salmo 73:25 es un poderoso recordatorio de que Dios es todo lo que necesitamos. En un mundo lleno de incertidumbre y distracciones, Él es nuestra roca, nuestro refugio y nuestra fuente de vida. Cuando ponemos a Dios en el centro de nuestra vida, todo lo demás encuentra su lugar correcto. Que podamos decir con Asaf: "¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra."

Oración

Padre celestial, gracias por recordarnos que tú eres todo lo que necesitamos. En los momentos de confusión y dolor, ayúdanos a recordar que no hay nadie más en los cielos a quien acudir sino a ti. Purifica nuestros corazones y ayúdanos a desear solo tu presencia en nuestras vidas. Que podamos vivir con un corazón satisfecho en ti, reconociendo que eres nuestra fuente de paz, gozo y esperanza. En el nombre de Jesús, amén.

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