LA PRESENCIA DE DIOS: COMPAÑÍA EN LAS ALTURAS Y EN LAS PROFUNDIDADES

"¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?  Si subiere a los cielos, allí estás tú;  Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás". Salmo 139:7-8 (RVR60)

Este pasaje, escrito por el rey David, es una declaración profunda sobre la omnipresencia de Dios. En este salmo, David medita en la grandeza de Dios y en Su relación íntima con la humanidad. A través de estas palabras, nos damos cuenta de que no hay lugar en el universo donde podamos escapar de Su presencia amorosa, ya sea en los momentos más altos de alegría o en los lugares más profundos de dolor y oscuridad.

"¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?"

David comienza con una pregunta retórica, reconociendo que es imposible escapar de la presencia de Dios. No importa cuánto intentemos huir o escondernos, Dios está siempre presente. Esto puede ser un pensamiento aterrador para aquellos que desean alejarse de Él, pero para quienes lo aman y confían en Él, es una verdad profundamente consoladora. La presencia de Dios no es invasiva, sino protectora y amorosa. Él está con nosotros no para controlarnos, sino para guiarnos, sostenernos y asegurarnos que nunca estamos solos.

Muchas veces, en nuestra humanidad, podemos sentirnos tentados a "escapar" de Dios. Tal vez nos sentimos avergonzados por nuestros errores o estamos luchando con dudas. Pero este versículo nos recuerda que Dios no se aleja de nosotros, incluso cuando tratamos de alejarnos de Él. Su Espíritu nos busca constantemente, no para juzgarnos, sino para restaurarnos y mostrarnos Su amor.

"Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás".

Aquí, David nos muestra que no hay extremos donde la presencia de Dios no pueda alcanzarnos. Si estamos en los "cielos", representando momentos de éxito, alegría y victoria, Dios está allí para celebrar con nosotros y guiarnos con sabiduría. Cuando experimentamos las cumbres de la vida, a menudo es fácil reconocer la mano de Dios en nuestras bendiciones, pero David nos recuerda que incluso en los momentos más elevados, nuestra dependencia de Él es esencial.

Por otro lado, si descendemos al "Seol", un lugar simbólico de oscuridad, muerte y desesperación, Dios también está allí. Esto nos asegura que, incluso en nuestros momentos más bajos, cuando todo parece perdido, Dios no nos abandona. A veces, en nuestra desesperación, podemos sentir que Dios está lejos, pero este pasaje nos recuerda que Él está más cerca de lo que imaginamos, dispuesto a rescatarnos y darnos esperanza.

La omnipresencia de Dios no solo nos habla de Su capacidad de estar en todas partes al mismo tiempo, sino de Su deseo de estar cerca de nosotros en todo momento. Su amor y cuidado son constantes, independientemente de nuestras circunstancias. Incluso cuando nuestras emociones nos dicen que estamos solos, la verdad de este salmo nos asegura que nunca lo estamos.

Este pasaje también nos anima a vivir una vida consciente de la presencia de Dios. Si sabemos que Él está siempre con nosotros, esto debe moldear nuestra manera de pensar, actuar y decidir. La presencia de Dios nos da la fuerza para enfrentar cada desafío, la humildad para depender de Su guía y la confianza para caminar en Su propósito.

Finalmente, este pasaje es un recordatorio de la gracia de Dios. Aunque podemos intentar alejarnos de Él o caer en lugares de profunda oscuridad, Su amor nos persigue. Su presencia no depende de nuestro mérito o esfuerzo, sino de Su fidelidad. Él promete estar con nosotros en las alturas y en las profundidades, y esto nos llena de esperanza y seguridad.

Oración

Señor, gracias porque Tu presencia nunca me abandona. No importa dónde esté o lo que esté enfrentando, sé que Tú estás conmigo, en los momentos de mayor gozo y en los de mayor oscuridad. Ayúdame a vivir con la conciencia de que siempre estás a mi lado, guiándome y sosteniéndome con Tu amor. Enséñame a confiar en Ti plenamente, sabiendo que Tu presencia es mi refugio y mi fortaleza. Gracias por Tu fidelidad eterna. En el nombre de Jesús, amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aclaración

Este Blog no tiene fines de lucro, ni propósitos comerciales, el único interés es compartir los gustos y las preferencias de su autor, con personas afines. Julio Carreto. Predicador