GUARDAD Y CUMPLID: VIVIR EN OBEDIENCIA AL DIOS SANTO

"Guardad, pues, mis mandamientos, y cumplidlos. Yo Jehová". Levítico 22:31 (RVR60)

Este versículo, breve pero profundamente significativo, está ubicado dentro de una sección de Levítico donde Dios da instrucciones detalladas a los sacerdotes y al pueblo de Israel sobre cómo vivir en santidad y obediencia. A través de este mandato, Dios recalca la importancia de guardar y cumplir Sus mandamientos como una expresión de reverencia y fidelidad hacia Él.

La instrucción comienza con la palabra "Guardad". Esta palabra implica más que un simple conocimiento de los mandamientos; se refiere a la acción consciente de atesorarlos, vigilarlos y protegerlos. Guardar los mandamientos de Dios es un recordatorio de que Su ley es preciosa, un regalo que guía nuestras vidas y nos protege del pecado. Es un llamado a no solo aprender los mandamientos, sino a permitir que ellos formen parte de nuestra vida diaria, moldeando nuestras decisiones y acciones. Guardar implica atención, dedicación y un corazón dispuesto a vivir conforme a la voluntad de Dios.

El siguiente paso, "y cumplidlos", subraya la importancia de la obediencia activa. No basta con conocer los mandamientos; debemos llevarlos a la práctica. Cumplir los mandamientos significa vivir de acuerdo con los principios de Dios en cada área de nuestra vida: en nuestras relaciones, en nuestro trabajo, en nuestras palabras y en nuestras decisiones. Dios no busca una obediencia superficial o forzada; desea que nuestra obediencia surja de un corazón que Le ama y confía en Él. Cumplir Sus mandamientos es un acto de adoración, una forma tangible de demostrar que reconocemos Su soberanía y queremos honrarle con nuestras vidas.

La frase final, "Yo Jehová", es un recordatorio poderoso de quién es Dios. Este es el motivo central detrás del llamado a guardar y cumplir Sus mandamientos. Jehová es el Dios que hizo un pacto con Su pueblo, el Dios que los sacó de Egipto, que los guió por el desierto y que les prometió una tierra donde podrían vivir en plenitud. Al identificarse como Jehová, Dios reafirma Su autoridad y Su amor. Guardar y cumplir Sus mandamientos no es un acto de obligación vacía, sino una respuesta a Su fidelidad y Su carácter santo.

En nuestra vida hoy, este versículo sigue siendo relevante. Aunque ya no estamos bajo la Ley mosaica, los principios de obediencia y santidad permanecen. Jesús mismo afirmó que si le amamos, guardaremos Sus mandamientos (Juan 14:15). La obediencia a Dios no es un acto legalista, sino una expresión de amor y gratitud hacia Él. Guardar y cumplir Sus mandamientos significa vivir una vida que refleje Su carácter, buscando agradarle en todo lo que hacemos. También significa reconocer que Sus mandamientos no son una carga, sino una guía para una vida plena y significativa.

Es importante recordar que no somos perfectos y que fallamos en obedecer a Dios en muchas ocasiones. Sin embargo, Su gracia está disponible para nosotros a través de Jesucristo. Él nos da el poder, por medio del Espíritu Santo, de vivir en obediencia y cumplir Su voluntad. Guardar y cumplir Sus mandamientos no es algo que hacemos en nuestras propias fuerzas, sino en dependencia constante de Su ayuda y Su dirección.

Este versículo también nos llama a reflexionar sobre la motivación detrás de nuestra obediencia. ¿Guardamos y cumplimos los mandamientos de Dios por miedo o por amor? Cuando reconocemos quién es Jehová —un Dios santo, justo y lleno de amor—, nuestra obediencia se transforma en una respuesta de adoración y gratitud. Al comprender Su carácter y Su fidelidad, nuestra obediencia se convierte en un acto voluntario de devoción y confianza.

Oración

Señor Jehová, gracias por Tus mandamientos, que son guía y vida para mí. Ayúdame a guardar Tu Palabra en mi corazón y a cumplirla con alegría y reverencia. Dame un corazón obediente, no por obligación, sino por amor a Ti y por gratitud por todo lo que has hecho. Enséñame a vivir en santidad, reflejando Tu carácter en mis acciones y decisiones. Gracias por Tu gracia, que me capacita para seguirte fielmente. En el nombre de Jesús, amén.

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