"Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos". 1 Tesalonicenses 5:15 (RVR60).
Este versículo del apóstol Pablo a la iglesia de Tesalónica nos presenta una enseñanza profunda sobre el comportamiento cristiano en nuestras relaciones con los demás. En un mundo lleno de conflictos, injusticias y malentendidos, esta exhortación es vital para vivir como verdaderos seguidores de Cristo. Pablo, bajo la inspiración del Espíritu Santo, nos llama a no responder al mal con más mal, sino a actuar siempre buscando el bien, tanto hacia los creyentes como hacia todas las personas.
"Mirad que ninguno pague a otro mal por mal" es una advertencia clara contra la tendencia natural del ser humano a la venganza. Cuando alguien nos hiere, nos ofende o actúa injustamente contra nosotros, nuestro instinto nos lleva a querer devolver el mal con la misma moneda. El corazón herido fácilmente busca la revancha como una forma de justicia propia, pero Dios nos llama a un estándar más alto. Responder al mal con mal solo perpetúa el ciclo de daño y oscuridad, alejándonos de la voluntad de Dios y del testimonio que debemos dar al mundo.
Jesús mismo nos dio el ejemplo perfecto cuando dijo: "Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra" (Mateo 5:38-39). Cristo no solo enseñó este principio, sino que lo vivió. En la cruz, cuando fue insultado, golpeado y crucificado, Él no respondió con venganza. En lugar de condenar a quienes lo lastimaron, oró diciendo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34). Su ejemplo nos deja una lección clara: el amor y el perdón tienen más poder que la venganza.
Pablo nos exhorta a "seguir siempre lo bueno". Esta frase implica una búsqueda activa y constante del bien. No se trata solo de evitar la venganza, sino de ir más allá y buscar hacer el bien incluso cuando no recibimos lo mismo. Seguir lo bueno significa actuar con bondad, paciencia y perdón, aun cuando otros no lo merezcan. No es algo fácil, porque requiere humildad y la ayuda del Espíritu Santo para vencer nuestra carne y responder conforme a la voluntad de Dios. Pero cuando decidimos seguir el bien, glorificamos a Dios y reflejamos el carácter de Cristo en nuestra vida.
Pablo aclara que debemos hacer lo bueno "unos para con otros, y para con todos". Este llamado no se limita solo a nuestra relación con otros cristianos, sino que se extiende a todas las personas, incluso a quienes nos tratan mal o no comparten nuestra fe. Es fácil actuar con bondad hacia quienes nos aman, pero el verdadero desafío es extender ese amor a aquellos que nos ofenden o nos rechazan. El mismo Jesús nos desafió en Mateo 5:44 diciendo: *"Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen." Amar y hacer el bien a todos nos identifica como hijos de Dios y como ciudadanos del Reino.
Este versículo nos enseña que responder al mal con bien no es debilidad, sino fortaleza espiritual. Es un acto de fe en la justicia de Dios, quien ve y juzga todas las cosas. Romanos 12:19 nos recuerda: "No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor". Cuando decidimos no devolver mal por mal, estamos confiando en que Dios tiene el control y que Él hará justicia en Su tiempo y a Su manera.
Seguir lo bueno también tiene un impacto poderoso en quienes nos rodean. Cuando respondemos con bondad en lugar de venganza, testificamos del amor transformador de Cristo. Nuestra actitud puede ser una herramienta en las manos de Dios para tocar el corazón de otros, mostrarles la diferencia que hace el evangelio y guiarlos hacia el camino de salvación. En un mundo que promueve el orgullo y la venganza, actuar con amor y bondad brilla como una luz en medio de la oscuridad.
Por tanto, debemos examinar nuestro corazón: ¿Cómo respondemos cuando alguien nos trata mal? ¿Devolvemos el mal con mal, o buscamos seguir el bien? Recordemos que nuestro llamado como cristianos es reflejar a Cristo en todo lo que hacemos, incluso en nuestras reacciones. Que podamos ser conocidos como personas que aman, perdonan y buscan el bien de los demás, porque hemos sido transformados por el amor de Dios.
Oración
Señor, gracias porque en Tu Palabra me enseñas a no devolver mal por mal, sino a buscar siempre lo bueno. Ayúdame a responder con amor y perdón cuando otros me ofendan o me traten mal. Fortaléceme para vencer mi deseo de venganza y para confiar en Tu justicia. Permite que mi vida sea un testimonio de Tu amor, y que a través de mis acciones, otros puedan conocerte. Enséñame a buscar el bien con constancia y a reflejar Tu carácter en cada situación. En el nombre de Jesús, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario