ADORANDO AL REY DE GLORIA

"Inclínense ante él, adórenlo; póstrense ante el Señor nuestro Dios. Él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su prado, la oveja de su mano". (Salmos 95:6-7 NVI).

Este pasaje nos invita a una profunda reflexión sobre nuestra relación con Dios. No somos simplemente criaturas que habitan un planeta, sino que somos el pueblo de su prado, la oveja de su mano. Dios nos cuida, nos guía y nos alimenta. Somos su posesión preciosa, su rebaño, y él se preocupa por nuestro bienestar.

¿Qué significa ser "el pueblo de su prado"? 

Un prado es un lugar de paz, belleza y abundancia. Dios nos ha creado para disfrutar de su presencia, para encontrar descanso en él, para ser nutridos por su amor y su gracia. En su prado, encontramos alimento, protección y seguridad.

¿Qué significa ser "la oveja de su mano"? 

Las ovejas son criaturas frágiles que necesitan la guía y protección de un pastor. Dios es nuestro pastor, y nos lleva con su mano firme y amorosa. Él conoce nuestro camino, nos guía por senderos seguros y nos protege de los peligros.

Este pasaje nos llama a inclinarnos ante él, a adorarlo, a postrarnos ante el Señor nuestro Dios. La adoración no es un acto opcional, sino una respuesta natural al amor y la grandeza de Dios. Cuando reconocemos su soberanía, su poder y su amor, nuestro corazón se inclina en adoración.

La adoración es un acto de reconocimiento de la verdad. Reconocemos que Dios es nuestro creador, nuestro redentor, nuestro protector y nuestro pastor. Él es digno de nuestra adoración, de nuestro amor y de nuestra obediencia.

La adoración es un acto de entrega. Nos entregamos a Dios, a su voluntad, a su plan para nuestras vidas. Nos dejamos guiar por su mano, confiando en su sabiduría y su amor.

La adoración es un acto de gratitud. Damos gracias a Dios por su amor, por su gracia, por su fidelidad. Le damos gracias por su presencia en nuestras vidas, por su cuidado y su protección.

Oración

Padre celestial, te damos gracias por tu amor infinito, por tu cuidado constante y por tu guía segura. Reconocemos que somos tu pueblo, tu rebaño, y que nos has llamado a vivir en tu prado, donde encontramos paz, abundancia y protección. Ayúdanos a inclinarnos ante ti con corazones llenos de adoración, a postrarnos ante tu presencia con humildad y gratitud. Guíanos por tu mano, y danos la fuerza para seguir tus caminos. En el nombre de Jesús, amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aclaración

Este Blog no tiene fines de lucro, ni propósitos comerciales, el único interés es compartir los gustos y las preferencias de su autor, con personas afines. Julio Carreto. Predicador