JESÚS ES UNO CON DIOS

Juan 10:28-30:  "Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El Padre y yo somos uno."

Este pasaje de la Biblia, es una poderosa afirmación de la seguridad y la eternidad de nuestra salvación en Cristo. Jesús nos asegura que, una vez que somos suyos, nada ni nadie puede arrebatarnos de su mano. Esta es una promesa de seguridad eterna, una garantía de que nuestra salvación es segura en Él.

La vida eterna es un regalo que Jesús da a aquellos que creen en Él. No es algo que podamos ganar o merecer, sino un regalo de gracia. Y una vez que lo recibimos, es nuestro para siempre. Jesús dice que nunca pereceremos, lo que significa que una vez que tenemos vida eterna, nunca la perderemos. Esta es una promesa de eternidad, una garantía de que nuestra vida en Cristo es eterna.

Además, Jesús dice que nadie puede arrebatarnos de la mano de Dios. Esto significa que nada ni nadie puede separarnos de Dios. Ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los demonios, ni el presente, ni el futuro, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa en toda la creación, podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro Señor (Romanos 8:38-39). Esta es una promesa de seguridad, una garantía de que estamos seguros en las manos de Dios.

Finalmente, Jesús afirma que Él y el Padre son uno. Esto significa que Jesús es igual a Dios en esencia y naturaleza. Él es completamente Dios y completamente humano. Y porque Jesús es uno con Dios, podemos estar seguros de que sus promesas son verdaderas y seguras. Si Jesús dice que tenemos vida eterna y que nadie puede arrebatarnos de la mano de Dios, podemos estar seguros de que es verdad.

Por lo tanto, este pasaje nos da una gran seguridad y consuelo. Podemos estar seguros de nuestra salvación, sabiendo que es eterna y segura. Podemos descansar en las promesas de Jesús, sabiendo que son verdaderas y seguras. Y podemos vivir con la confianza de que nada ni nadie puede separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús.

Oración

Querido Dios, gracias por la promesa de vida eterna en Jesús. Gracias por la seguridad de nuestra salvación, sabiendo que nada ni nadie puede arrebatarnos de tu mano. Ayúdanos a descansar en tus promesas y a vivir con la confianza de que estamos seguros en ti. En el nombre de Jesús, amén.

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Aclaración

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