EL SELOR ES MI ES ESCUDO Y MI GLORIA

Del Salmo 3:3 NVI; "Mas tú, Señor, eres un escudo para mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza."

El Salmo 3 es una oración que el rey David escribió cuando huía de su hijo Absalón, quien se rebeló contra él y trató de usurpar el trono. Con tristeza y temor, David recordó la promesa de Dios de protección y ayuda. 

En este pasaje, David habla directamente a Dios y reconoce que Él es su escudo. En la antigüedad, el escudo era una parte importante de la armadura de un guerrero para protegerlo de los ataques enemigos.

David entiende que Dios lo protegerá y lo protegerá de cualquier peligro.
Además, David reconoce que él es la gloria de Dios. La gloria se refiere a la presencia, el poder y la majestad de Dios. David entiende que Dios es quien le dio sentido a su vida y le dio propósito y dirección. Sabe que sin Dios no hay nada.

Finalmente, David se dio cuenta de que fue Dios quien levantó su cabeza. En aquel entonces, si alguien se sentía avergonzado o insultado, inclinaba la cabeza. Pero David sabe que es Dios quien le da la fuerza para mantener la cabeza en alto incluso en situaciones difíciles. 

Este versículo es una poderosa advertencia para nosotros hoy. A menudo nos enfrentamos a situaciones difíciles como problemas personales, de salud, financieros o de otro tipo. Entonces podemos creer que Dios es nuestro escudo, nuestra gloria y nuestro levantador. Nos protege, nos da propósito y dirección, y nos da la fuerza para continuar.

Oremos: Señor, te damos gracias por ser nuestro escudo, nuestra gloria y nuestro levantador. En medio de las pruebas y tribulaciones, ayúdanos a confiar en ti y recordar que eres nuestro protector y fortaleza. Hablo en el nombre de Jesús. Amén.

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