En el Antiguo Testamento vemos que Dios quiso establecer un pacto con el pueblo de Israel. Quería bendecir a este pueblo y glorificarse por medio de ellos. Como todo pueblo y toda nación en este mundo, Israel necesitaba estructura y orden. Una de las formas como Dios proveyó esto fue estableciendo lo que hoy conocemos como los Diez Mandamiento.
Dos meses después de haber salido de Egipto, Israel llegó al lugar en el desierto donde está el Monte Sinaí. Durante tres días Dios ordenó a Moisésa preparar el pueblo porque quería descender sobre ellos y establecer su pacto. Cuando el pueblo estuvo listo para estar en su presencia, Dios se manifestó en forma de fuego. Dice el capítulo 19 de Éxodo que el monte entero estaba cubierto en humo y temblaba violentamente. El pueblo, asustado, estaba abajo del monte con Moisés y Aarón frente a ellos, esperando escuchar lo que Dios iba a decir. Ese día Dios estableció la lista de reglas que hoy conocemos como los Diez Mandamientos.
Dios también los escribió en dos tablas y se los dio a Moisés.
Los diez mandamientos tratan con la relación entre Dios y el pueblo y las relaciones interpersonales. En ellos Dios establece las bases para la adoración, la conducta del individuo en todas las áreas de su vida, y la justicia.
La historia de los acontecimientos de ese día en el Monte Sinaí empieza en Éxodo 19. Los Diez Mandamientos se encuentran en Éxodo 20 y los capítulos 21 al 23 proveen más detalles, junto con otras leyes, sobre los requisitos de Dios para Israel.
Los Diez Mandamientos son:
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas (Éxodo 20:2-3)
"Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavo. No tengas otros dioses además de mí.
Ya en Génesis Dios ha revelado que es el único.
2. No harás ídolos (Éxodo 20:4-6)
(No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones."
Si solo hay un Dios, pues no debemos inclinar nuestros corazones a la idolatría.
3. No pronunciarás el nombre de Dios en vano (Éxodo 20:7).
"No pronuncies el *nombre del Señor tu Dios a la ligera. Yo, el Señor no tendré por inocente a quien se atreva a pronunciar mi nombre a la ligera."
Uno de los salmos dice que solo los enemigos de Dios toman su nombre en vano.
4. Santificarás el día del Señor (Éxodo 20:8-11).
"Acuérdate del sábado, para consagrarlo. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Acuérdate de que en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo."
Este trata con la adoración a Dios.
5. Honrarás a tu padre y a tu madre (Éxodo 20:12).
"Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios." Es el primer mandamiento con una promesa.
6. No matarás (Éxodo 20:13).
"No mates." En otras palabras, tenemos que respetar la vida de los seres humanos que Dios creó
7. No cometerás actos impuros (Éxodo 20:14).
"No cometas adulterio." La imoralidad sexual se manifiesta de varias formas y como aprendemos en el nuevo testamento, empieza en el corazon.
8. No robarás (Éxodo 20:15).
"No robes." Va de acuerdo con el mandamiento 10.
9. No dirás falsos testimonios ni mentirás (Éxodo 20:16).
"No des falso testimonio en contra de tu prójimo." Si Dios es verdad, pues la mentira no puede tener lugar en su reino.
10. No codiciarás los bienes ajenos (Éxodo 20:17).
"…ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca." Esto es algo que lleva a una variedad de pecados.
El gran mandamiento (Mateo 22:34-40).
Vemos en el Nuevo Testamento que en una ocasión unos fariseos, expertos en la ley, quisieron poner en prueba a Jesús y avergonzarlo públicamente al confrontarlo con la siguiente pregunta: ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?
Jesús respondió: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas."
Con esta respuesta sabia Jesús simplifica la ley de Dios al enfocarse en lo que esencialmente motiva al ser humano a actuar: La condición del corazón. La persona que verdaderamente ama a Dios nunca podrá confesar a otros dioses, ni adorar ídolos, ni tomar el nombre de Dios en vano, ni dejar de apartar tiempo durante de la semana para adorarle y darle las gracias por su bondad y amor hacia nosotros. Igualmente, la persona que ama a su prójimo como así mismo le mostrara respeto, honor y valor. Las personas que tienen su corazón lleno de odio y de pecado se sienten más cómodas rechazando a Dios completamente y no tienen la capacidad de respetar al prójimo. Así que el amor, de acuerdo a Jesús, es lo que nos permite cumplir con los requisitos de Dios. Vivir en amor es vivir en rectitud. No hay condena contra el amor.
Fuente: http://goo.gl/Xk9EP4
No hay comentarios:
Publicar un comentario