La Generosidad

“Pero el generoso pensará generosidades,  y por generosidades será exaltado.” Isaías 32:8

He visto muchas veces en las redes sociales esta declaración; “Si no quieres decepcionarte, no esperes nada de nadie”, la cual puede tener dos lecturas:

1) La total aceptación de que no puede confiarse en el ser humano, una declaración de derrota.
2) Dar sin esperar nada a cambio.

Prefiero la segunda lectura, pero creo necesario abundar sobre el tema, Jesucristo nos enseñó a dar, a dar sin esperar recompensa, el ejemplo de Jesucristo es el dar antes que todo amor, por amor a nosotros fue crucificado, como sacrificio divino para limpiar nuestros pecados.

Cuantas veces le hemos fallado al Señor y sin embargo el sigue confiando en nosotros y llenándonos de su presencia.

“Más bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20:35

Todos podemos dar, sin excepción, nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestros bienes, nuestra compañía, pero especialmente nuestro amor al prójimo, nadie es tan pobre que no pueda dar. Dar es una responsabilidad cristiana, es lo que nos diferencia de aquellos que no han recibido al Señor. Mostremos el camino predicando con el ejemplo. Da y se agradecido cuando recibas.

“Un préstamo al pobre es un préstamo al Señor, y el Señor mismo pagará la deuda.” Proverbios 19:17

Dar por el simple placer de hacerlo, nos acerca al Señor, quien se alegra porque seguimos sus enseñanzas. Dar de buena gana y de buen modo, dar sin esperar recompensa, que la recompensa la tenemos en el Señor.

“No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo.” Proverbios 3:27-28

“El que es generoso, prospera; el que da, también recibe.” Proverbios 11:25

Demos de buen grado y con sincero ánimo de apoyar a quien le brindamos nuestra generosidad.

“Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes.” Lucas 6:38

Todos tenemos algo que dar, no hay uno solo que no pueda hacerlo, el Señor nos llenó de talentos, a uno más a otros menos pero siempre de acuerdo a un plan divino para que los hagamos crecer.

“Sucederá también con el reino de los cielos como con un hombre que, estando a punto de irse a otro país, llamó a sus empleados y les encargó que le cuidaran su dinero. A uno de ellos le entregó cinco mil monedas, a otro dos mil y a otro mil: a cada uno según su capacidad. Entonces se fue de viaje. El empleado que recibió las cinco mil monedas hizo negocio con el dinero y ganó otras cinco mil monedas. Del mismo modo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil. Pero el que recibió mil fue y escondió el dinero de su jefe en un hoyo que hizo en la tierra.”

“Mucho tiempo después volvió el jefe de aquellos empleados, y se puso a hacer cuentas con ellos. Primero llegó el que había recibido las cinco mil monedas, y entregó a su jefe otras cinco mil, diciéndole: “Señor, usted me dio cinco mil, y aquí tiene otras cinco mil que gané.” El jefe le dijo: “Muy bien, eres un empleado bueno y fiel; ya que fuiste fiel en lo poco, te pondré a cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo.” Después llegó el empleado que había recibido las dos mil monedas, y dijo: “Señor, usted me dio dos mil, y aquí tiene otras dos mil que gané.” El jefe le dijo: “Muy bien, eres un empleado bueno y fiel; ya que fuiste fiel en lo poco, te pondré a cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo.”

“Pero cuando llegó el empleado que había recibido las mil monedas, le dijo a su jefe: “Señor, yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no sembró y recoge donde no esparció. Por eso tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Pero aquí tiene lo que es suyo.” El jefe le contestó: “Tú eres un empleado malo y perezoso, pues si sabías que yo cosecho donde no sembré y que recojo donde no esparcí,  deberías haber llevado mi dinero al banco, y yo, al volver, habría recibido mi dinero más los intereses.”  Y dijo a los que estaban allí: “Quítenle las mil monedas, y dénselas al que tiene diez mil. Porque al que tiene, se le dará más, y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará. Y a este empleado inútil, échenlo fuera, a la oscuridad. Entonces vendrán el llanto y la desesperación.” Mateo 25: 14-30

¿Qué hacemos con nuestros talentos, lo gastamos sin miramientos, los enterramos o los compartimos para hacerlos crecer?

Debemos ser generosos no por esperar la recompensa del Señor, debemos ser generosos, porque eso no hace bien, nos trae paz, alimenta y fortalece nuestro espíritu cristiano.

“Mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.  Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos.” Gálatas 6:8-10

En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amén.

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