Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo
ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por
este amor,
De cierto lo menospreciarían.
CANTARES 8:7
Debido a mis actividades profesionales, debo estar pendiente
de las redes sociales, ahí me encuentro una gran soledad en muchas personas y
una búsqueda incansable del amor.
Entre las cosas a las que me dedico, soy
profesor de licenciatura y posgrado, así que trato con jóvenes y adultos,
algunos al enterarse que soy cristiano, se sorprenden, “no pareces cristiano”
me dicen, pues se tiene una idea errónea de lo que esto significa. Otros, los
menos me confrontan y retan a demostrar la existencia de Dios, mi respuesta es
siempre la misma, Dios es como
el amor, se siente o no se siente.
Justo en este punto quiero centrar mi
plática del día de hoy, el amor.
A mis sorprendidos estudiantes que en su
vida han siquiera tocado una biblia, les comento que es un libro de violencia,
política, guerras, sexo… y amor. Con esto capto su atención e invariablemente
preguntan: ¿Sexo?, como respuesta los remito a Cantares, pero son muy pocos
quienes por curiosidad lo leen y los menos vuelven conmigo inquietos y curiosos.
De ahí se me ocurrió desarrollar lo
siguiente:
Es difícil definir el amor, pero tengo
claro que amor y sexo son cosas distintas, puede haber amor sin sexo y sexo sin
amor, así fue como el Señor puso en mi camino a una persona que me recomendó
leer sobre Las Tres Llamas del Amor.
Lo he leído en español, inglés, y con ayuda
del Google Translator y el Diccionario Strong, hasta en hebreo.
El amor habitualmente es interpretado como
la afinidad entre dos seres, variando desde el punto de vista científico, filosófico,
religioso e incluso artístico.
Definitivamente tiene que ver con el
afecto, el apego, las emociones y experiencias resultantes.
Lo más común es asociarlo con el amor
romántico mezclando una complejidad de sentimientos, pero es un hecho que cuando
el amor es verdadero es constructivo y aumenta la autoestima.
Cantares en hebreo es llamado Shir haShirim
cuyo sentido es “El más hermoso de los cantos” o “El poema más sublime”.
Sobre Shir haShirim dicen los Sabios:
“Todos los cánticos de la Torá son sagrados, pero Shir haShirim es el más
sagrado de todos”.
Cantares es un poemas en estrofas donde de
manera alternada dos enamorados manifiestan sus sentimientos uno por el otro,
lleno de metáforas orientadas a la exaltación del amor y la irresistible y
mutua atracción, que inspiran sus palabras.
En Cantares, el esposo mira a la esposa como a un dechado de
perfecciones, la contempla a través del cristal de cuanto él tiene por más
apetecible, sea viña o fuente, jardín o «nardo y azafrán» (1.6;
2.15; 4.12–14; 5.1; 8.12).
No reparéis en
que soy morena,
Porque el sol
me miró.
Los hijos de
mi madre se airaron contra mí;
Me pusieron a
guardar las viñas;
Y mi viña, que
era mía, no guardé.
Cazadnos las
zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;
Porque nuestras viñas están en cierne.
Porque nuestras viñas están en cierne.
Huerto cerrado
eres, hermana mía, esposa mía;
Fuente cerrada, fuente sellada.
Fuente cerrada, fuente sellada.
Tus renuevos
son paraíso de granados, con frutos suaves,
De flores de alheña y nardos;
De flores de alheña y nardos;
Nardo y
azafrán, caña aromática y canela,
Con todos los árboles de incienso;
Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.
Con todos los árboles de incienso;
Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.
Yo vine a mi
huerto, oh hermana, esposa mía;
He recogido mi
mirra y mis aromas;
He comido mi
panal y mi miel,
Mi vino y mi
leche he bebido.
Comed, amigos;
bebed en abundancia, oh amados.
Mi viña, que
es mía, está delante de mí;
Las mil serán
tuyas, oh Salomón,
Y doscientas
para los que guardan su fruto.
La belleza de los enamorados y las delicias del amor son como
los frutos de la tierra, los lirios, el vino, la leche o el panal de miel (4.3,
11; 5.1, 13; 6.2, 7; 7.7–9; 8.2).
Tus labios
como hilo de grana,
Y tú habla
hermosa;
Tus mejillas,
como cachos de granada detrás de tu velo.
Como panal de
miel destilan tus labios, oh esposa;
Miel y leche
hay debajo de tu lengua;
Y el olor de
tus vestidos como el olor del Líbano.
Yo vine a mi
huerto, oh hermana, esposa mía;
He recogido mi
mirra y mis aromas;
He comido mi
panal y mi miel,
Mi vino y mi
leche he bebido.
Comed, amigos;
bebed en abundancia, oh amados.
Sus mejillas,
como una era de especias aromáticas, como fragantes flores;
Sus labios,
como lirios que destilan mirra fragante.
Mi amado
descendió a su huerto, a las eras de las especias,
Para apacentar
en los huertos, y para recoger los lirios.
Como cachos de
granada son tus mejillas
Detrás de tu
velo.
Tu estatura es
semejante a la palmera,
Y tus pechos a los racimos.
Y tus pechos a los racimos.
8 Yo dije: Subiré a la palmera,
Asiré sus ramas.
Deja que tus pechos sean como racimos de vid,
Y el olor de tu boca como de manzanas,
Asiré sus ramas.
Deja que tus pechos sean como racimos de vid,
Y el olor de tu boca como de manzanas,
9 Y tu paladar como el buen vino,
Que se entra a mi amado suavemente,
Y hace hablar los labios de los viejos.
Que se entra a mi amado suavemente,
Y hace hablar los labios de los viejos.
Yo te
llevaría, te metería en casa de mi madre;
Tú me
enseñarías,
Y yo te haría
beber vino
Adobado del
mosto de mis granadas.
También, desde las más altas cumbres de la lírica, el poema expresa a veces la
angustia por la ausencia del ser amado (1.7;
3.1–3; 5.8)
Hazme saber,
oh tú a quien ama mi alma,
Dónde
apacientas, dónde sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué
había de estar yo como errante
Junto a los
rebaños de tus compañeros?
Por las noches
busqué en mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
Lo busqué, y no lo hallé.
Y dije: Me
levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
Por las calles y por las plazas
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
Me hallaron
los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
Yo os conjuro,
oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado,
Que le hagáis
saber que estoy enferma de amor.
La felicidad
del encuentro (2.8–14;
3.4)
¡La voz de mi
amado! He aquí él viene
Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los collados.
Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los collados.
Mi amado es
semejante al corzo,
O al cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
Mirando por las ventanas,
Atisbando por las celosías.
O al cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
Mirando por las ventanas,
Atisbando por las celosías.
Mi amado
habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Porque he aquí
ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;
Se ha mudado, la lluvia se fue;
Se han
mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
La higuera ha
echado sus higos,
Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Paloma mía,
que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.
Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.
Apenas hube
pasado de ellos un poco,
Hallé luego al
que ama mi alma;
Lo así, y no
lo dejé,
Hasta que lo
metí en casa de mi madre,
Y en la cámara
de la que me dio a luz.
Y sobre todo,
el anhelo de la mutua entrega (1.2–4;
8.1–3).
¡Oh, si él me
besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores que el vino.
Porque mejores son tus amores que el vino.
A más del olor
de tus suaves ungüentos,
Tu nombre es como ungüento derramado;
Por eso las doncellas te aman.
Tu nombre es como ungüento derramado;
Por eso las doncellas te aman.
Atráeme; en
pos de ti correremos.
El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en ti;
Nos acordaremos de tus amores más que del vino;
El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en ti;
Nos acordaremos de tus amores más que del vino;
¡Oh, si tú
fueras como un hermano mío
Que mamó los pechos de mi madre!
Entonces, hallándote fuera, te besaría,
Y no me menospreciarían.
Que mamó los pechos de mi madre!
Entonces, hallándote fuera, te besaría,
Y no me menospreciarían.
o te llevaría,
te metería en casa de mi madre;
Tú me enseñarías,
Y yo te haría beber vino
Adobado del mosto de mis granadas.
Tú me enseñarías,
Y yo te haría beber vino
Adobado del mosto de mis granadas.
Su izquierda
esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
Y su derecha me abrace.
Sin embargo hoy tenemos muy desgastada la
palabra amor, sobre todo los jóvenes que la usan para casi todo, aman su ropa,
su celular incluso los tacos al pastor.
Debemos de recordar que el Cantar de los
Cantares fue escrito en hebreo que tiene por lo menos tres palabras distintas
para nuestra palabra amor:
1. RAYÁ o “REYÁ”: se traduciría
literalmente como “amigo” o “compañero”.
Este es el amor que existe entre las
relaciones de aprecio y respeto mutuo, producto de conocer profundamente a la
otra persona
Rayá entonces nos conduce
a una comunicación que genera empatía, que acerca a las personas en una
relación basada en una profunda comunión, eso lo conocemos como amistad, la calidad que define
a los que son amigos. Rayá es amistad.
Su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable.
Tal es mi amado, tal es mi amigo, Oh doncellas de
Jerusalén.
CANTARES 5:16
2 AHAVÁ: que quiere decir “gran
cariño”, es el deseo de querer tanto estar con alguien que te duele
el corazón. Las letra que componen el verbo Ahavá etimológicamente están
relacionadas con el verbo dar en hebreo, con
lo cual indica que es un amor siempre dispuesto
a dar.
Ahavá es gran cariño, el deseo de querer tanto estar con alguien
que te duele el corazón. Ahavá es
cuando tu mente y tu corazón se concentran en tu amado con tal pasión e
intensidad, que no puedes pensar en otra cosa.
Los amantes en el Cantar de los Cantares
manifiestan que Ahavá es
tan fuerte como la muerte y que muchos ríos no pueden saciar Ahavá.
Ahavá es amor por voluntad. Es más profundo que los sentimientos
románticos fugaces. Es más que un impulso temporal. Ahavá es tomar la decisión de unir tu
vida a la de la otra persona.
Es una emoción que lleva al compromiso, que
te lleva a unir tu vida a la de otra persona. Ahavá es lo que hace que las cosas
perduren.
Ahavá es cuando
tu mente y tu corazón se concentran en tu amado con tal pasión
e intensidad, que no puedes pensar en otra cosa.
Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo
ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos los bienes de su casa por
este amor,
De cierto lo menospreciarían.
CANTARES 8.7
Ahavá es compromiso.
3 DOD: se traduce literalmente como
“mecer o acariciar”. Esta palabra también viene en proverbios 7:18:
“Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;
Alegrémonos en amores”.
“Ven, bebamos el Dod hasta el amanecer…”; e incluso la mujer dice en cantares 1:2: “si me
besara con los besos de tu boca, grato en verdad es tu Dod ¡más que el vino!”;
Dod es el elemento físico, lo sexual de una relación, de ahí procede
la palabra eros que literalmente se traduce como erótico en nuestro idioma.
¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía!
¡Cuánto mejores que el vino tus amores,
Y el olor de tus ungüentos que todas las especias
aromáticas!
CANTARES 4.10
Pensemos en cada una de estas palabras como
una “llama”, entonces tenemos la llama RAYA que es amistad, después tenemos la
llama AHAVA que es el
compromiso y por último tenemos la llama DOD que es la pasión.
4. Cuando el hombre y la mujer se juntan, todas esas “llamas”
se combinan.
Una sola llama que arde, nunca será tan
caliente como las llamas que arden juntas, fuimos creados para que todas estas
llamas ardan como una sola.
En el Libro de Proverbios dice:
"Bebamos mucho Dod hasta
el amanecer. "
lncluso la mujer dice en el Cantar de los
Cantares: "Dejen que él me bese con los besos de su boca porque su Dod es
más delicioso que el vino"
Dod es el elemento físico, lo sexual de una
relación. De ahí procede la palabra griega "eros" que literalmente se
traduce como "erótico" en nuestro idioma.
Y tenemos la llama Rayá, la
llama Ahavá y tenemos
la llama Dod.
Cuando el hombre y la mujer se unen, todas esas llamas se combinan.
Jesús habla acerca de la unión de los seres
humanos. Él usa la frase "una sola carne" para describir ese enlace
entre un hombre y una mujer. Una sola carne es mucho más que un acto físico. Es
emoción, es corazón y es mente. Son experiencias. Es la fusión de almas. Así
que unirse físicamente se convierte en la imagen de una realidad espiritual más profunda.
Él Señor nos enseña que el sexo es, en última instancia, un acto espiritual
y que algo tan hermoso, algo tan poderoso, que fue creado para perdurar siempre.
Como verán, una sola llama que arde nunca
será tan caliente como las llamas que arden juntas.
Fuimos creados para que todas estas llamas
ardan como una sola. Piensen en cuántas maneras tenemos de estropearlo.
Tomemos, como ejemplo, una aventura. Una aventura son dos personas que
comparten la llama Dod,
pero sin ninguna de las otras llamas. Sin la Rayá o
la Ahavá sin amistad,
sin compromiso. Hay Dod, pero no hay"rayá" ni Ahavá. Son dos personas que intentan, con
una llama, la llama Dod, obtener todo el calor de tres llamas
ardiendo juntas.
Con razón la persona se queda vacía e
insatisfecha. Fuimos creados para algo más que eso. Así que la persona que
continúa volviendo a esa llama, una y otra vez, nunca estará satisfecha.
Cuando separas las llamas, pierden su intensidad y se apagan, nunca puede haber
satisfacción. Es como si vivieras fuera de cómo Dios quiere que vivas.
La verdadera sexualidad es inmensa y
misteriosa, tiene un cuerpo pero también un alma y un espíritu y el amor es dos
personas uniéndose y entregándose mutuamente.
Quizá nuestra cultura no tiene idea de cómo
es en verdad la sexualidad. Tal vez nuestro mundo, en cuánto a sexo se refiere,
simplemente no lo entiende. La verdadera sexualidad es inmensa y misteriosa. Te
rodea completamente. Tiene un cuerpo, pero también un alma y un espíritu.
El amor es dos personas uniéndose y entregándose mutuamente para siempre. Y
ahora: que cumplas con la forma en que Dios te creó. Que tengas un gran respeto
por el hecho de que eres un ser espiritual y misterioso y que el amor es,
finalmente, algo profundamente espiritual.
Date cuenta que las tres llamas Rayá, Ahavá y Dod, deben arder juntas para
que descubras que nada podrá apagar el
amor por pareja. Y que descubras... la gran llama.
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amén.
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