Descansando en el Señor – Salmo 37:7 (RVR60)
"Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades."
En un mundo lleno de ruido, prisa y aparentes injusticias, el Salmo 37:7 nos ofrece un llamado divino a la quietud, la paciencia y la confianza en Dios. Este versículo es un bálsamo para el alma que lucha con la ansiedad, la comparación o el desánimo al ver que los malvados parecen prosperar mientras los justos enfrentan dificultades.
1. Guarda Silencio ante Jehová
El primer mandato es claro: "Guarda silencio ante Jehová". En nuestra cultura, el silencio es escaso. Estamos acostumbrados a reaccionar, quejarnos o buscar soluciones inmediatas. Pero Dios nos invita a callar, no como resignación pasiva, sino como acto de humildad y adoración. El silencio ante Él implica:
Reconocer Su soberanía: Él está en control, aunque no entendamos Sus caminos.
Escuchar Su voz: Muchas veces, nuestra agitación nos impide oír Su dirección.
Entregar nuestras preocupaciones: Como dice 1 Pedro 5:7, echando toda ansiedad sobre Él.
2. Espera en Él
La espera activa es una prueba de fe. Esperar en Dios significa:
Confiar en Su tiempo: Sus planes son perfectos (Isaías 55:8-9).
Perseverar sin desmayar: Aún cuando la respuesta tarde, Él no falla (Habacuc 2:3).
Creer en Su justicia: Aunque ahora parezca que los impíos triunfan, su éxito es temporal (Salmo 73:18-20).
3. No te Alteres por el Éxito de los Malvados
Es fácil turbarnos cuando vemos que quienes actúan con maldad logran fama, riqueza o poder. Pero Dios advierte:
Su prosperidad es pasajera: Como hierba, se secarán (Salmo 37:2).
Dios juzgará con equidad: Nuestra lucha no es contra carne ni sangre (Efesios 6:12), y Él dará a cada uno según sus obras.
Nuestra recompensa es eterna: Mientras los tesoros terrenales se corrompen, nuestra herencia en Cristo es incorruptible (1 Pedro 1:4).
Aplicación Práctica
Practica el silencio devocional: Aparta tiempo diario para estar quieto ante Dios, sin pedir, solo adorando.
Renueva tu confianza: Cuando sientas envidia o impaciencia, recuerda las promesas de Dios.
Enfócate en lo eterno: Sirve fielmente, sabiendo que Dios ve tu corazón y recompensa tu integridad.
Oración
Señor Jesús, hoy elijo guardar silencio ante Ti, soltando mis afanes y confiando en Tu perfecto amor. Ayúdame a esperar con paciencia, sin alterarme por lo que ocurre a mi alrededor. Que mi corazón descanse en la verdad de que Tú eres justo y que, al final, Tus propósitos prevalecerán. Enséñame a vivir en Tu paz, recordando que mi esperanza no está en lo temporal, sino en la eternidad contigo. En Tu nombre, amén.
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