PERSEVERANDO EN LA ORACIÓN CON ACCIÓN DE GRACIAS

"Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias." — Colosenses 4:2 (RVR60)

Introducción: Un Llamado a la Perseverancia
En un mundo lleno de distracciones, afanes y desafíos, el apóstol Pablo nos dirige una exhortación clara y poderosa: "Perseverad en la oración". No es una sugerencia, sino un mandato que refleja la importancia vital de la comunión constante con Dios. La oración no es solo un recurso en momentos de crisis, sino el aliento diario del creyente.

La palabra "perseverad" (en griego "proskarteréō") implica dedicación continua, firmeza y resistencia. No se trata de orar solo cuando sentimos ganas o cuando las circunstancias nos obligan, sino de mantener una disciplina espiritual que trasciende nuestros estados de ánimo.

1. Perseverar: Más Allá de lo Circunstancial
Muchos inician su vida de oración con fervor, pero con el tiempo, la rutina, el desánimo o las respuestas aparentemente demoradas pueden hacer que decaiga su fervor. Sin embargo, Jesús enseñó con parábolas (como la del juez injusto y la viuda en Lucas 18) que "es necesario orar siempre y no desmayar" (Lucas 18:1).

La perseverancia en la oración:

Fortalece la fe: Cada momento de oración es un acto de dependencia de Dios.

Transforma el corazón: Alineamos nuestros deseos con los de Dios (Mateo 6:10).

Prepara el camino: Aunque no veamos resultados inmediatos, Dios obra en lo invisible (Daniel 10:12-13).

2. Velar: Oración con Atención y Prudencia
Pablo añade: "velando en ella". Esto habla de alertar espiritual. Jesús reprendió a sus discípulos en Getsemaní: "Velad y orad, para que no entréis en tentación" (Mateo 26:41). Velar implica:

Discernimiento: Reconocer las estrategias del enemigo que buscan distraernos.

Sensibilidad: Percibir las necesidades propias y ajenas para interceder.

Oportunidad: Estar atentos a las puertas que Dios abre para testificar (Colosenses 4:3).

La oración negligente o mecánica pierde profundidad. Velar es mantener el corazón encendido en adoración y súplica.

3. Con Acción de Gracias: La Clave de una Oración Poderosa
El versículo destaca que nuestra perseverancia y vigilancia deben ir acompañadas de "acción de gracias". La gratitud:

Cambia nuestra perspectiva: Aun en pruebas, recordamos las bondades de Dios (1 Tesalonicenses 5:18).

Libera fe: Reconocer lo que Dios ya ha hecho nos anima a confiar en lo que hará.

Derrota la queja: Como Pablo y Silas en la cárcel (Hechos 16:25), alabamos antes de ver la respuesta.

La ingratitud nubla nuestra visión de la provisión divina; la gratitud abre ventanas al cielo.

Aplicación Práctica
Establece un tiempo diario de oración, aunque sean minutos. La constancia genera intimidad.

Lleva un diario de oración: Anota peticiones y respuestas para recordar la fidelidad de Dios.

Combina súplica y alabanza: No solo pidas; agradece por lo dado, lo quitado y lo esperado.

Busca compañeros de oración: La iglesia primitiva perseveraba "unánimes" (Hechos 1:14).

Conclusión: Una Vida en Conexión Divina
Colosenses 4:2 es un llamado a vivir en dependencia radical de Dios. La oración no es un ritual, sino un diálogo con el Padre que nos sostiene. Si hoy sientes que tus oraciones no atraviesan el techo, recuerda: Dios escucha, obra y merece tu confianza. Persevera, vela y da gracias.

Oración
Padre celestial, gracias por el privilegio de acercarnos a ti en oración. Perdónanos por las veces que hemos sido negligentes o desanimados. Ayúdanos a perseverar, a velar con un corazón atento y a cubrir cada petición con acción de gracias. Enséñanos a confiar en tu tiempo perfecto y a reconocer tu mano en cada detalle de nuestra vida. Que nuestra comunión contigo sea el cimiento de todo lo que emprendamos. En el nombre de Jesús, amén.

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