PAZ EN MEDIO DE LA TRIBULACIÓN: LA VICTORIA DE CRISTO EN NOSOTROS

"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." — Juan 16:33 (RVR60)

Introducción: Un mundo de aflicción, una promesa de paz
En un mundo marcado por el dolor, la incertidumbre y el sufrimiento, las palabras de Jesús en Juan 16:33 resuenan como un faro de esperanza. Este versículo no es un simple consuelo, sino una declaración profética y un recordatorio de la soberanía de Cristo. Jesús no niega la realidad del sufrimiento, pero nos invita a encontrar algo más grande: paz en Él y victoria a través de Él.

1. La paz que Jesús ofrece
"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz."

Antes de este versículo, Jesús había estado preparando a sus discípulos para Su partida (Juan 16:16-32). Les habló de persecuciones, tristeza y un mundo que los odiaría (Juan 15:18-20). Sin embargo, en medio de esa advertencia, les dio una clave: la paz no depende de las circunstancias, sino de una persona: Él mismo.

La paz de Cristo no es ausencia de problemas, sino presencia divina. Es una paz:

Fundada en Su Palabra ("estas cosas os he hablado").

Radicada en una relación ("en mí").

Sobrenatural (Juan 14:27: "Mi paz os doy; no como el mundo la da").

Reflexión: ¿Buscas paz en soluciones temporales o en la presencia eterna de Jesús?

2. La realidad inevitable: la aflicción en el mundo
"En el mundo tendréis aflicción."

Jesús no engañó a sus seguidores. Les dijo claramente: el camino de la fe no elimina el sufrimiento. La palabra "aflicción" (en griego thlipsis) significa presión, angustia o tribulación. Esto incluye:

Persecución por la fe (2 Timoteo 3:12).

Dolor por el pecado del mundo (Romanos 8:22).

Luchas personales (enfermedades, pérdidas, etc.).

Pero hay un propósito: las pruebas nos acercan a Dios (Romanos 5:3-5) y nos hacen depender de Él.

Pregunta: ¿Cómo respondes cuando llega la aflicción? ¿Con desesperación o con confianza en Aquel que controla todas las cosas?

3. La exhortación divina: "¡Confiad!"
"Pero confiad..."

En medio del mandato, hay un imperativo lleno de amor: "Confiad" (en griego tharseite), que también se traduce como "tengan valor" o "anímense". Jesús no solo advierte, sino que fortalece.

La confianza cristiana se basa en:

La fidelidad de Dios (Lamentaciones 3:22-23).

El cuidado de Cristo (Mateo 11:28-30).

La obra del Espíritu Santo (Romanos 8:26).

4. La victoria suprema: "Yo he vencido al mundo"
"Yo he vencido al mundo."

Jesús no dice "venceré", sino "he vencido". Es un hecho consumado. Su victoria en la cruz (Colosenses 2:15) garantiza:

Derrota del pecado y la muerte (1 Corintios 15:55-57).

Triumfo sobre el poder del enemigo (1 Juan 4:4).

Seguridad eterna para los creyentes (Juan 10:28-29).

Aplicación: Si Cristo ya venció, nosotros—unidos a Él—somos más que vencedores (Romanos 8:37).

Conclusión: Vivir como vencedores
Juan 16:33 es un llamado a:

Descansar en Su paz (Filipenses 4:6-7).

Esperar aflicciones, pero sin miedo (1 Pedro 4:12-13).

Recordar que la victoria final es nuestra en Cristo (Apocalipsis 21:4).

Oración
Señor Jesús, gracias porque en Ti encuentro paz verdadera, incluso cuando el mundo a mi alrededor parece desmoronarse. Reconozco que las aflicciones son parte de esta vida, pero hoy elijo confiar en Ti. Recuérdame que Tu victoria en la cruz es mi esperanza, mi consuelo y mi fuerza. Ayúdame a caminar cada día como más que vencedor(a), porque Tú has vencido al mundo. En Tu nombre poderoso, amén.

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