EL VALOR DE LA CORRECCIÓN Y LA SABIDURÍA

"El que ama la instrucción ama la sabiduría; mas el que aborrece la reprensión es ignorante." — Proverbios 12:1 (RVR60)

Este versículo de Proverbios presenta una verdad fundamental sobre el carácter y el crecimiento espiritual: nuestra actitud hacia la corrección revela nuestro amor por la sabiduría. En un mundo que a menudo celebra la autosuficiencia y la independencia, Dios nos llama a abrazar la humildad y a recibir con gratitud las oportunidades para crecer, incluso cuando vienen en forma de reprensión.

1. Amar la Instrucción es Amar la Sabiduría
El texto comienza con una afirmación poderosa: "El que ama la instrucción ama la sabiduría". Aquí, instrucción no se refiere meramente a conocimiento académico, sino a la dirección divina, a los consejos piadosos y, a veces, a las correcciones que nos guían por el camino recto. Amar la instrucción es reconocer que no lo sabemos todo y que necesitamos la guía de Dios y de otros.

La Biblia frecuentemente vincula la sabiduría con el temor de Dios (Proverbios 1:7). Por lo tanto, amar la instrucción es una expresión de ese temor reverente, una disposición a someter nuestro entendimiento limitado a la verdad eterna de Dios. Cuando aceptamos consejo, cuando leemos Su Palabra con hambre y cuando recibimos corrección con humildad, demostramos que valoramos la sabiduría celestial más que nuestra propia opinión.

2. El Peligro de Rechazar la Reprensión
La segunda parte del versículo advierte: "mas el que aborrece la reprensión es ignorante". La palabra ignorante aquí no solo implica falta de conocimiento, sino necedad espiritual. Rechazar la corrección es un acto de orgullo que nos estanca en el error y nos aleja del crecimiento.

En la cultura actual, la reprensión a menudo se ve como algo negativo, como un ataque personal. Sin embargo, la Biblia nos enseña que "fieles son las heridas del que ama" (Proverbios 27:6). Dios, en Su amor, nos corrige (Hebreos 12:6), y también usa a otros creyentes para ayudarnos a ver áreas que necesitan cambio. Cuando resistimos esa corrección, no solo demostramos falta de sabiduría, sino que endurecemos nuestro corazón hacia la voz de Dios.

3. Aplicación Práctica: ¿Cómo Recibimos la Corrección?
En la Familia: Los padres corrigen a sus hijos por amor (Proverbios 22:15). ¿Recibimos sus consejos con respeto?

En la Iglesia: Los líderes espirituales a veces deben amonestarnos (1 Tesalonicenses 5:12). ¿Respondemos con humildad o con resentimiento?

En lo Personal: Cuando el Espíritu Santo nos convence de pecado (Juan 16:8), ¿nos arrepentimos rápidamente o justificamos nuestras acciones?

Conclusión: El Camino de los Sabios
Proverbios 12:1 nos desafía a examinar nuestro corazón. ¿Amamos lo suficiente la sabiduría como para aceptar la corrección, aunque duela? La verdadera madurez espiritual no se mide por cuánto sabemos, sino por cuán dispuestos estamos a aprender y a ser moldeados por Dios.

Oración
Padre celestial, gracias por Tu Palabra que nos corrige y nos guía. Perdóname cuando he resistido Tu instrucción por orgullo o terquedad. Ayúdame a amar la sabiduría más que a mi comodidad, a recibir la reprensión con humildad y a crecer en el conocimiento de Ti. Que Tu Espíritu me haga sensible a Tu voz y me dé la gracia para cambiar. En el nombre de Jesús, Amén.

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