SOBRE LA AUTORIDAD

El versículo de Romanos 13:6-7 dice: "Por esta misma razón, también ustedes pagan impuestos. Los gobernantes están al servicio de Dios, y las autoridades las que existen han sido puestas por él. De manera que quien se opone a la autoridad se opone al orden que Dios ha dispuesto, y los que así proceden acarrean condenación sobre sí mismos".

El pasaje de Romanos 13:6-7 nos invita a reflexionar sobre la autoridad y el orden establecido por Dios en el mundo. En un contexto actual donde la política y la gobernanza son temas de discusión y debate, este pasaje nos recuerda que las autoridades que están sobre nosotros han sido puestas por Dios mismo. Aceptar y respetar la autoridad es una forma de honrar a Dios y de vivir en armonía con Su orden.

En ocasiones, puede resultar desafiante someterse a la autoridad, especialmente cuando no estamos de acuerdo con las decisiones o políticas que se implementan. Sin embargo, la Palabra de Dios nos insta a reconocer que, en última instancia, las autoridades gubernamentales y civiles están al servicio de Dios, y que Él las ha establecido para mantener el orden y la justicia en el mundo.

Al reflexionar sobre este pasaje, es importante recordar que nuestra obediencia a la autoridad terrenal es un reflejo de nuestra obediencia a Dios. Al someternos a las leyes y regulaciones, estamos demostrando nuestra confianza en el plan divino y en el propósito que Él tiene para cada aspecto de nuestras vidas, incluyendo nuestra interacción con la autoridad establecida.

En lugar de resistir o desafiar continuamente a la autoridad, podemos buscar maneras de ser luz y influencia positiva en nuestro entorno, incluso a través de las estructuras de gobierno. Orar por aquellos que están en posiciones de autoridad, participar en el proceso democrático de manera responsable y respetuosa, y abogar por la justicia y el bien común son formas prácticas en las que podemos vivir de acuerdo con el mandato bíblico de respetar y someternos a la autoridad establecida.

Oración

Dios de toda autoridad y soberanía, te damos gracias por tu plan perfecto y por el orden que has establecido en el mundo. Reconocemos que todas las autoridades que están sobre nosotros han sido puestas por Ti, y te pedimos sabiduría y discernimiento para vivir en armonía con tu voluntad.

Padre, en momentos en que la autoridad terrenal nos resulta difícil de comprender o aceptar, te pedimos que nos fortalezcas y nos guíes. Ayúdanos a ver más allá de nuestras diferencias y a reconocer tu mano soberana en cada aspecto de nuestras vidas. Permítenos ser portadores de tu amor y paz en medio de cualquier desafío que enfrentemos con respecto a la autoridad.

Te pedimos por aquellos que ocupan cargos de liderazgo y autoridad en nuestra nación y en el mundo entero. Concedeles sabiduría para tomar decisiones justas, compasión para con los necesitados, y valor para defender la verdad y la justicia. Que sus corazones sean sensibles a tu voz, y que busquen siempre el bienestar de aquellos a quienes sirven.

Ayúdanos, Señor, a ser ciudadanos responsables y comprometidos con el bienestar de nuestra sociedad. Permítenos ser luces en medio de la oscuridad, promoviendo la paz, la unidad y la justicia en todo lo que hacemos. Concédenos la gracia de vivir en obediencia a tu Palabra, honrando y respetando la autoridad establecida a nuestro alrededor.

En el nombre de Jesús oramos, amén.

EL PODER DE LA CRUZ

“Me explico: El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios”. 1 Corintios 1:18.

La cruz es un símbolo que ha sido venerado, debatido y malinterpretado a lo largo de los siglos. Para algunos, es un recordatorio doloroso de sufrimiento y muerte, mientras que para otros es un símbolo de esperanza y redención. En 1 Corintios 1:18, el apóstol Pablo escribe estas palabras que nos invitan a reflexionar sobre el significado profundo de la cruz y el poder transformador que tiene en nuestras vidas.

La paradoja de la cruz

La cruz representa una paradoja fundamental en la fe cristiana. A primera vista, es un símbolo de sufrimiento y derrota. La crucifixión era una forma de ejecución reservada para los peores criminales, y ver a Jesús clavado en la cruz debió de ser una escena desgarradora para sus seguidores. Sin embargo, a través de la lente de la fe, la cruz adquiere un significado completamente distinto. En lugar de ser un símbolo de derrota, la cruz se convierte en un símbolo de victoria sobre el pecado y la muerte. A través del sacrificio de Jesús en la cruz, se abre un camino hacia la redención y la vida eterna.

La locura y el poder de la cruz

Pablo nos dice que el mensaje de la cruz es "una locura para los que se pierden". Desde una perspectiva puramente humana, el concepto de un Dios que sufre y muere en una cruz para salvar a la humanidad puede parecer absurdo e incomprensible. Sin embargo, para aquellos que han experimentado la transformación que proviene de la fe en Cristo, la cruz se convierte en "el poder de Dios". Es a través de la paradoja de la cruz, la aparente locura de un Dios que elige morir por su creación, que se revela el poder redentor de Dios.

La cruz en nuestra vida diaria

A menudo, tendemos a separar la cruz de nuestras vidas cotidianas, relegándola a un símbolo que adorna nuestras iglesias o nuestros collares. Sin embargo, el llamado de Cristo es a llevar nuestra cruz diariamente. Esto no significa buscar el sufrimiento, sino estar dispuestos a renunciar a nuestras propias ambiciones y deseos para seguir a Jesús. La cruz nos recuerda que el camino de la fe no es siempre fácil, pero que en medio de nuestros desafíos y sufrimientos, encontramos el poder transformador de Dios.

La cruz es mucho más que un símbolo; es el recordatorio eterno del sacrificio de Jesús y el poder transformador de Dios. Que podamos vivir cada día con la conciencia de la cruz y su significado en nuestras vidas.

Oración 

Dios todopoderoso, en medio de la locura aparente de la cruz, encontramos tu poder transformador. Ayúdanos a comprender más profundamente el significado de la cruz en nuestras vidas, y permítenos experimentar su poder redentor en todo lo que hacemos. Que la locura de la cruz sea para nosotros un recordatorio constante de tu amor insondable y tu gracia infinita. Amén.

EL PODER TRANSFORMADOR DEL AMOR

“No tengan deudas pendientes con nadie a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la Ley”. Romanos 13:8.

El apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, nos instruye sobre el significado y la importancia del amor en nuestras vidas. Este versículo nos recuerda que el amor es un principio fundamental en la vida cristiana, y que su impacto es transformador tanto a nivel personal como comunitario.

El Amor como Cumplimiento de la Ley

Cuando reflexionamos sobre la relación entre el amor y la ley, podemos comprender que el amor no es solo un sentimiento, sino un compromiso activo. El amor genuino nos lleva a respetar, honrar y cuidar a los demás. Cuando amamos a nuestro prójimo, estamos cumpliendo con los principios fundamentales de la ley de Dios. El amor no busca dañar, engañar o perjudicar a otros, sino que busca su bienestar y prosperidad. A través del amor, manifestamos la justicia, la compasión y el respeto que son la base de la ley divina.

El Amor como Estilo de Vida

El amor no es simplemente un mandamiento a cumplir de vez en cuando, sino un estilo de vida que debe impregnar todas nuestras acciones y actitudes. El apóstol Juan nos recuerda en 1 Juan 4:7-8 que "amémonos los unos a los otros, porque el amor es de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor". Como hijos de Dios, somos llamados a reflejar ese amor en todo lo que hacemos. El amor no es un adorno opcional en la vida del creyente, es la característica distintiva que nos identifica como seguidores de Cristo.

El Desafío de Amar Incondicionalmente

Amar a nuestro prójimo incondicionalmente es un desafío que enfrentamos a diario. El perdón, la comprensión y la paciencia son aspectos fundamentales del amor que a menudo se ven desafiados por las circunstancias de la vida. Sin embargo, con la fortaleza que Dios nos brinda, podemos abrazar estos desafíos con fe y determinación. El perdón, en particular, es una expresión tangible del amor que requiere humildad y valentía. Cuando perdonamos a aquellos que nos han herido, estamos liberando el poder del amor para sanar y restaurar relaciones rotas.

Oración

Dios amado, en este día te agradecemos por el don del amor que nos has dado. Ayúdanos a comprender cada vez más el significado profundo del amor que trasciende las palabras y nos lleva a la acción. Permítenos ser canales de tu amor en un mundo que tanto lo necesita. Danos la fortaleza para amar incondicionalmente, perdonar generosamente y vivir de acuerdo con el mandato de amarnos unos a otros como tú nos has amado. Que nuestro amor refleje tu amor, que es perfecto y eterno. En el nombre de Jesús, amén.

JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR.

"Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación". Romanos 10:9-10.

Estos versículos nos recuerdan la importancia de la confesión y la fe en Jesús. Al confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor y creer en nuestro corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, experimentamos la salvación. Esta es una verdad fundamental de nuestra fe, que nos invita a rendirnos a la soberanía de Cristo y a confiar en su obra redentora en la cruz.

Romanos 10:9-10 nos presenta un principio fundamental de la fe cristiana: la confesión y la fe en Jesucristo como Señor y Salvador. Este pasaje nos enseña que la salvación no es solo un asunto de creencia intelectual, sino que implica una entrega total de nuestro ser a Cristo. Comienza con una confesión verbal de que Jesús es el Señor, lo que significa rendir nuestra voluntad a la suya y reconocer su autoridad sobre nuestras vidas. Esta confesión no es solo un acto de palabras, sino un reflejo de la convicción profunda en nuestro corazón de que Jesús es quien dice ser: el Hijo de Dios, el Redentor y el Salvador del mundo.

La segunda parte de estos versículos nos habla de la fe en la resurrección de Jesucristo. La fe no es simplemente un conjunto de creencias abstractas, sino una convicción arraigada en lo más profundo de nuestro ser. Creer en la resurrección de Jesús implica confiar en el poder de Dios para vencer la muerte y para transformar nuestras vidas. Esta fe nos lleva a la justicia, a una relación correcta con Dios, a través de la cual somos justificados y hechos justos delante de Él.

Por lo tanto, estos versículos nos invitan a una fe activa y comprometida, que se manifiesta tanto en nuestras palabras como en nuestras acciones. La confesión de que Jesús es el Señor debe reflejarse en nuestro diario vivir, en cómo tratamos a los demás, en nuestras decisiones y prioridades. Del mismo modo, nuestra fe en la resurrección de Jesús debe impulsarnos a vivir vidas transformadas, llenas de esperanza y confianza en el poder de Dios para obrar en nosotros y a través de nosotros.

Oración

Amado Dios, al acercarnos a Ti en oración, reconocemos la profunda verdad contenida en Romanos 10:9-10. Te agradecemos por el regalo insondable de la salvación a través de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Te pedimos, Señor, que nos des la gracia de una fe sincera y una confesión audaz. Ayúdanos a proclamar con nuestras bocas y a vivir con nuestras vidas la verdad de que Jesús es el Señor sobre todo en nosotros y en nuestro entorno.

Dios misericordioso, te pedimos que fortalezcas nuestra fe en la resurrección de Jesucristo. Que esta convicción transforme nuestras vidas, dándonos esperanza en medio de las dificultades, fe para creer en tus promesas y amor para compartir el evangelio con otros. Permítenos experimentar la plenitud de la salvación que proviene de creer en la resurrección de tu Hijo amado.

Señor, que nuestra fe y confesión no sean simples rituales vacíos. Amén.

EL SACRIFICIO DE CRISTO POR NUESTROS PECADOS.

"Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras". 1 Corintios 15:1, 3-4.

El pasaje de 1 Corintios 15:1, 3-4 nos recuerda la esencia misma del evangelio: la muerte y resurrección de Jesucristo. Pablo, en su carta a los corintios, les recuerda que el evangelio que él les predicó es el mismo que ellos recibieron y en el cual deben perseverar. Este evangelio se centra en el sacrificio de Cristo por nuestros pecados, su sepultura y su gloriosa resurrección al tercer día, todo de acuerdo a las Escrituras.

Al reflexionar sobre este pasaje, somos llamados a recordar la centralidad de la muerte y resurrección de Jesucristo en nuestra fe. La muerte de Cristo en la cruz no solo nos libra del poder del pecado, sino que también nos reconcilia con Dios. Su resurrección nos ofrece esperanza, vida eterna y la promesa de su retorno.

Es fácil perder de vista la profundidad y el significado transformador del evangelio en medio de las demandas diarias de la vida. Sin embargo, este pasaje nos anima a perseverar en la fe, a aferrarnos a la verdad del evangelio y a vivir en respuesta a la gracia que se nos ha dado a través de Cristo.

Oración

Dios todopoderoso, te agradecemos por el regalo incomparable de tu Hijo, Jesucristo. En su muerte y resurrección encontramos la esperanza de la vida eterna y el perdón de nuestros pecados. Ayúdanos a no perder de vista la maravilla de este regalo, a perseverar en la fe y a vivir en respuesta a tu amor redentor.

Que el poder transformador del evangelio se manifieste en nuestras vidas, capacitándonos para amarte más profundamente, servir a los demás con humildad y proclamar la verdad de tu Palabra con valentía. Que nuestras vidas reflejen la realidad de la resurrección de Cristo, trayendo esperanza y luz a un mundo necesitado.

Concede, Señor, que nuestros corazones estén arraigados en la verdad del evangelio, que nuestra fe sea firme y que nuestras vidas sean testimonios vivos de tu gracia redentora. En el nombre de Jesús oramos, amén.

LA GRACIA DE DIOS NOS JUSTIFICA GRATUITAMENTE

"Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús". Romanos 3:23-24.

El pasaje de Romanos 3:23-24 nos recuerda que todos hemos pecado y que, como resultado, nos hemos alejado de la gloria de Dios. Sin embargo, la gracia de Dios es tan abundante que nos justifica gratuitamente a través de la redención que se encuentra en Cristo Jesús.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la naturaleza pecaminosa de la humanidad y la maravillosa gracia de Dios que nos ofrece salvación a través de Cristo.

En nuestra vida diaria, es fácil caer en la trampa de pensar que somos lo suficientemente buenos por nuestros propios méritos. Sin embargo, este pasaje nos recuerda que todos hemos pecado y que nuestra única esperanza radica en la gracia de Dios. La gracia de Dios no se gana, no se merece, simplemente se nos ofrece como un regalo gratuito a través de la fe en Cristo Jesús.

Al meditar en este pasaje, se nos invita a reconocer humildemente nuestra necesidad de redención y a regocijarnos en el regalo de la gracia divina. A través de Cristo, Dios no solo nos perdona, sino que también nos restaura a una relación íntima con Él.

La redención que se ofrece en Cristo Jesús es el testimonio del amor incondicional de Dios por nosotros, a pesar de nuestras faltas.

Oración

Dios amoroso,
Te agradecemos por tu gracia inmerecida que nos justifica a través de la redención en Cristo Jesús. Reconocemos humildemente que todos hemos pecado y que estamos separados de tu gloria. Sin embargo, tu amor incondicional nos ofrece la esperanza de la salvación a través de tu Hijo. Ayúdanos a vivir en constante gratitud por tu gracia y a reflejarla en nuestras vidas diarias. Que nuestra fe en Cristo sea el fundamento de nuestra esperanza y que podamos compartir tu amor y gracia con aquellos que nos rodean. Amén.

Aclaración

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