1 Crónicas 16:34 (RVR60)
"Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque su misericordia es para siempre."
Un Momento Histórico de Alabanza
El contexto de este versículo nos transporta a uno de los días más gloriosos en la historia de Israel: el traslado del arca del pacto a Jerusalén. Después de décadas de incertidumbre, guerras y el arca residiendo en una tienda provisional, por fin llegaba a su lugar de reposo. El rey David, vestido como un simple sacerdote y no con sus vestiduras reales, danzaba delante de Jehová con toda su fuerza. Era una celebración nacional, marcada por sacrificios, música y un cántico de acción de gracias compuesto especialmente para la ocasión.
En medio de esta celebración sin precedentes, se proclama esta verdad eterna: "Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque su misericordia es para siempre." Esta no era una expresión vacía o un simple eslogan religioso. Era la conclusión a la que se llegaba después de recorrer mentalmente la historia del pueblo: la esclavitud en Egipto, la liberación milagrosa, la provisión en el desierto, y la conquista de la tierra prometida. A pesar de sus rebeliones, sus quejas y sus fracasos, la bondad y misericordia de Dios habían sido el hilo conductor de toda su historia.
La Bondad de Jehová: El Fundamento de Nuestra Alabanza
La exhortación a alabar a Jehová no se basa primeramente en lo que Él hace, sino en quién Él es: "él es bueno". La bondad de Dios es su esencia misma. No es que Dios actúe de manera buena ocasionalmente; Él es la bondad en su estado más puro y absoluto. Todo lo que emana de Él—sus decretos, sus caminos, sus correcciones—está teñido de esta bondad inherente.
En un mundo donde la bondad es a menudo condicional, interesada o efímera, la bondad de Dios es un roca inquebrantable. Cuando la enfermedad visita nuestro cuerpo, cuando la inestabilidad financiera golpea nuestra puerta, cuando las relaciones se fracturan, la tentación es cuestionar la bondad de Dios. Sin embargo, el versículo no dice "Alabad a Jehová porque siente bueno" o "porque parece bueno desde vuestra perspectiva limitada". Nos ordena alabarle porque Él es bueno, independientemente de nuestras circunstancias inmediatas. Su bondad es un atributo inmutable, un dato objetivo de la realidad divina que trasciende nuestras emociones fluctuantes.
Su Misericordia es Para Siempre: El Sustento de Nuestra Esperanza
La segunda parte del versículo despliega la dimensión temporal de la bondad de Dios: "su misericordia es para siempre". La palabra hebrea aquí traducida como "misericordia" es hesed, una de las palabras más ricas del Antiguo Testamento. Incluye significados como amor leal, bondad amorosa, fidelidad inquebrantable y gracia pactada. No es una misericordia sentimental, sino una misericordia comprometida, basada en el pacto que Dios ha establecido con su pueblo.
Y esta hesed "es para siempre". No tiene principio ni fin. No está sujeta a nuestro desempeño. No se agota con nuestros fracasos. No se cansa de perdonar. Ayer, hoy y por los siglos, la misericordia de Dios fluye hacia nosotros de manera ininterrumpida. En la cruz del Calvario, encontramos la demostración suprema de esta misericordia eterna. Allí, la bondad de Dios y su misericordia se encontraron, cuando el Justo murió por los injustos para llevarnos a Dios. Cada vez que pecamos y acudimos a Él arrepentidos, no encontramos a un Dios reacio a perdonar, sino al Padre cuyo corazón está inclinado hacia nosotros con una hesed que nunca, nunca se acaba.
Una Respuesta en Toda Circunstancia
La aplicación para nosotros es directa. Si la bondad y misericordia eterna de Dios eran la causa de la alabanza de David en un día de triunfo, también deben ser el fundamento de nuestra alabanza en todos nuestros días.
En los días de gozo: Nuestra alabanza será más que una explosión de emociones; será un reconocimiento agradecido del carácter del Dador de todo don bueno.
En los días de dolor: Nuestra alabanza se convertirá en un acto de fe profunda, aferrándonos a la verdad de que el Dios que permite el dolor es el mismo Dios bueno cuya misericordia nos sostendrá a través de él.
En los días comunes: Nuestra alabanza santificará lo ordinario, recordándonos que cada respiro es un regalo bañado por su misericordia fiel.
Hoy, puedes hacer una pausa y declarar: "Tú, Jehová, eres bueno. Tu misericordia para conmigo, manifestada en Cristo, es eterna". Esta verdad, cuando se medita y se cree, tiene el poder de transformar nuestra ansiedad en paz, nuestra ingratitud en adoración y nuestra desesperanza en una confianza inquebrantable.
Oración
Padre eterno y misericordioso, nos postramos delante de ti con corazones llenos de gratitud. Gracias porque tu Palabra nos recuerda hoy que tú eres esencialmente bueno, y que tu misericordia hacia nosotros, sellada en el nuevo pacto con la sangre de Jesús, no tiene fin.
Perdónanos por las veces que hemos dudado de tu bondad, permitiendo que nuestras circunstancias nublen la verdad inmutable de tu carácter. En los días de abundancia, que nuestra alabanza te glorifique. En los días de escasez, que nuestra fe se aferre a tu hesed, tu amor leal que nunca nos abandonará.
Señor, ayúdanos a vivir en un estado de acción de gracias perpetua, recordando que cada momento de nuestra vida está sustentado por tu misericordia eterna. Que nuestra vida entera, nuestras palabras y acciones, sean una canción continua de alabanza a tu santo nombre.
En el nombre de Jesús, quien nos mostró la profundidad de tu bondad y misericordia, Amén.
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