"En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia." (Efesios 1:7, RVR60)
Introducción: El Poder de la Redención
El apóstol Pablo, al escribir a los efesios, desglosa las bendiciones espirituales que tenemos en Cristo. Entre ellas, destaca dos verdades transformadoras: la redención y el perdón. Estas no son ideas abstractas, sino realidades compradas con la sangre de Jesús. En un mundo donde el pecado deja cicatrices y la culpa oprime, este versículo es un bálsamo de esperanza.
1. Redención: Liberados por Su Sangre
La palabra redención (en griego, apolytrōsis) implica ser rescatados de la esclavitud mediante el pago de un precio. En la antigüedad, se usaba para referirse a la liberación de un prisionero o esclavo.
Nuestra condición sin Cristo: Éramos esclavos del pecado (Juan 8:34), bajo condenación (Romanos 6:23).
El precio de nuestra libertad: No fue oro o plata, sino "la sangre preciosa de Cristo" (1 Pedro 1:18-19).
El resultado: Ya no somos propiedad del mal; somos de Dios (1 Corintios 6:20).
Reflexión: ¿Vives como alguien redimido? La sangre de Jesús rompió tus cadenas; no vuelvas a la esclavitud de temores, vicios o culpas del pasado.
2. Perdón: Borrando Nuestra Deuda
El perdón (aphesis) significa "liberación" o "cancelación de una deuda". La Biblia dice que nuestros pecados nos separaban de Dios (Isaías 59:2), pero Cristo los borró "como niebla" (Isaías 44:22).
La base del perdón: No son nuestras obras, sino "las riquezas de su gracia". Gracia es favor inmerecido.
La profundidad del perdón: "Cuanto está lejos el oriente del occidente, así alejó de nosotros nuestras transgresiones" (Salmo 103:12).
El llamado: Perdonar a otros como Él nos perdonó (Efesios 4:32).
Reflexión: ¿Te aferras a culpas ya perdonadas? ¿O guardas resentimiento? El perdón de Dios es completo; recíbelo y extiéndelo.
3. Las Riquezas de Su Gracia
Pablo no dice "según lo mínimo necesario", sino "según las riquezas". La gracia de Dios es:
Abundante: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Romanos 5:20).
Inagotable: Como el hijo pródigo, siempre hay lugar en la casa del Padre (Lucas 15:20-24).
Transformadora: Nos hace "nueva creación" (2 Corintios 5:17).
Reflexión: ¿Subestimas la gracia de Dios? Él no te ama por lo que haces, sino por quién eres en Cristo.
Conclusión: Vivir a la Luz de Efesios 1:7
Este versículo es un recordatorio de que nuestra identidad está en Cristo: redimidos, perdonados, amados. No importa lo que el enemigo te acuse o lo que hayas hecho; la sangre de Jesús habla mejor cosa (Hebreos 12:24).
Oración
Padre celestial, gracias porque en Cristo tengo redención y perdón. Reconozco que sin Tu gracia, estaría perdido. Hoy recuerdo el precio que Jesús pagó por mí: Su sangre derramada. Lávame de toda culpa, lléname de Tu paz, y ayúdame a vivir como alguien libre, amado y perdonado. Que mi vida refleje las riquezas de Tu gracia. En el nombre de Jesús, amén.
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